CAMPEONES

Vamos juntos

El éxodo de Draco Malfoy de Hogwarts fue todo lo que se pudo hablar durante la semana. El idiota había estado dominando a todos en el castillo durante cuatro años seguidos, y ahora se había ido de repente. Y aún mejor, todo se debía a su propia estupidez.

¿Quién más habría tenido la inmensa arrogancia requerida para hacer una carrera letal hacia alguien allí mismo en el Gran Comedor frente a todos?

Y luego, agregando combustible al fuego, estaba el intento fallido de Albus Dumbledore de mantener el asunto fuera de la arena legal. Una cosa era excusar una pelea menor en el patio de la escuela, ¿pero un intento de asesinato literal? Los estudiantes de repente estaban viendo al Director bajo una luz muy diferente.

Entre Snape y Malfoy, se quedaron preguntándose si a su estimado director alguna vez le había importado lo más mínimo el bienestar de los niños inocentes de los que era responsable.

Era probable que sus sentimientos volaran de regreso a sus padres unidos a un verdadero parlamento de búhos, y en lo que a Fleur se refería, eso solo podía ayudar. Muchos de los estudiantes tenían familiares que estaban en el Wizengamot. Algunos incluso tenían padres que estaban involucrados. Cada pequeño golpe a la reputación de Dumbledore entre los miembros fortalecía su capacidad para tratar con él cuando llegaba el momento.

Y luego se informó sobre la condena sorprendentemente rápida de Malfoy, y ese se convirtió en el tema elegido para la semana siguiente.

A diferencia de su padre, Draco no recibió cadena perpetua en Azkaban, pero recibió una sentencia de diez años. La diferencia se debió a su edad y al hecho de que no lanzó con éxito un Imperdonable. Por supuesto, por lo que Fleur sabía de Azkaban, sería muy afortunado de sobrevivir, y mucho menos con su cordura intacta.

El Wizengamot británico, como Madam Bones, aparentemente no quería que ese tipo de persona anduviera suelta en la sociedad. ¿Quien sabe?

Y una vez más Albus Dumbledore logró pegarse un tiro en el pie, como dirían los muggles. Específicamente, eligió actuar como abogado defensor del joven Malfoy y fracasó miserablemente. Draco Malfoy fue condenado por sus propias palabras; toda una vida de arrogancia aprendida en las rodillas de su padre lo llevó a creer que su dinero lo sacaría de cualquier cosa, dinero que no parecía darse cuenta de que ya no tenía, y por lo tanto, no vio ningún problema en admitir sus intenciones. , plena y abiertamente.

La defensa de Dumbledore se hundió antes de que pudiera comenzar, y se quedó con nada más que un huevo en la cara.

El Profeta se deleitó mucho en frotarse la nariz en el transcurso de la semana. Esto fue, nuevamente, todo para bien: si el público pensaba que Dumbledore estaba perdiendo el control, entonces cualquiera que continuara apoyándolo sería visto de la misma manera. Todavía no estaban allí, Dumbledore tenía muchos seguidores casi fanáticos a los que tendrían que convencer, pero todo ayudó.

El anciano comenzó a mirar a los Potter en cada oportunidad disponible, pero como antes, simplemente lo ignoraron.

Pero mientras todo esto sucedía entre el contingente de Hogwarts, Harry estaba cada vez más inquieto por la falta de noticias sobre el juicio de su padrino. Fleur podía entender esto; el hombre era completamente inocente de los crímenes de los que se le acusaba, y le habían dado al Ministro una manera fácil de salvar las apariencias cuando lo corrigió. Ambos comenzaban a preguntarse si la aparente sinceridad del Ministro había sido demasiado buena para ser verdad.

Afortunadamente para todos los involucrados, sus temores se disiparon con el último número del Diario El Profeta. Fleur también sintió la mano de su padre en el anuncio, ya que le dio otro golpe no tan velado a Dumbledore: