¿Algo más?

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Llegó el final de la jornada y nuestro alto joven  se dirigió a una panadería que quedaba cerca de su instituto en la cual se encontró con la bella Irene, le causó sorpresa pero nada fuera de lo común. Se dirigió al mostrador y pidió una dona de chocolate. El era fanático de lo dulce, también decidió ordenar unas cuantas galletas. Después de pagar se sentó en la mesa junto a Irene y dijo aún sin dejar de observar aquella Dona

-¿Como has estado? ¿Que tal el día?-
-Bien, nada diferente de lo común. Hoy hubo un examen con la profesora Rosario- contesto la pelinegro mirando a Arturo con una sonrisa. Este solo le dio un mordisco a la dona y le ofreció galletas a la muchacha, ella aceptó pero no acabaron de convencerla entonces las devolvió diciendo -Estan algo saladas, pero gracias-

-No hay de que, ¿De que era el examen?- exclamó el alto joven mientras le daba otro mordisco a la dona
-Arn. Estaba algo complicado pero creo haberlo superado. Bueno, parece que me tengo que ir, nos vemos otro día- dijo abrazando al joven y yéndose. Este no esperaba que la muchacha hiciera eso, solo sonrió y al terminar de comer se dirigió a su casa aún pensativo y con una pequeña sonrisa en su rostro a la cual no le prestaba atención y rogaba porque nadie más lo hiciera. Lo llevaba de alegría el hecho de que la muchacha lo hubiera abrazado. Tal era su felicidad que bajo del bus dando brincos y saludando a todas las personas que se le acercaban. Ni el ni su mente encontraban en equipo una explicación para esto; Solo sabía que estaba feliz y nada más, mucho tardaría en darse cuenta de que el motivo de su felicidad era aquella muchacha que aún sin saberlo le movía el suelo y le trastorna los sentidos. Este simplemente ignoraba ese hecho por el momento y continuaba su vida como si nada pasará. Presentando pruebas, exámenes, exposiciones junto con presentaciones y algunas cosas mas, hasta que llegó un día, un día que sin saberlo iba a ser el martirio de nuestro alto joven. Ese día se iba a convertir en su calvario, su martes 13, aquel mal que duraría 100 años y aún así tendría que soportarlo.

Un amor a blanco y negroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora