Capítulo 38

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— Vaya, hoy sí que está algo densa la niebla, en días así son los que los conductores debemos tener mayor precaución de la requerida.

La chica miró a su padre y luego a la ventana frontal del vehículo observando con dificultad el camino el cual tenia apariencia de estar siendo consumido por la niebla. Ella sentía su vista cansada así que prefirió cerrar los ojos en lo que llegaba al colegio.

— ___, hija, ¿Ocurre algo? —miro de reojo a la chica quien estaba sentada en el asiento de copiloto— desde que te levantaste no ha hablado mucho. No me digas que estás enferma y no me has dicho.

La menor solo sonrió con algo de ternura y gracia, ella solía mentir cuando se enfermaba con tal de asistir a sus clases.

— Pa', yo ya no hago eso, daría lo que fuese con tal de faltar a clases —reía mientras se encogia de hombros—. Solo es el cansancio, no pasé una buena noche que digamos.

Su padre solo hizo una mueca sin apartar la mirada del camino.

— Estás a tiempo de faltar —canturreó.

La chica rió mientras negaba con la cabeza. Cerró los ojos nuevamente a la vez que abrazaba su mochila, adormeciendose al sentir el fresco aire que le proporcionaba el aire acondicionado del vehículo.

El chico de cabellos morados jugueteaba con un lapicero, golpeándolo impaciente hacia su asiento. No podía mantener su mente tranquila y menos cuando se trataba de ____, había algo en ella que acaparaba su atención pero, no lograba deducir qué era ese algo. Constantemente le observaba, ya fuera en los pasillos o, si tenía la oportunidad, fuera de su salón de clases.

— Aún no ha llegado —hacía tiempo fuera del instituto, dentro de una tienda cercana a el mientras tomaba una bebida gaseosa, viendo por la ventana que daba directo hacia la calle. De pronto, la campanilla anunciando la entrada de más clientes se hizo de sonar, alertando al joven pelimorado; un chico moreno de cabellos turquesas había entrado seguido de una chica rubia quien trataba de seguirle el pasó, viéndose preocupada.

— Hey, Bon, se ve que no has descansado nada bien, ¿Estás seguro de qué no quieres regresar a casa? Yo puedo tratar de hacerte llegar los apuntes —su contrario solo hizo una mueca con la boca, emitiendo un sonido de disgusto—... No te puedo permitir estar así todo el día, eres a quien más le ha afectado la noticia de Meg deberías tratar de estar tranquilo.

Owwyn, quien parecía no interesarle aquella conversación de la cuál él era completamente ajena, volteó a ver en dirección a la calle notando al fin que ____, quien estaba esperando impaciente mente, recién había llegado en el carro de su padre, notando como se despedía con un gran cariño de él.

— No lo sé Joy, solo quiero distraerme lo suficiente para no sentirme de esta manera —tomó una bolsa de papas fritas y miró a la rubia—, además, estaba pensando en ir al hospital a ver a Meg después de clases.

— Lo siento, no creo que pueda acompañarte hoy, tengo un compromiso con mi familia y ya sabés cómo se comportan cuando alguno de nosotros le desobedecemos —rascó su nuca mirándole apenada.

—Consideraba... Decirle a ____ sobre lo ocurrido con Meg —Joy sintió esas palabras como si un balde de agua fría le cayera desde arriba. Frunció ligeramente el entrecejo y le tomó de la mano pensando muy bien lo que tendría que decirle para alejar aquella ocurrencia del chico. Tras oír aquel nombre, Owwyn permaneció atento a la plática que el par tenía mientras que a lo lejos veía como la chica estaba ya por entrar al instituto.

— Sabes que no es buena idea eso, nosotros ni siquiera le interesamos, recuerda que ella solo nos usaba como una especie de escudo humano —Bon tragó saliva, creía real aquellas palabras, tratando de recordar las veces que ___ alguna vez intentó encubrirse con su ayuda y como él mismo se lo permitía—, es mejor que la mantengamos lo más lejos posible de Meg, así evitamos disgustos e incomodidades.

