CAMPEONES

Momentos en el tiempo

La recepción tuvo lugar en el valle favorito de Fleur, al otro lado del pabellón. No tenía dudas de que sus padres lo habían elegido precisamente por eso, y estaba muy contenta. Era su lugar favorito para jugar cuando era niña y, a medida que crecía, solía venir aquí para escapar y encontrar la paz.

Los viejos robles que lo rodeaban estaban decorados con serpentinas de colores, y ella juró que vio un hada o dos revoloteando entre las ramas, lo que significaba que sería todo un espectáculo al caer la noche. Una mesa de buffet estaba en un extremo, repleta de bocadillos y refrescos, y una pista de baile portátil dominaba el otro. En medio había numerosas mesas, todas cubiertas con finos manteles blancos.

Habiendo finalmente escapado de los encuentros requeridos con los invitados más prominentes, incluido el propio Ministro de Magia francés, Fleur ahora escuchaba a Hermione parlotear sobre su anillo de bodas. A diferencia de las bodas muggles, los novios no compraban ni intercambiaban los anillos; en cambio, fueron convocados por la magia de unión. El suyo era un delicado anillo de platino rematado con un discreto diamante de buen gusto, y en ese momento le estaba dando ataques a la chica.

"¡Pero eso es imposible!" ella estalló "¡La Tercera Ley de Gamp establece claramente que no puedes conjurar metales preciosos o gemas!"

Sus padres estaban a ambos lados de ella y parecían muy divertidos por su reacción. Dada la cantidad de preguntas que ellos mismos habían hecho sobre la ceremonia, era obvio de dónde había llegado su personalidad. Esto divirtió a Fleur sin fin.

"Es uno de los mayores misterios de la magia, 'ermione", le dijo pacientemente. "Hay muchas teorías, pero nunca se ha explicado".

"Tal vez no están conjurados", intervino Neville inesperadamente desde algún lugar detrás de ella, sobresaltándola y haciéndola saltar. "Podrían ser translocados desde algún lugar o algo".

Fleur le dedicó una sonrisa cuando pasó y se encogió de hombros sin comprometerse. Como era de esperar, Hermione se aferró a la teoría y se lanzó a una discusión muy técnica con él mientras tomaba posición a su lado. Aunque probablemente no entendió ni la mitad, lo soportó pacientemente; claramente amaba a la chica.

Sin embargo, pronto los desconectó. Harry se había ido a buscar bebidas hace algún tiempo y aún no había regresado, y ella estaba empezando a preocuparse. Aunque él no había pronunciado una sola palabra de queja, ella era muy consciente de que las dos primeras horas de la recepción habían sido extremadamente difíciles para él; odiaba la atención de cualquier tipo, y en esta ocasión la estaba recibiendo a raudales.

Pero mientras escaneaba a la multitud, su atención fue captada por otra persona.

Ginny Weasley se sentó hoscamente en una mesa cercana, lanzándole una mirada oscura. Esta no era la primera vez que lo notaba; la chica lo había estado haciendo desde la ceremonia. No tenía idea de lo que podría haber hecho para merecerlo, pero Ginny claramente estaba enojada con ella por alguna razón.

"¿Por qué me mira así?" se preguntó, interrumpiendo la conversación.

"¿Quién?" Hermione frunció el ceño. Luego siguió la mirada de Fleur y gimió. "Oh chico," ella suspiró.

Fleur se alejó de la pelirroja obviamente enojada y le dio a Hermione toda su atención. "¿Hice algo para ofenderla?" preguntó sin rodeos.

"Sí", resopló Neville. "Te casaste con Harry".

Fleur parpadeó desconcertada.

"Uh oh," se rió entre dientes el padre de Hermione. "¡Creo que alguien está un poco enamorado!"

Su esposa y su hija lo golpearon suavemente en ambos brazos en un silencioso reproche por el comentario, pero luego Hermione lo confirmó. "Tiene razón," ella asintió, lanzándole una oscura mirada divertida. "Creció con historias sobre él y juró que algún día se casaría con él".