○|CAPÍTULO 5|○

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Son altas horas de la tarde. Hanamaru alias Zuramaru y el Ángel caído, o mejor conocida como Yohane, o bueno... mi nombre de humana Yoshiko. Las dos sentadas sobre una humilde banca de madera con vista a una pequeña arboleda acompañadas de una amena soledad.

Una modesta separación nos... cabe la redundancia... separaba.

Nuestras miradas se entretenían con nuestros zapatos, como sí fuera algo agradable de ver.

Incómodas por la situación en la que nos hallábamos, misma que provocamos entre las dos.

Tenía que hablar, se nos haría de noche si seguíamos en silencio. Ya no puedo ocultar más mis preocupaciones. Armada de valor fijé mi mirada en ella y abrí la boca.

-¿Quieres empezar?.- Apartó su mirada de sus pies y la guió a mí.

-Voy a iniciar zura.- Dijo acomodándose mejor.

-Kanan me dijo que Dia se encerró en el salón de consejo para llorar cinco minutos, "lamentándose el ser una persona tan despreciable".- Hizo una cita en la última oración.

Al momento que la zaherí lo primero que llegó a mi mente fueron sentimientos placenteros de "Al fin tuve el valor de confrontarla", "ya merecías que te pusieran en tu lugar", etc, etc, etc... No me duró mucho ya que la reacción de Dia me espabiló levemente, no fue hasta que desperté del sueño que hice conciencia de la garrafal decisión que elegí.

-Sabes...- Llamó mi atención para proseguir. Creo que me le quedé mirando sin decir nada diez segundos.- A Dia siempre le ha costado abrirse a las demás... Desde que la conozco ella ha sido así... es probable que le haya afectado mucho lo que dijiste.

Soy un asco... y esto me vuelve a dar la razón.

-De verdad soy un asco de persona jeje.

-No zura, solo cometiste un error.- Tiene un punto, pero...

-¿Recuerdas hace unos días, cuando me insultaste?.- Sé que recuerda, es una pregunta retórica. Se entristeció de golpe al yo terminar de hablar.

-Sí recuerdo, estoy apenada y lo sa...- Lo decía genuinamente arrepentida, pero eso no es negocio hoy.

-Ya sé eso...- La interrumpí.- Ese mismo día que pasó...- Paré repetidas veces buscando las mejores palabras.- Al arribar a mi casa caí...

-¿Caíste?

-Caí a llorar.- No planeaba decirle eso a nadie ya que era muy vergonzoso y denigrante... pero siento que tengo que decírselo.- Estuve cinco minutos llorando en el piso porque me insultaste.- Solté unas risitas.- No soy mejor que Dia... creo que soy incluso peor.- El piso volvió a ser el centro de atención unos momentos.

-Deberías disculparte sabes Yoshiko...¿Yoshiko?.- No le reclamé que me llamase con mi nombre de mortal.

-Soy una hipócrita Zuramaru, no tengo ni siquiera el derecho.. de estar llorando.- Ignoré lo que me dijo para responder otra cosa que no tenía nada que ver. Con unas increibles ganas de llorar, y...

En efecto, me puse a llorar.. nuevamente.

-¡Yoshiko!, no llores.- Alarmada, Zuramaru se acercó a mí solo para verme con la mirada aún en el piso.

-Soy patética, he llorado más esta semana que en toda la obra original.

-¿Zura?

-¡Nada!.- ¡Dios!, casi se me escapa uno de los mayores secretos de la existencia misma... Que gusto da ser un ángel caído.

-Ya no pareces estar triste zura.- Y era cierto, mi estado de humor drásticamente se recuperó al de costumbre...

-Bueno...- Alcé la mirada de nueva cuenta para ver como la dupla del sol y el viento hacían ver a Zuramaru de un modo épico y cinematográfico. Otra razón para tenerle envidia a Ruby.

¿¡You es una NeoNazi!?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora