Capítulo 7

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Así que

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Así que... es aquí donde debería paniquearme ¿no?

Aaron me suelta rápidamente del brazo y voltea a ver a mi familia que nos observan como si fuéramos de un espectáculo del circo, Kenia se suelta de mis brazos y corre hasta los de su mamá.

—Buenas tardes, un gusto saludarlos. Vine a ayudar con los niños, me mandaron por ser de los charros—, explica Aaron rápidamente mientras que yo sigo con cara de mensa sin decir nada.

—Buenas tardes, mijo. Me saludas a tu mamá—, le dice mi mamá cordialmente, y también como una manera de correrlo ya del lugar. Aaron capta la indirecta y se va, dejándonos solos.

Me despido de Fernando, que ha vuelto para ver como sigue todo, me explica que nos veremos en la kermés de la noche, la que se va a hacer en la plaza y yo le confirmo que ahí estaremos.

Luego, me subo a la camioneta con mi familia una vez que ya he terminado con mi trabajo, Kenia se la pasa hable y hable todo el rato del juego, de que Aaron y yo no nos poníamos de acuerdo, del niño que la empujo y también dice que me quiere mucho aunque este bien mensa.

Sí, esa niña definitivamente es hija de Daniela.

Cuando llegamos a la casa tampoco he dicho mucho más, me molesta tener esa vibra incómoda con mi papá, siendo que siempre nos hemos llevado también y ahora solo por culpa de ese idiota nuestra relación se siente extraña.

—Apá— lo llamo cuando estamos solos—, yo no sabía que ahí iba a estar él. Era en serio que me voy a mantener alejada de esa familia, no crea que no.

—Eso espero mija, yo confío en ti, pero no en ellos. Ya nos han quitado suficiente.

Asiento, acomodándome las trenzas que me hizo mi hermana esa mañana, y juntos entramos a la casa.

—Alanna, mija ven ayúdame a picar verdura, van a venir tus tías a comer, y vamos a tener la casa llena, córrele mija.

¿Mis tías? ¿A qué van a venir?

A ver, no me malentiendan. Amo a mis tías, pero a veces pueden ser demasiado.

Mi apá es el único hijo varón de su familia, y además es el mayor, así que no hubo dudas cuando mi abuelo falleció y le dejó todo a él, el rancho, las tierras, los animales... claro que hubo desacuerdos con mis tías, pero no pudieron decir mucho contra el testamento, de cualquier manera ellas no odian a mi papá, si casi fue un padre para todas ellas y desamparadas nunca las ha dejado.

A mí me gusta verlas, una vez al mes es suficiente, creo.

—Córrale mija, también va a venir el Alejandro así que no me pongas esa cara.

Sonrió a lo que me dice, Alejandro es el hijo de mi tía Luisa, puede que sea mi primo favorito y además, es el dueño del granero. Sí, ese granero.

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