Cada noche, el escritor tomaba una botella de whisky y una caja de fósforos. Se sentaba frente a su antigua máquina de escribir y viajaba al pasado con cada trago de alcohol.
Si se encontraba con un bonito recuerdo de su niñez, prendía un cerillo y con él simbolizaba quemarlo.
Recordó su nombre de pila y prendió otro fósforo. Hacía lo mismo con cada recuerdo bueno o malo, grandioso o pequeño, simple o complejo; les prendía fuego a todos.
Sus recuerdos eran como polillas volando en círculos sobre la llama, girando, ardiendo y finalmente desapareciendo en los abismos del olvido.
El borracho sonreía y bebía mientras observaba sus recuerdos arder.
Una madrugada de insomnio y borrachera, halló una matriz en su mente, era el lugar donde se archivaban sus pensamientos, sus talentos, sus recuerdos y sentimientos. Salió al jardín, apiló unos leños para hacer una gran fogata. Viendo arder todo, también en su cabeza el borracho incendió su memoria, lo hizo para limpiar su mente y dejar de atormentarse con su pasado. Se quemó su casa y se quemó su entendimiento.
Fue a parar al Asilo Oscuro, un psiquiátrico, donde le diagnosticaron esquizofrenia. Trataron de ayudarle, pero nada funcionó.
El borracho era un peligro para sí mismo y para los demás, así que lo encerraron en una celda de aislamiento.
El incendio se ha apoderado de su mente, solo piensa en el fuego. No hay nadie que pueda detenerlo, nadie que pueda apagar el fuego que ahora consume lentamente su alma.
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Cuentos del Asylum
HororUna noche a la semana los internos del Dark Asylum se reúnen para contar historias y exorcizar sus miedos. El encargado de estas veladas es un antiguo psicópata y ex-asesino a quien apodan 'Dr. Tequila'.