ʟᴜᴄᴇꜱ ᴀᴘᴀɢᴀᴅᴀꜱ

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Noche fría, la temperatura estaba a nueve grados, pero a él no le importa menos. No sentía la fresca brisa congelar su cuerpo, total, no quería sentir nada por ahora, solo quería sumergirse en ese estado que solo logra el alcohol o el sexo, nublar la mente y olvidarse de está sensación en el pecho que lo mantenía cálido.

Comenzaba a sentirse ansioso de nuevo cuando a su mente vinieron imágenes sobre Jimin en la cena. Recordando que tuvo la necesidad de reprimir su intenso deseo de mirarlo después de darse cuenta que no paraba de hacerlo y, se enfocó en estimular su ansiosa boca con un cigarrillo estando ya afuera. Porque esa sensación que para él no tenía nombre comenzaba a picarle.

No maldita sea, contrólate.

Su mirada estaba en los edificios altos separados por la calle principal, las farolas y las luces de los interiores de los locales le permitían más visualizacion. Caminaba sin preocupación, no esperaba regresar a casa temprano. Esta vez sería más difícil cegarse y olvidar esa sonrisa. Tenía que llegar a su cita, sería más fácil.

No había mentido del todo sobre su cita. Pero no era como se pensaba, un encuentro tradicional, con una persona para beber un café y comer un postre dentro de una cafetería poco transitada mirando por la ventana a los peatones y autos pasar mientras se cuentan sus anécdotas.

No. Él no es un tipo romántico.

Él sí iba a un encuentro, pero no con una sola persona. Y no sería en una cafetería. Era una clase de club nocturno normal sino fuera que los sábados después de las nueve y media había una show especial, exclusivamente para los miembros con una ficha. El Neøn Lights no era su local habitual, aunque ya había estado un par de veces. Recientemente solo buscaba encontrar nuevos bares y restaurantes del centro de la ciudad para pasar el rato pero terminó en ese club y no por su decoración tropical o los acuarios que podías ver en todo el local, ni los precios de las bebidas.

Tras observar la fachada y a un tipo alto con tatuajes en ambos brazos descubiertos cuidando la entrada disminuyó la velocidad de sus pasos, buscando la ficha en su bolsillo y, cuando llegó a la entrada, la mostró por ambos lados, guardándola enseguida cuando el cordón que impedía el paso se retiró. Agradeció, entrando con calma al local sabiendo que faltaba diez minutos para que inicie.

Fue recibido por la multitud que abarrotaba el local, observó con cuidado el espacioso club, identificando enseguida la pista de baile, el escenario donde se crea otros show, los baños y el pasillo que lleva al verdadero show por el que pagaba. Se abrió camino hacia la barra. Principalmente el club estaba lleno de nuevos miembros, desconocidos para él. Comida para otros.

Se sentó junto a la barra y se desabrochó el abrigo, el club lo recibía tan bien, el calor se propagaba por toda la zona. Se sentó sobre el taburete forrado de cuero. Y la música pop no dejaba de sonar, aceptaba que era buena que podía convencerle de meterse a la pista. Pero si eso pasaba, chicos y chicas comenzarían a pegarse a él.

—Penfolds Ampoule —le pidió al camarero, quien rápidamente le sirvió una copa y asintió con la cabeza.

Comparado con los alfas que frecuentaban el club, su atuendo era bastante conservador. Traje de tres piezas y un abrigo por encima, guantes de piel oscuros, unos finos y costosos zapatos hacían que su presencia destacara de manera singular. Justo como le gustaba. Se veía un tipo súper M. Así nadie dudaría que era un Dominante y se encargaría de hacérselo saber a todos a su alrededor si hacía falta.

Uno que no tenia sumiso permanente. Y no era porque no quisiera, sino porque se hacía el difícil su futuro sumiso.

Le di un trago a su vino y miró a su alrededor. ¿Quién sería está vez? ¿Quién le haría olvidar por un momento de ese omega? ¿Cuánto tiempo tendría que esperar? ¿Por qué no está él aquí? Riéndose de la última estúpida pregunta que se creó, es obvio, Jimin es hijo de su líder y jefe, no tendría que esperar nada, después de todo, ese omega ya estaba reservado.

𝐎𝐁𝐄𝐃É𝐂𝐄𝐌𝐄 I 𝐊𝐎𝐎𝐊𝐌𝐈𝐍Donde viven las historias. Descúbrelo ahora