Tomó la bolsa de frituras de entre las manos del moreno, para pagarlas y devolviendoselas para dar un par de palmadas tratando de calmar a su amigo.

—Supongo que tienes razón.

Con disimulo observó al par de jóvenes quienes hablaban detrás suyo. Tenía una gran idea para acercarse aun más a ___ o más bien, para que ella misma se acercase a él, claro, sabía que le costaría mucho si falla en eso pero, la tendría cerca si todo sale a favor suyo.

Tenía que ser cuidadoso, de no ser descubierto antes de nada y de saber jugar bien todas sus cartas, por lo pronto, sabía muy bien quienes eran aquella pareja de jóvenes pero desconocía el motivo cuál querían a ____ lejos de sus vidas. Mordió la parte trasera de su dedo, aplastando con su otra mano la botella ya vacía, observando cómo la pareja salían de la tienda alejándose hasta perderse de su vista al ingresar al colegio.

Rió casi inaudible.
Salió de la tienda con una sonrisa de oreja a oreja, lanzando su lapicero al aire para luego recibirlo con la misma mano, repitiendo está acción múltiples veces.



Al iniciar el receso, _____ permaneció en su salón, sin saber en que dirección salir o tan siquiera cuestionandose »¿A dónde saldría?« siendo el caso que no tenía hambre pues había desayunado en casa y no tendría sentido salir ya que tras las últimas palabras de su ex amiga asiática no se sentía para nada cómoda para saludar y hablar a lo que le restaban de sus amigos.
Hundió su rostro entre sus brazos, estar en la escuela se le convertía poco a poco en un lugar menos agradable, al menos podría descansar... O eso es lo que ella creía.

—Hola. ¿Quisieras hablar un rato?

Miró al azabache a un lado suyo, quien estaba inclinado hacia ella. Lo observó unos instantes hasta encogerse de hombros y hacer una seña para que se sentará en el asiento delante de ella, dando por entendido que no le molestaba en absoluto compartir un momento con el chico.

—Asi que... ¿Cómo estás?

—No tienes nada de que hablar, ¿me equivoco? —miró al azabache con aburrimiento, quien solo se encogió de hombros sonriendo algo nervioso— estoy bien, Fred, solo estoy cansada.

—Sí, eso me queda en claro. Tienes una cara de zombie desde que entraste al salón, ¡de verdad! Te ves fatal!

La chica le miró fingiendo sentirse ofendida, por lo que Fred rió.

—Bueno, no diré que no te ves cansada pero, tampoco puedo decir que eso te hace ver fatal, si es que me explico.

— Ya.

—¡Hey! Hablo en serio, no me molesta ni incómoda verte así, digo... ¿Cada cuánto alguien puede ver la naturaleza de una persona sin necesidad de estar casado y con hijos?

—Ni siquiera comprendo de qué tratas de hablar, bobo —sonrió cubriendo su frente con su mano, la situación le daba tanta pena.

—Solo trataba de decirte que te ves linda aún así.

Se estiró en su asiento mirando hacia otro lado, fingiendo no haber dicho nada relevante, daba unas cuantas miradas fugaces hacia la chica hasta percatarse que ella estaba en silencio evitando la mirada del azabache, ella estaba avergonzada.

—¿Hola?

— Hola, bobo.

Sus miradas se encontraron y Fred sonrió.

—¿Nerviosa?

Un silencio largo entre ambos se hizo presente, al cabo unos cuantos segundos la chica pudo romperlo.

—Sí.

—Ya te acostumbrarás de nuevo a mí, tranquila.

—¡Oh, no!, creeme que eso es lo peor que pueda ocurrir, no, no, no —burló.

El chico sacó la lengua frunciendo ligeramente el entrecejo haciendo reír a la chica.


A lo lejos, alguien logró visualizar a ambos jóvenes disfrutando su charla. No podía oír lo que ellos hablaban pero, el verlos disfrutar su compañía, hablar tan animados y de una manera sana, le molestaba; apretó los puños enterrando ligeramente sus uñas en las palmas de sus manos.

—No crean que lo tendrán tan fácil.

Con paso apresurado se alejó de aquel lugar.















¿Se puede cambiar? (Fred x TN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora