Algo que aclarar
La pelea actual había iniciado gracias a la impulsividad de Baji, lo cual no era una novedad en lo absoluto, el problema radicaba en que ellos se encontraban en una aplastante desventaja numérica con respecto a sus oponentes. Si bien al principio esto no representó mayor problema y pudieron repartir patadas por todos lados, de buenas a primeras, aquellos comenzaron a jugar sucio.
Veinte minutos más tarde Pah yacía en el suelo mientras su vicecapitán trataba de reanimarlo. El panorama pintaba desolador para los pocos integrantes de ToMan que quedaban en pie. Por supuesto, Baji parecía no cansarse con nada, contrario al caso de Mitsuya, quien ya no veía las horas de que todo terminara y así poder largarse a casa para asegurarse de que sus hermanas se hubieran lavado los dientes antes de dormir. Él ya estaba más que convencido de que no sucedería pronto.
Si tan solo no lo sorprendieran por la espalda cada dos por tres, quizá podría agilizar las cosas...
Fue entonces cuando pareció que alguna fuerza mística se apiadó de él. Y es que, justo cuando un par de chicos de la otra pandilla planeaba atacarlo de la manera más cobarde, Hakkai los derribó sin pensárselo dos veces. Solo hasta ese momento Mitsuya pudo volver a respirar tranquilo, lanzando un último puñetazo al tipo con el que lidiaba de frente.
—Joder, Hakkai. ¿Dónde te habías metido? —cuestionó con su voz agitada. Balanceándose entre el agradecimiento por ayudarlo, y el reclamo por haberse demorado tanto.
—Lo siento, estos imbéciles salen de todas part-¡Carajo!
No pudo terminar de responderle porque otro enemigo iba a lanzarse sobre Mitsuya, aprovechándose de su distracción. Lo único que Hakkai consideró prudente hacer fue jalar a Mitsuya hacia él, aunque, en consecuencia, ambos fueran a dar al suelo de la manera más tonta posible.
Por suerte los hermanos Kawata se encargaron de ese otro chico por el que acabaron en esa situación tan... extraña. Mitsuya podía sentir el peso de Hakkai sobre él, así como el calor que emanaba y su respiración agitada directo en su cuello. Al hacerse consciente de ello, no pudo evitar que su cuerpo se estremeciera. El espacio personal había quedado reducido a nada.
Hakkai se apartó al segundo siguiente, pidiendo disculpas como si acabara de cometer el delito más grave del mundo. Mitsuya lo creyó una completa exageración de su parte, no había sido nada más que un accidente, quedaron en una posición extraña y ya. El momento de la incomodidad debía ser olvidado pronto.
Aunque... ¿Realmente hubo incomodidad de su parte? ¿Qué sintió durante esos escasos segundos en los que estuvieron así de cerca?
Se quedó a medio proceso para ponerse en pie, con la rodilla izquierda tocando el suelo y usando sus brazos para impulsarse de la otra. Genial, ahora necesitaba una respuesta satisfactoria para las dos preguntas o no estaría tranquilo.
Levantó la mirada y se encontró a Hakkai tendiéndole una mano.
—¿Puedes levantarte?
—Sí, sí. Es solo... Olvídalo. —Agitó la cabeza para alejar todos esos pensamientos inusuales que no venían al caso dadas las circunstancias, luego se aferró a su mano y su calidez lo invadió de nuevo como una gran ola—. No de nuevo —murmuró para sí mismo.
—¿Qué pasa? ¿Te duele algo? —Hakkai lo miró preocupado. Al parecer alcanzó a escuchar que dijo algo, aunque no supiera exactamente qué.
—No, nada. Es solo que... —dudó—. Que ahí vienen más de estos idiotas. Hay que darles una lección.
—Muy bien. —Hakkai se colocó delante de él, dándole la espalda y preparándose ante cualquier ataque—. ¿Me permites cuidar de ti, Taka-chan?
