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Despertó con alegría, feliz de que el día anterior no fue un sueño lejano, era su nueva realidad.
Cuarto y penúltimo día libre, claro que debía aprovecharlo al máximo acompañado de su nueva y primer pareja.

Esta vez, el zorro había organizado la cita, irían a un arcade lleno de videojuegos y otras cosas, y al erizo no le desagrado para nada la idea.

Salió de su casa con prisa, se le había hecho un poco tarde por estar fantaseando.
Y muy imprevistamente se encontró a su mejor amigo en el camino.

—¡Tails! ¿A donde vas con tanta prisa? —dijo Sonic mientras Amy le llenaba el rostro de besos.

—¡Ah! No es nada, solo quiero llegar al arcade temprano antes de que se llene de gente, ya sabes como es ese lugar —su nerviosismo lo hacía balbucear un poco.

—Hmm, en parte tienes razón... Pero te noto algo extraño, ¿estas bien?

—Sonic tiene razón, te notas raro —finalmente Amy se unió a la conversación.

—Ay chicos no se de que hablan, —las excusas se le estaban acabando —estoy como siempre, solo se me hizo tarde para llegar, de verdad. —Quería escapar lo antes posible, tenia el presentimiento de que Shadow ya había llegado.

—... Bueno, te dejaremos ir, pero sabes que si necesitas algo, cuenta con nosotros —se despidió la erizo de espinas rosas.

Sentía que su corazón explotaria de los nervios y la presión, incluso le llegó a doler el estomago de tantas sensaciones en un momento.
Pero se decidió a olvidar eso rápidamente y continuaba corriendo.

Cuando finalmente había llegado, vio a su nuevo amor en la entrada, recargado sobre el vidrio y distraído viendo hacia otro lado.

—¡Ay perdón por tardar tanto! —Estaba muy cansado, así que trataba de recuperar el aliento.

—No no, no te preocupes, no me hiciste esperar más de media hora, fueron unos pocos minutos, tu tranquilo. —Le dio unas palmadas en la cabeza al zorro y luego lo tomó del mentón para darle un beso, así Tails se sintió mejor con él mismo.

Entraron al local, habían tantas cosas que Shadow no podía concentrarse en una sola cosa, no sabia por donde iniciar y de verdad se estaba emocionando, se sentía como niño en dulceria, pero quería calmarse, no le gustaba que lo vieran tan animado.

—Entonces dime, ¿por donde te gustaría empezar? —Dijo Tails muy seguro de si mismo, como si estuviera seguro que derrotaria a su novio en cualquier juego y luego lo compensaria con un mar de besos.

—Tal vez un hockey de mesa sea un buen comienzo —le devolvio la mirada y sonrisa de seguridad, ambos habían aceptado el reto.

El juego comenzó de una forma tranquila y pacífica, ambos se estaban coqueteando al otro lado de la mesa y se divertían demasiado, hasta que Shadow anotó del lado de Tails y el zorro comenzó a tomárselo un poco más enserio, así que anotó del lado del erizo.
Ahora si estaban en competencia.
Tiro tras tiro, anotación tras anotación, ambos totalmente decididos a ganar de una vez por todas pero la partida estaba bastante reñida.
Hasta que el tiempo se acabó y cuando vieron el marcador, habían quedado empatados, ambos soltaron carcajadas y se abrazaron.

Entraron a la cabina de un juego de zombies, esta vez debían hacer equipo para poder llegar lo más lejos que pudieran.
Disparo tras disparo, tratando de tener la mejor puntería posible, hasta que llegaron con el jefe de esa zona y por más que dispararon, parece que fue inútil.
Se decepcionaron un poco hasta que un screamer apareció en la pantalla, el zorro se abrazó rápidamente de su pareja y el erizo disparó algunas de sus espinas, pero después del susto ambos rieron.

Continuaron jugando en equipo, enfrentandose entre ellos y en solitario, estaban pasando un muy buen rato.
Tails no dejaba de mirar la tienda de recuerdos, pero no porque le haya gustado algo, esta vez él quería regalarle algo a Shadow, pero quería escoger el regalo con mucho cuidado.

Se encontraron con una máquina de baile, sinceramente ninguno de los dos estaba interesado, aunque tenían sus dudas.

—¿Quieres jugar un poco? —Dijeron a la par y comenzaron a reír.

—Ahg, se me da pésimo esto, pero por ti claro que lo intentaría. —Dijo el erizo con vergüenza.

—No te preocupes, me pasa igual y siempre quedo en ridículo. —Rió el zorro. —Pero tener una nueva experiencia contigo sería emocionante. —Le extendió la mano y el de mayor altura aceptó.

Eligieron la canción más fácil posible, cuando comenzó a sonar la canción elegida empezaron a reír con nerviosismo, Tails jugaba con sus manos y Shadow solo rascaba su nuca.

Con toda la torpeza del mundo, comenzaron a pisar en los respectivos cuadros, pero sin dejar de reír y hacer chistes entre ambos.
La gente empezó a juntarse al rededor de ellos, riendo también y dejándose llevar por la buena vibra de la pareja, incluso dándoles ánimos.

Se equivocaba en varios pasos pero comenzaron a tomarle el ritmo y disfrutarlo más, incluso Shadow tomó de la mano a su novio para que se sintiera aun más en confianza, se estaban divirtiendo demasiado con todo y los errores.
Finalmente la canción terminó y la gente que se había juntado les aplaudió, con todo y su muy mala calificación que les dio la maquina.

Después fueron a otra área del local, donde vendían comida rápida y algunos dulces, estaban pensando que comprarse para comer, viendo los alimentos muy detenidamente.

—¿Que te parece esa basura que come tu amigo? —Shadow señaló unos chillidogs.

—Dice Sonic que lo más importante es que los preparen con amor, y como nosotros todo el día la hemos pasado derrochando amor, creo que estarían perfectos. —Le dio un beso en la mejilla, esperaba que con eso convenciera lo suficiente al erizo.

Tails lo comía con completa normalidad de tan acostumbrado que ya estaba, mientras que Shadow examinaba milímetro por milímetro, aun dudaba demasiado, pero no se negaría de una mala manera como en alguna otra ocasión con alguien de su equipo.
Dio la primer mordida y continuaba analizando su sabor, pensó unos segundos y finalmente habló.

—Bueno, no está tan mal. —Todo esto mientras Tails lo miraba con suma atención y sonrió al darle su aprobación.

Luego, regresaron a los videojuegos, se enfrentaba uno contra el otro en algunas partidas de Street Fighter, luego Shadow se entretenía en los juegos de disparos y Tails en juegos más clásicos como Pac-Man.

Hasta que se dieron cuenta de que ya estaba anocheciendo y debían irse.
Solo que Tails aun no le había comprado su regalo, por lo que se desapareció un momento de la vista de su novio.

Aun algo indeciso y con inseguridad, compró un adorable peluche con la forma de una taza de café.
Shadow estaba buscándolo por todos lados, hasta que se toparon uno con el otro por sorpresa.

—Pequeño, ¿donde te habías metido? Estaba comenzando a preocuparme. —Dijo algo serio.

—Si perdón, fue mi culpa. —Rascó su nuca con vergüenza. —Pero era urgente ir por este regalito especial para ti. —Le extendió el peluche.

El erizo se quedó maravillado, no sabia de que forma reaccionar o que hacer, así que se abalanzó hacia el zorro y le susurro un "gracias". Tails lo abrazó de vuelta y se hundió en su hipnotizante aroma que tanto le encantaba.

Hasta la raíz [Shadails]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora