Emilio es un alfa, dueño de una empresa millonaría, con un hijo de 15 años. Su infamcia fué la mejor, su adolescencia no lo fué, pero su adultez mejorará; sólo es cuestión de entrar a una floristería y reencontrarse con su mejor amigo de la infancia...
Joaquín miraba su cuarto con el ceño fruncido y el labio entre sus dientes. Diana se encontraba a cargo de la floristería así que él podía darle un arreglo a su habitación antes de que empezara su peor momento.
Es un adulto, su habitación debe parecer cómo tal.
Su nido se encontraba desordenado, con almohadas y cobijas tiradas por todas partes. Aunque le parezca cómodo, debe darle orden. Decide cambiar todo.
Aplaude cuándo la idea llega a su mente, camina hacía su cama para moverla hacía el rincón dejando una de sus ventanas libre.
Mira el espacio, es pequeño y perfecto para hacer su nido. Si desea leer puede abrir la ventana y observar la ciudad, ver los autos pasar y relajarse con una taza de té. Es muy buena idea.
Las horas pasan y Joaquín se encontraba sin camisa y sudando, el calor subiendo a su cuerpo sin permiso. Sólo faltaba poco para que su nido y su cama quedara perfecta.
Aprieta sus labios cuándo siente un dolor en su parte baja. Sabe que es su celo.
Lubricante empezando a salir de su entrada, incomodándolo un poquito.
Su abuela Diana se acerca a la habitación con unas cuántas toallas, agua y sus deliciosas galletas de café. Joaquín besa la mejilla de su abuela antes de encerrarse en su habitación.
Con dificultad y dolor camina hacía lo que ahora es su nido. Agradece a su abuela por la idea de poner ventanas polarizadas, él podrá ver el exterior, pero para las otras personas no será posible.
Suspira, el lubricante manchando su ropa interior. Un sollozo sale de sus labios cuándo abre un cajón sacando un vibrador, cómo lo odia.
Odia lubricar.
Odia no tener un alfa para que lo anude.
Odia éste vibrador que lo lleva a la gloria.
Odia ser rarito.
Al menos su habitación está en un buen aspecto.
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Emilio suspira por enésima vez, siente algo en su pecho y su lobo aulla adolorido.
Después de su picnic y el momento tan hermoso que pasaron juntos cómo lobos, Joaquín le informó que su celo vendría la próxima semana, que es hoy.
Su pecho se contrae al pensar en alguien que ayude a Joaquín en sus celo, su lobo se muere de celos.
No quiere a nadie con Joaquín, puede hacerlo él.
Son 5 días en los que no verá a Joaquín. 3 de celo y 2 de reposo.
Decide apagar su computadora y sólo quedarse allí, viendo la pared blanca de su oficina. Su cachorro se encontraba en la casa de su novia haciendo una pijamada, todos sabemos que harán en esa pijamada. Emilio bufa de sólo pensarlo, ojalá utilice protección.
