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Miro de nuevo el antro donde vive, dudosa miro en su dirección, puedo sentir el olor a tabaco y alcohol aun estando fuera, trago saliva cuando empieza a subir las escaleras sin mi, le miro desde abajo sin saber que hacer.
—¿A qué esperas, princesa?-Me sonríe con vacile, me quedo callada y no me muevo, se apoya en la barandilla oxidada que hace un ruido extraño por su peso—¿Acaso esperabas un palacio?
-No-Niego con la cabeza antes de echar otro vistazo al edificio que esta tan deteriorado como los coches que hay aparcados afuera.-¿De verdad es seguro?
Asiente levemente sin quitar su sonrisa burlona, no muy convencida me armo de valor para subir las escaleras, me pasa un brazo por los hombros cuando estoy a su lado, nos adentramos al interior del edificio, arrugo la nariz al sentir una mezcla de olores tan desagradables.
Como me imaginaba está lleno de humo, borrachos y chicas ligeras de ropa, que en cuanto notan la presencia de Dallas se aglomeran a nuestro alrededor casi empujándome, de repente estoy mucho más atrás y sola, me quedo cohibida, miro como sonríe a todas y coquetea con ellas. Me sobresalto al sentir unos dedos tocar mi hombro, un chico, algo mayor que yo, me sonríe.
—Lo siento, no quería asustarte.—Sus ojos viajan de mi a Dallas, que sigue igual de entretenido con la atención femenina que recibe, resoplo inconscientemente.—¿Quieres tomar algo mientras esperas?
Normalmente me habría negando sin pensarlo, soy cuidadosa por eso es tan sorpréndete mi interés por el juvenil criminal más famoso de Tulsa, miro al chico que me sigue sonriendo.
—Claro.—Pasó mi vista por todos lados, buscando algo que no tenga alcohol.—¿Hay coca-cola?
Desaparece de mi vista, unos minutos más tarde aparece con una coca cola y lo que parece un cerveza, chocamos las bebidas levemente, hablamos ambiguamente y me termino enterando de más cosas de las que me gustaría, por un momento se me olvida que es lo que estoy haciendo aquí, la conversación se vuelve rápidamente divertida y no puedo evitar reír.
La risa se me corta cuando siento unas manos posarse encima de mis hombros, por el olor asqueroso a colonia femenina que desprende puedo adivinar quien es, le quito las manos ignorándole por completo.
—¿De que os reís?—Aunque sonríe puedo notar la tensión en su voz, vuelve poner sus brazos sobre mi.—Yo también quiero reírme.
—Hace un rato te estabas riendo muy tranquilamente.—Me remuevo esperando que aparte sus brazos de mi, fuerza un poco más el cierre, miro hacia el chico de la barra que tiene cara miedo y no dice nada.
Dallas acerca peligrosamente su boca a mi oreja, me quedo quieta.
—¿Estás intentando provocarme?—Susurra para que solo yo pueda oírlo, trago saliva, miro en dirección del rubio que evita mi ojos a toda costa, noto como su cerveza tiembla bajo su mano.—Y tú, si dejas de intentar ligar con mi chica me ahorrarías el tener que partirte la boca.—Está vez sus ojos se clavan en el muchacho que de un momento a otro se ha quedado totalmente pálido.—Y ahora, nosotros, nos vamos de aquí.
