Sueños eroticos

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Los dias iban pasando, desde la primera vez que habia visto a mi hombre. Y aunque sentía cubierta mi vida sexual, sabía que no se compararía jamás si estuviera con alguien de verdad.
Ya casi no salía, no frecuentaba mas a mis amigos, y mi jardín seguía creciendo, pues todas las tardes antes de irme a trabajar, podia verlo en aquella plaza, mientras yo regaba mi bello jardín.
El no lo sabía pero habia cambiado mi mundo.
En un caos de pura perversión y soledad.

El día finalizó muy tarde, eran pasadas las doce cuando por fín llegué del trabajo. Odiaba aquel lugar y más odiaba a mi jefe. Un hombre cruel que no le importaba la vida de nadie mas que la suya.
Me acosté boca abajo, sin tener fuerzas, maldiciendo su nombre...

De pronto senti como de un solo golpe alguien entró en mi. Asustada intenté girarme, escapar, pero no lo lograba. Suplique piedad, pero solo podía hablar entrecortadamente, pues en un vaivén mis caderas eran controladas por unas gruesas manos. Y mi ano, sentía, se partiria en dos. 
No entendia la situación, pero podia sentir aquel calor de su piel en mi espalda, su respiración igual que la mia. Pronto se recargo totalmente, haciendo que gritara de dolor. Aunque fueran solo unos segundos, pronto sabore el momento, sus manos, se volvieron amables, recorrieron mi desnuda piel, sus labios se posaron en mi nuca y aunque no entendía lo que decía, comencé a disfrutar de aquel salvaje ritmo.
Pronto sentí sus manos firmes girarme hasta que encontre su rostro.
Era mi jefe, con una expresión tan sensual... que no pude mas que besarlo, abrazarme fuerte de él y pedir más.
El me sostuvo con cierto aire de superioridad, y se sentó en el borde de la cama, conmigo encima de él.
Subía y bajaba a placer, sus gemidos eran inconfundibles por esa voz ronca suya.
Pronto mis manos se sujetaron de su nuca fuertemente, tanto que sentía como el sudor brotaba de sus poros y se mezclaba con el mío.
Sus besos salvajes me conquistaron.
En segundos sentí mi alma brincar fuera de mi piel. Mis partes estaban inundadas, inundadas de él.

Desperté... y aunque parecía increíble, ese día al mirar a mi jefe no podia evitar sonreir, ni tampoco podia evitar las pequeñas gotas que bañaban mis bragas.
No se como, pero a partir de ese día, mi jefe se mostró mas comprensivo.
Pero en mi mente yo solo podía alucinar con una persona.
Él.
     

Loca por ÉlDonde viven las historias. Descúbrelo ahora