Respuesta Tardia

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Ella empezó a darse cuenta que conocía aquella sonrisa; de manera súbita lo sabía, basto con vislumbrar su silueta y ver a través de sus ojos, era la misma persona que la visitaba en sueños... tal vez con distinto rostro, vestido con otra ropa pero en definitiva guardaban el mismo brillo en los ojos y sobretodo -Y lo más importante- compartían la misma cálida sonrisa.

Se encontraba tan sorprendida con su absurdo descubrimiento que aún mantenía los ojos fijos en su dirección con la mandíbula ligeramente entreabierta como si no tuviera ningún poder sobre su cuerpo; en el fondo era consciente del ridículo que debía estar haciendo. Por un corto instante todo a su alrededor se detuvo, la gente desapareció, la música se silenció y entonces eran ellos dos en el universo. ¿Podía ser posible?

- ¡Hey! - le gritó su amiga desde el otro extremo de la habitación. Caminó hacia ella algo presurosa, intentando disimular.

- ¿Qué tanto miras?- Dijo algo curiosa.

Se ruborizó. Tomo la mano de su amiga y se alejaron de la barra.

Un minuto después intentando regresar a la fiesta se encontró ante la expresión de susto de su pequeña compañera. ¿Realmente se estaba comportando extraña? Le sonrió. - Pensé que había visto a un conocido- dijo más calmada y más locuaz; tenia que dejarse de absurdas fantasías.

- ¿Eso es todo? ¿No hay algo más que deba saber? -

Negó con la cabeza y se alejó lentamente hacia la mesa en donde estaban el resto de sus amigos. No podía confesar abiertamente sus sueños extraños y pretender que todos la consideren aun una persona cuerda.

Se concentró, la música era agradable, absolutamente todo compaginaba con la decoración del local. Los colores le hacían sentir cierta familiaridad. No había ido muchas veces, pero cada vez que lo hacía realmente lo disfrutaba. Esa noche no iba a ser la excepción, algo en ella se lo decía.

Risas estruendosas, bromas de todo tipo, licor y más licor se acumulaba en su mesa y lejos de entusiasmarla como normalmente lo haría se sentía vacía y fuera de lugar. De pronto aquellas melodías lentas que los habían acompañado hasta aquel instante fueron reemplazadas de manera sutil por sonidos psicodélicos bastante bailables y excitantes, era un buen momento para alejarse y disfrutar por su cuenta.

Se levantó y se dirigió hacia la barra, ¡Necesitaba un trago urgente! Uno preparado especialmente para ella, uno que le ayudara a regresar a la realidad y dejar de pensar en aquel extraño.

Bebió su gin tonic de un solo trago, el recorrido ardiente por su garganta era un buen estimulante ante la locura que tenia previsto hacer. Recorrió lentamente el pasillo buscando con la mirada a su extraño favorito... nada, tampoco era algo fácil de realizar con la poca luz que había. Las luces empezaban a marearla. Tal vez lo más adecuado era que se concentrara en sus pasos que cada vez se hacían más torpes en el resbaloso piso. ¡Como odiaba esos zapatos! Eran tan hermosos pero endemoniadamente difíciles de manejar sobretodo en una situación como esta. Maldijo todo el camino, maldijo a sus zapatos, el maldito piso y a su estúpida mente que seguía intentando localizar aquel muchacho. Jamás había estado tan cerca de rozar el piso con el rostro, cerró los ojos con tanta presión que de por si le causo dolor. estas eran las consecuencias de su mente caóticamente obsesionada.

Pronto un sobresalto invadió su cuerpo, su cara estaba más roja de lo que se atrevería admitir; tan solo agradeció cabizbajo a la persona que la había salvado de su inevitable y vergonzosa caída.

- Parecen demasiado incómodos.- dijo señalando sus zapatos.

- ¿Ah? Es solo que... - sus ojos no podían dar crédito a que su salvador fuese exactamente la persona que la había obligado a actuar tan torpemente. Ahora mismo quería que la tierra se la tragara. - el piso esta algo resbaloso... no suele suceder por lo general.

Entre sueños y pesadillasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora