Viernes. Me preparó un desayuno de reyes, con velas en el centro de la mesa. Sí, ya sé que en general es la cena la que se hace con velas. Pero, ¿qué tiene de malo?
Entre las velas, mi carlota reinaba como una estrella de cine. El té humeaba en la tetera y el jugo de naranja estaba servido en los vasos. Había hasta un pequeño ramo de flores. Mark estaba feliz con su sorpresa. Yo pensaba que todo se arreglaría. Papá regresaría al día siguiente, le hablaría de Mark, lo ayudaríamos.
-¿En qué piensas, hermanito?
-En las vacaciones. Acamparemos junto al mar con mi papá. Podrías venir. Estoy seguro de que te llevarías bien con él. Y también pasearemos en barco...
-¿Por qué no? -dijo, con ojos soñadores.
Realmente pensé que todo se arreglaría.
Pasamos la mañana leyendo cómics. Mis preferidos son Blueberry y Jeremiah.
Hacia mediodía alzó la nariz de su lectura para decirme:
-Me está dando un poco de hambre, ¿podrías ir a hacer unas compras?
Me dio un billete. Mientras bajaba, pensé: ''Se me antoja un espagueti a la boloñesa'', pero como no tenía ganas de prepararlo, me decidí por una pizza.
El cielo se había nublado; amenazaba tormenta. Me gusta la lluvia, lo limpia todo. Fui a encargar una pizza al señor de la camioneta Pizza-Papas fritas-Bebidas estacionada en la plaza.
-¡Cinco minutos de espera, jovencito!
Sobre el poste de la luz, ahí al lado, había un cartelito, el mismo que había visto dos días antes en la vitrina de una tienda. Me dio una idea.
-La pizza, ¿con aceite picante?
Indiqué a señas que sí. La guardó en una caja de cartón y me la llevé.
En vez de regresar inmediatamente al departamento, me detuve en una cabina telefónica de monedas, que seguramente se les había pasado cambiar. Puse la pizza sobre la repisita y marqué el número.
-s.o.s Droga, buenos días, puede usted hablar.
-¿Puedo no decir mi nombre? -pregunté.
-Las llamadas son anónimas, no le pedimos nada. Puede usted hablar.
Entonces les conté todo, que conocía a Mark, que se drogaba, y pregunté qué había que hacer para que lo dejara. La voz del otro lado de la línea era muy suave. Me dijo que había hecho bien en llamar y que si quería ayudar a mi amigo, lo que podía hacer era darle este número y decirle que podía llamar tanto de día como de noche. Me dio también las direcciones de lugares en donde lo ayudarían sin preguntarle nada, sin crearle problemas. Anoté todo en la caja de cartón. Luego le di las gracias y colgué.
Como la pizza se enfriaba, me apuré, pero no corrí en la escalera, para no exponerme a que se me cayera. Tenía hambre.
Bajé la manija con el codo y empujé la puerta con el pie. Estuve a punto de gritar ''a comer'', pero no tuve tiempo.
Mark estaba acostado sobre su cama, inmóvil. Su brazo colgaba en el aire, encima de una jeringa rota en las baldosas.
Caminé hasta el refrigerador sin despegar la mirada de él. Puse la pizza dentro.
Recogí mi chamarra y mi mochila y me fui.
Estaba muerto.
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Un pacto con el diablo. | Markhyuck
FanfictionLos padres de Donghyuck se han separado y él no aguanta más vivir con su padrastro, así que decide irse a vivir con su papá. Huye de casa y lo llama desde un café, pero él ha salido de la ciudad. Entonces conoce a Mark y entre ellos nace una amistad...