Atrévete el tiempo es corto.

11. Eterno mio.

Parte II

KIARA.
5 meses después. Entra en razón.
(6 de diciembre, 2020)

Hasta que tú no ves que llevas la pata bien en el fondo, no te detienes.

En la vida hay una primera vez para todo y esta es la mía. Estos primeros 5 meses habían sido toda una montaña rusa, pero ya nada era igual.

¿Hasta ahora es que te das cuenta en dónde estás metida?. Me reprocha inmediatamente mi mente.

No, porque aún y todo lo malo lo quería.

Sabes qué eso no es así...

Sí lo es.

-Kiara, ¿Estás?- la voz de Antonio interrumpe la pequeña discordia.- vengo sin ánimos de discutir. Abra parcerita.

Perezosamente, me levanto de la cama y cuando ya voy a abrir la puerta me cruzo de brazos y hago lo que últimamente me sale normal. Fingir y ocultar.

-¿Qué pasó?- le pregunto a la defensiva.

-No hagas eso, Kiara. Tú no eres así, solo vine a conversar contigo - baja la vista - como en los viejos tiempos.

-No quiero hablar hoy. No estoy de ánimos para nada.

-¿Ahora cuando lo estás? Siempre eres así de distante con todo el mundo, pero no conmigo. ¿¡Que te pasa, Marica!?

-Ya te puedes ir de mi cuarto.- le cierro la puerta en la cara y me voy directo a la cama.

La sigues cagando una y otra vez. ¡Récord por ser la mayor, ridícula del año!

-¿Recuerdas la primera vez que te vi?- comenzó hablar Antonio desde la puerta. Definitivamente, su puta tranquilidad no la podré ver echa un desastre.- "te estoy dando una mano, no un puñal"... Kiara la desconfiada que ahora no la reconozco. ¿Qué sucedió con ella? Lo típico en los chicos a esta edad se enamoró y no está mal- comenzó hablar como si de otra persona se tratará - hacerlo, en algún momento sé que lo haría y yo estaría feliz de verla feliz... Pero solo la veo triste, ansiedad y recelosa. ¿Crees que seas feliz?

-No, no lo soy- lo solté en un susurro tan bajito que únicamente yo me escuche.

-¿Sabes que puedes hablar conmigo todo lo que quieras, No?- la primera lágrima da la bienvenida al exterior.

Me levanto tan rápido de la cama que ni yo me doy cuenta cuando abro la puerta y lo abrazo con tantas fuerzas.

-Tienes razón, no siempre soy feliz, pero no lo quiero dejar solo.- le hablo con la cabeza enterrada en su pecho, que ahora tiene más grasa.

- ¿No tiene familia?

- Él... Se obsesionó conmigo, Antonio. Ahora dice que si lo dejo se mata, el muy cabrón. Yo estoy asustada, no quiero que eso de verdad suceda y que todo sea por ser una estúpida que simplemente no se podía conformar con lo que él dice ¿Por qué? Pues yo tengo mente propia y las manipulaciones no son lo mío.
Sé que puedo hartar a cualquiera por ser tan... Odiosa y todo eso.