Capítulo 23

192 18 0
                                    

Cheryl despertó aturdida, vio que estaba en una cama que no era la suya, miró a su alrededor, reconoció la habitación como la de Nicolas, había estado allí la noche anterior con Verónica y algunos amigos. ¿Qué hacía allí? Pequeños fragmentos comenzaron a venirle a la mente, ella mareada, Nicolas llevándola allí y, lo último, que recordaba era un breve fragmento de Nicolas comenzando a desvestirse

-¡No! -dijo Cheryl en un grito sordo mientras comenzaba a llorar

-¡Cheryl! -Verónica salió de la habitación de al lado y corrió a su lado

-Él me... él me... -Cheryl ni siquiera era capaz de decirlo en voz alta, se encogió abrazándose a sí misma

-No, tranquila, no ha pasado nada, conseguimos detenerlo y se ha llevado su merecido -le aseguró Verónica

Entraron las Pussycats junto a Archie y Betty, Cheryl se sentía estúpida, pero se alegraba de tener gente cerca, no quería estar sola, no podía dejar de llorar y sentía como todo su cuerpo temblaba

-¿Dónde está ese malnacido? -preguntó Archie queriendo partirle la cara

-Cuando pudo levantarse se marchó, aunque estará adolorido bastante tiempo -le aseguró Josie, la líder de las Pussycats

-Tranquilo Archie, no tienes que hacerte el héroe -le dijo Cheryl, después miró con agradecimiento a las chicas-. Al parecer ellas ya le dieron su merecido, aunque quiero denunciarlo, quiero que ese malnacido sufra y se vaya al infierno

-En realidad... -comentó Verónica que seguía sujetando la mano de Cheryl-, no hemos sido nosotras, cuando llegamos Toni ya se había hecho cargo de él

-¿Toni? -preguntaron a la vez extrañados Cheryl y Archie

-¿Qué hacía ella aquí? -preguntó con desconfianza Archie-. Los serpientes tienen prohibido estar aquí

-¡No seas injusto! Toni es nuestra amiga -le recordó Betty

-¿Te recuerdo que nuestro último encuentro con los serpientes no fue nada bien? -dijo Archie señalandose la cara que aún tenía los estragos de la pelea de la otra noche

-Y yo te recuerdo que Toni no estaba en la pelea -comentó Verónica

-¿Podéis dejarme sola? -pidió Cheryl interrumpiendo la discusión que estaban teniendo

-Cheryl... -Verónica la miraba sin estar segura

-Solo quiero estar unos instantes a solas, después me levantaré e iré a la policía -le aseguró Cheryl

Verónica miró a su alrededor, aún recordaba la última vez que Cheryl había llegado a su límite y habían tenido que sacarla del río, temía que la joven volviera a atentar contra su vida

-¿Me podrías dejar tu móvil? -pidió Cheryl-. No tengo el mio encima

-Claro -dijo Verónica aliviada de que solo quisiera intimidad para hablar, por un momento se preguntó a quién llamaría, dudaba que fuera a su madre, de repente, la imagen de Toni besando con ternura la frente de Cheryl se le vino a la mente, y supo a quién llamaría.

Cheryl esperó a estar sola en la habitación y buscó en los contactos a la persona que deseaba encontrar, estuvo tentada de leer los mensajes de Verónica para cotillear un poco a ver si se enteraba de algo interesante, pero después de lo bien que se había portado, lo descartó. Miró el nombre de Toni reflejado en la pantalla y pulsó el botón de llamada. Se sorprendió cuando la llamada fue respondida al primer tono

-¿Roni? ¿Se ha despertado? ¿Cómo está? -preguntó Toni

Cheryl se sorprendió al escuchar el tono de preocupación de la otra chica, sonrió al sentirse halagada por la atención que le brindaba, no se dio cuenta de que había estado pensando demasiado y no había contestado hasta que Toni volvió a hablar:

La maldición de ThornhillDonde viven las historias. Descúbrelo ahora