Las palabras de su amigo sonaron distintas, acentuadas por la forma en la que se giró a medias solo para preguntárselo. En ese momento, Mitsuya se dio cuenta de que en realidad su imaginación seguía siendo tan o más amplia que cuando era niño. Su mente fue invadida por miles de escenarios completamente ajenos a los de una pelea, como si, en realidad, Hakkai estuviera pidiendo más que su simple autorización para apoyarle en combate.
¿Por qué en un momento así venía a caer en cuenta de que su relación con Hakkai se prestaba para interpretarla de diferentes maneras?
—¡Hey, ustedes dos! —Baji pasó a su lado, seguido por chifuyu, quien le ayudaba a cargar a un tipo corpulento semiinconsciente de la pandilla contraria. Un pobre incauto al que seguramente planeaban desnudar—. ¡Dejen de noviar, carajo! Aquí venimos a patear traseros.
Aunque Baji lo dijera más para bromear que otra cosa, aquellas palabras solo incrementaron las inquietudes de Mitsuya. Definitivamente tenía que aclarar el asunto.
Cuando la pelea terminó (con ellos como ganadores indiscutibles y sus adversarios semidesnudos), se reunieron para verificar que todos estuvieran en una pieza. Golpeados, sí, pero a salvo. Una vez listos partieron en grupo rumbo a sus casas, gastándose bromas y empujándose como si no hubiera sido suficiente con la tanda de puñetazos que llevaban encima.
A Mitsuya le llamó la atención el hecho de que Hakkai se mantenía a una distancia prudente, dialogando con Chifuyu sobre un tema que no pudo escuchar, aunque no tenía que ser adivino para darse cuenta. Ninguno de esos dos era precisamente discreto, ambos lo miraban de reojo y en cuanto los encaraba, devolvían la vista al camino y continuaban con su charla en un volumen mucho más bajo que antes.
Como quiera, Mitsuya no tuvo que esperar demasiado para que la oportunidad de abordar a Hakkai, ya sin la presión de una pelea o la presencia del resto de la pandilla, se presentara. Él sabía que su amigo siempre se empeñaba en acompañarlo hasta la puerta de su hogar, aun si esto significaba separarse de los demás y recorrer solo el camino hasta la casa Shiba.
Abrió la puerta confiando en que, al hacerlo, Hakkai no dudaría en quedarse un rato más por cuenta propia. Por desgracia, en esta ocasión las cosas no se dieron de la forma acostumbrada.
—Nos vemos mañana, Taka-chan.
—¿Qué? —Casi gritó—. ¿No quieres pasar? Me gustaría aclarar algo contigo.
—No puedo. No ahora. —Hakkai sonreía de manera nerviosa al mismo tiempo retrocedía cada vez más—. Se me hace tarde.
Y casi echó a correr sobre la calle humedecida por las gotas de lluvia que comenzaban a caer. Sin embargo, Mitsuya no se dio por vencido. Necesitaba tocar ese tema por incómodo que resultara.
—Oye, Hakkai... —llamó, aclarando su garganta al ver que no lograba hacerlo detenerse. No quería pensar que su amigo en realidad estaba huyendo—. ¡Hakkai!
Ante esto, Hakkai se detuvo por un instante para responderle desde lejos, sin voltearse y con la voz apenada:
—Lo siento, Taka-chan. Tengo que ir ahora o Yuzuha se molestará, le prometí que hoy volvería a casa temprano.
—No nos tomará mucho tiempo. Espera —agregó, estirando el brazo hacia él inconscientemente.
Nada cambió. Aun cuando volvió a insistir un par veces más, Hakkai solo se devolvió para mirarlo y agitar la mano en señal de despedida. Mitsuya tuvo que quedarse con la serie de dudas que le carcomían por dentro, ahí, aferrado al marco de la puerta mientras lo veía alejarse.
Cabía la posibilidad de que solo estuviera malinterpretando su cercanía, pero... ¿Y si no?
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El significado del amor | Mitsukkai Week 2022
FanfictionDe cómo las preguntas de uno, siempre lograban descolocar al otro, aunque nunca dijeran cuáles eran sus verdaderas intenciones.