Antes del amanecer

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Su frecuencia cardíaca había descendido súbitamente. Empezó a sentir el aire gélido ingresar por la ventana, se queda despierta observando su pecho desnudo; como parecía danzar de manera rítmica y muy lentamente. Se queda ahí, acostada visualizando escenas del pasado y a la vez, observando cada detalle de su rostro: la mandíbula bien dibujada, ligeramente entreabierta, sus labios rosáceos, la nariz algo redondeada; sus parpado cerrados que mostraban la belleza de sus pestañas largas y ciertamente risadas. De alguna manera le gustaba la expresión que tenía cuando se dormía, pues era más dulce, más un niño; le gustaba porque parecía ajeno a toda la realidad, a ese mundo destruido del que provenían.

Se acurruca en su pecho que esta tibio y parece el refugio perfecto. Él parece sentir su movimiento pues empieza a parpadear. Besa su hombro como intentando volver hacerlo dormir, se queda así, quieta, intentando grabar su aroma. Se permite creer por un breve instante que todo estará bien.

Juega un poco con su cabello, acaricia sus mejillas; graba también la textura de su piel pálida y hermosa a la vez. Él abre sus ojos de un momento a otro, un poco somnoliento. La mira como quien ha quedado fascinado por algo que acaba de ver, sonríe un poco y aun con los ojos hinchados, para ella es lo más lindo que ha visto. Toma su mano y la entrelaza con la suya, la escena la hace sentir dichosa, su sonrisa la hace sentir plena; él tiene ese tipo de sonrisa que parece capaz de transformar el mundo, de romper barreras, de lograr borrar el pasado. Lo besa en respuesta, en su creciente necesidad de apoderarse de él.

Él ríe en medio del beso como si hubiera algo de peculiar en dicho contacto. Se separa un poco para mirar el rostro de su chica y entonces lo nota, su sonrisa se apaga lentamente al ver sus ojos llorosos. ¿Acaso ha hecho algo mal? Ella lo vuelve a besar como diciéndole que lo único que necesita es eso: la tranquilidad y plenitud de sus caricias.

-          ¿Estás bien?

-          Soy feliz.

Y entonces todo parece estar bien, todo parece funcionar de la manera correcta como debió haber sido desde un principio. Empieza a tararear una canción, una que ella conoce muy bien y la hace reír sin control contra su pecho. Eso parece satisfacerlo, ésta seguro que ha tomado la decisión correcta aunque se haya demorado en hacerlo. El tenerla entre sus brazos lo hace sentir bendecido, afortunado de haber encontrado una mujer como ella. Espera algún día poder retribuirle la misma sensación, aunque sabe que la ha herido tantas veces por lo que no ha sido justamente la maravillosa persona que ella suele describir.  Sin embargo ahora están juntos, volvían a ser uno solo; ya no sería tan estúpido como para dejarla ir o como para arruinar su amor. Ahora estaban juntos y eso lo era todo.

Continúa tarareando la canción con más ahínco, como si se tratase de una canción de cuna hecha especialmente para ella. Acaricia su labio con el dedo pulgar mientras sujeta tiernamente su rostro, luego la besa, un beso lento, del tipo que dejan entre ver todos los sentimientos; un beso memorable, uno que será digno de contar. Se mantienen así unos cuantos minutos, jugueteando, dejando escapar pequeñas risitas; pero pronto sus voces se apagan y vuelven a quedarse dormidos... o eso parece.

Ella ha despertado de nuevo, se queda quieta otra vez y espera silenciosamente a que la respiración de él vuelva a ser lenta y rítmica. No toma mucho tiempo en realidad, su cuerpo se relaja completamente. Vuelve a captar su aroma e intenta capturar la mayor cantidad de detalles de su rostro. No hay duda de que aún lo ama, que los años no han podido borrar el sentimiento pero tampoco le queda duda que es lo que debe hacer.

Se desprende de sus brazos con sumo cuidado, se viste con la mayor discreción que puede. Busca una hoja de papel y anota con su más bonita caligrafía en ella, le toma su tiempo, como dudando un poco. Echa un vistazo por última vez y se asegura nuevamente que es lo correcto. ¿Por qué es lo correcto no? Deja el papel en la mesa del comedor junto a un florero y se despide de esas paredes que ya nunca más la volverán a ver... aunque podría dar marcha atrás. 

No, esto es lo correcto, vuelve a mirar el papel y relee en silencio, tiene que darse prisa, ya está amaneciendo y esto es lo correcto se dice por enésima vez.

"Alguien me dijo una vez que el amor no se acaba, solo cambia de lugar... Supongo que ha llegado el momento en que ambos busquemos en el lugar correcto.

Esta noche sentí a mi corazón paralizarse como antes lo hacía ante tu sola presencia pero este ya no puede ser más mi hogar, en alguna parte de ti también debes sentirlo y lo lamento, te amo no hay duda y sin embargo ya no estamos más hecho a la medida (nunca lo estuvimos en realidad y antes jamás importó).

He perdonado todo, hasta creí que podía volver a intentarlo; pero no puedo basar nuestro amor en caricias, besos y arrumacos; necesité en un momento que me demostraras que serias capaz de luchar y mantenerte constante, ya sabemos el resto de la historia... hace tiempo que hemos tomado caminos distintos, ninguno supo luchar cuando aún estábamos a tiempo. Si volviéramos, solo intentaríamos vivir de los recuerdos y no creo que merezcamos eso. Quiero que alguien te ame hasta que te sientas capaz de volar, sin ataduras, hasta que tú te crees merecedor también de su amor... yo... yo no puedo, mi mente siempre divagará y desconfiará la mayor parte de tiempo; te he perdonado pero eso no significa que no pueda recordar, de alguna manera hay huellas imborrables... no quiero eso para los dos. 

El tiempo cambia a las personas, somos diferentes a los muchachos tontos de hace dos años, y la mujer de ahora sabe que aun te ama, pero sobre todo sabe que ama más al espejismo del hombre que un día fuiste. No puedo destrozarme el corazón de esta manera...

Gracias por todo. Estoy intentando ser honesta y liberarnos. De eso también se trata el amor".


Entre sueños y pesadillasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora