2. 𝐂𝐨𝐧𝐝𝐞𝐧𝐚𝐝𝐨

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La vida siempre daba fuertes golpes a Sasuke. La masacre de su clan, el hecho de que asesinó a propio su hermano, y la cruel realidad donde fue obligado a hacerlo. Dónde fue manipulado hasta que destruyeron la confianza en sus sentidos para analizar su propia vida.

Las nubes cubrían el sol del amanecer, haciendo que el paisaje que dejó su ferviente y triste lucha contra Naruto, tuviera un aire más melancólico.

En ese momento no podía moverse desde su posición: recargado en una gran roca mientras Sakura se encargaba de sus heridas y Naruto murmuraba algo a Kakashi cerca de ellos, ambos mal heridos, al borde de la muerte tan solo minutos antes. El rostro de ella, Sakura, estaba cansado y determinado en sus heridas. Sus sentimientos a miles de kilómetros, como si no hubiese nada.

Palpó a ciegas la sangre que había en su brazo herido, solo para recibir un vistazo fugaz descontento de ella; no estaba feliz de verlo. Él no estaba feliz de estar ahí.

¿Ahora qué se supone que debía hacer?

La realidad lo aplastó, haciendo parecer las consecuencias físicas de su reciente lucha sin ningún propósito como una pequeña cortada.

Debió morir en esa pelea.

Sakura se tardaba demasiado curando sus heridas en comparación a Naruto porque lo sabía. Él lo sentía. No debería estar vivo, sin embargo lo estaba y todo era por ella.

Sus ojos, nublados por una sombra oscura al igual que su alma se clavaron en el rostro de ella mientras terminaba.

Deja de hacerlo. Tenía ganas de murmurar, no valía la pena ni siquiera mirar en su dirección. Estaba...¿Furioso?¿Se sentía bien con esa conclusión a su problema con Naruto?

Sakura retiró sus manos de su cuerpo y sonrió, satisfecha:-. Todo está bien aquí.

Abrió la boca para agradecer su ayuda, pero no salió nada de ella ¿Se veía tan perdido como se sentía?

Los labios llenos de ella se aplanaron por un segundo mientras se veían fijamente y desvió sus ojos:-. No tienes que decir nada.

-Sakura...

El hechizo verdoso cayó sobre él de nuevo, una dureza que nunca estuvo ahí antes lo tenía quieto con la disculpa en la lengua.

-De verdad. -susurró ella:-. Esto no es algo por lo que deberías estar agradecido conmigo.

La respiración de Sasuke se quedó atrapada en sus pulmones cuando la sensación de realización encendió el interruptor en su cabeza.

Tantos años se negaba así mismo reconocer a sus propios compañeros, quienes fueron la parte cálida y vital en su corazón, intentando borrar cada rastro de ellos. Pero siempre quedaban pseudo recuerdos grabados a fuego en su memoria; uno de ellos era la sonrisa habitual de Sakura Haruno.

Una jovial, despreocupada y encantadora que hacía más chicos sus ojos hasta aplanarlos en una línea, enseñando sus dientes. Algo que transmitía alegría instantánea. Se volvió un experto en identificar la mentira en una persona después de tantas veces que dirigieron su vida que... quizá por eso notó como la Sakura que tenía delante, cuyo semblante tranquilo se asemejaba a sus recuerdos, estaba sonriendo tan falsamente, con cautela y tan juiciosos como un señalamiento censurado en su propia cara.

No le gustaba.

-Bien. -murmuró, ronco, después de un tiempo, aceptando de buena gana que lo ayudara a acomodar su peso.

El desapego de Sakura se sintió de inmediato cuando alejó sus manos de él.

Sakura Haruno, la chica cuyo amor no pudo corresponder en el pasado, le prohibió morir, y en su lugar lo condenó a seguir viviendo la penitencia que merece, sin dejarle opciones sobre sí mismo.

-¿Te duele en alguna otra parte? -inquirió ella, observandolo fijamente.

Un pequeño pinchazo de odio nació por Sakura, junto a otro sentimiento indescriptible que lo persiguió por años con una velocidad que lo sorprendió.

Su voz fue plana cuando contestó:-. Sabes lo que hiciste. -ignoró la tensión en sus pequeños hombros y añadió:-. ¿Debería dolerme?

Sakura fue directa y tranquila:-. No. Pero lo hará.

No entendió. Ella al notarlo añadió:

»-La muerte es un regalo comparada con el remordimiento en el que vas ahogarte. -murmuró, había incluso lástima en su mirada:-. No vas a morir pronto.

Dejó un mal sabor de boca esa aclaración.

-Me odias. -aseguró:-. ¿Porqué no simplemente dejarme morir?

Sakura frunció el seño, quedndose en silencio unos momentos, entonces, por una fracción de segundo Sasuke creyó ver algo más que una fingida tranquilidad en sus ojos.

-No siempre tendrás lo que quieras, Sasuke. Aprenderás a vivir con eso cada vez que te arrepientas. -respondió, desviando sus ojos.

Sakura alejaba su mirada cuando mentía, todavía podía recordarlo.

Mentira.

Una mentirosa, Sakura Haruno mentía.

¿Importaba de alguna manera?

La condena de los ojos escrutadores y llenos de odio de otras personas era una brisa de aire en su rostro comparado con el latigazo sin previo aviso de Sakura sobre él.

Soportaría la carne viva que dejaría el castigo en su espalda.

Se quedó callado, observando a la nada y se sometió ante una voluntad que sabía, estaba en todo su derecho de imponerse.

Sakura Haruno ganó.


























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𝘙𝘦𝘭𝘢𝘵𝘰𝘴 𝘊𝘰𝘳𝘵𝘰𝘴 ❊Donde viven las historias. Descúbrelo ahora