En un cerrar y abrir de ojos la situación había cambiado drásticamente; Kamado estaba debajo de mi cuerpo, perplejo y desconcentrado por el alcohol que había tomado, que al darse cuenta de su posición, se le escapó una risa divertida provocando que me ruborizara de vergüenza. Él no estaba en sus cinco sentidos, porque de ser así, no se habría sorprendido y cambiado de expresión tan rápido al darse cuenta.
Sudé. Contenía mi respiración como si hacer eso cambiara algo. Y él también lo hizo. Intentado buscar una manera de escapar sin tener que tocarme. Pero era imposible, lo tenía clavado contra del suelo.
Seguía sin entender cómo habíamos llegado a estar así.
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Una sonrisa se asomaba sobre mi cara, no podía esconderla aunque fuera a morir a causa de ello. De hecho, podría morir y no me importaría gastar esa oportunidad que tengo para vivir a mi manera. Fácilmente diría "este podría ser mi nirvana, quizá y jamás me vuelva a sentir tan feliz como hoy."
Lo único que me llegaba a incomodar era la chica mariposa al otro lado del comedor me miraba fijamente, con tanta intensidad que el aire se volvia muy denso y difícil de respirar. Estaba intentando comer un poco para evitar parecer un glotón al comer en la tarde y justamente era la hora del almuerzo de la joven Tsuyuri quien estaba asombrada con mi presencia.
Era extraño, ¿Su reacción sería porque soy un pilar? ¿O porque uso mi parche? Mi tratamiento me ha ayudado a volver a caminar con normalidad, lo único raro sería mi ojo o el cuidado que le doy a mi abdomen?
Mas que todo eso, parecía que tenía algo que decir, a pesar del poco uso de sus palabras, o quisiera preguntarme algo. No podría comer en paz sintiendo esa tensión. Sobre todo en su mirada tan pesada que tiene ella, que parece que me analiza hasta el alma.
-¿Es un lindo día no cree así, joven Tsuyuri?
- ...¿Disculpa? -Replicó extrañada por mi repentino acción de tomar la plática.
-Si. Yo creo que es muy bonito. O quizá y sea que todos los días son bonitos si te pones a pensar un poco... Los días feos no existen al menos de que nosotros digamos que es un día feo. -Explique asomandome por una ventana que me dejaba observar las grandes nubes esponjas blancas que comenzaban a tener tonalidades anaranjados y rosados por el atardecer a punto de llegar, -Ahora que estoy solo y sin mi hermano menor, me he puesto a pensar un poco, y es terriblemente difícil, pero me gusta decir que si yo pienso que el día es bonito, quizá en los ojos de Senjuro también al tener el momento de solo mirar el cielo.
Él adoraba las puestas y los atardeceres del sol.
La mujer de ojos magenta dejó de tensar la mirada por mis palabras y se puso a analizarlas. No esperaba una respuesta, puesto a qué todos sabían que ella era una muchacha de pocas palabras, así que estaba de más esperar que ella me contestara. Pero se daba a saber que hablaba muy bien con Kamado Tanjiro y era capaz de acomodarse.
-... Depende mucho de perspectiva. Creo yo... -Me contestó en un tono normal, -La señorita Kanae adoraba regar sus plantas en el atardecer antes de salir a cazar demonios, y aunque nunca se lo pregunté, creo yo que ella lo hacía en la tarde porque detestaba sentir el calor del sol pegar contra su piel blanca. Podía ver desde la orilla lo mucho que detestaba la irritación que causaba el sol sobre sus brazos o su rostro expuesto. Pero a veces cuando paso por algunos lugares después de cumplir la misión, me he tomado el afán de empezar a mirar mis alrededores y no solo el camino que debo tomar, y veo señoras y jóvenes como de mi edad quienes la riegan en presencia de la mañana para que las plantas inicien con un buen regado. Tal vez lo que quiero decir es que... Todas las personas vemos las cosas desde un punto distinto, y no puedes esperar que todos amen ese sol de la misma forma que usted. Por ejemplo... Los demonios.
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Coyuntura [KyoTan]
FanficKyojuro se dio cuenta demasiado tarde que no había hecho nada con su vida, sintiéndose como un títere incapaz de pensar fuera de aquella burbuja llena de moral, pero al momento de romperla, no sabe que hacer, y comienza a descubrir quién es el, y a...