•01||Red Son

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"Estresado"


Estabas sentada con tus piernas cruzadas en el sofá, con una mano sosteniendo tu cara y con la otra sostenías el control remoto, buscando algún canal que llamara tu atención

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Estabas sentada con tus piernas cruzadas en el sofá, con una mano sosteniendo tu cara y con la otra sostenías el control remoto, buscando algún canal que llamara tu atención.

En eso se escucha un estruendo en la entrada de tu departamento, rápidamente dejas el control en el sofá y das una mirada hacia la puerta en donde se veía a un sujeto echando llamas de todo su cuerpo cerrando la puerta bruscamente.

Lo reconoces con facilidad, levantándote para dirigirte hacia él.

—¡Rojito! ¿Qué pasa por qué andas que ardes?—te ríes por tu broma que seguramente no era muy graciosa mientras no detenías tu corta caminata.

Te toma por sorpresa que el demonio te agarrara de la muñeca un poco fuerte, llevándote al lugar donde anteriormente te encontrabas sentada.

—¿Qué mier-? —no acabas tu frase ya que te fuerza a sentarte en el sofá, y de pronto sientes un peso en tu regazo.

Miras rápido hacia abajo donde lo ves a tu querido novio acostado, con su cabeza descansando en tus muslos y con el ceño fruncido, su cara dirigida hacia la televisión fingiendo inútilmente verla.

Rápidamente sabes que es lo que quiere, pero te haces la que no sabe y preguntas;

—Oye rojito ¿Qué pasa?¿Por qué ese ceño fruncido?—El pelirrojo te da una mirada confusa, como si estuviera esperando recibir algo, pero prefieres seguir fingiendo no saber.

—No te hagas la tonta, ya sabes lo que quiero...—habla por fin el chico en tu regazo teniendo su mirada fijamente en ti, una mirada que te mataba cada día.

—No lo voy a saber si no me lo dices...tonto—respondes en un tono serio pero se te escapa una pequeña sonrisa que rápidamente fue vista por el demonio.

—No me hagas decírtelo solo haz- —no termina su frase, sorprendido ya que siente como tus dedos se adentran en su cabello rascando levemente como caricias su cuero cabelludo.

Decides simplemente sacar la liga que mantenía aquella particular coleta de su cabello dejando caer ya sueltos todos esos pelos sedosos.

Mientras lo peinas con tus dedos ves la expresión relajada de tu novio,  encantado de como lo acaricias, sus párpados cerrados, esos labios que anhelabas comer cada día de tu vida, su preciosa y amarillenta piel, todo lo que veías en él era hermoso.

No te resistes y diriges tus labios hacía la cicatriz en forma de cruz que tiene en su mejilla izquierda. Cuando tus labios lo tocan rápidamente se tensa, y no tardó mucho en aparecer un claro pero notorio color rojo en su piel.

— ¿Q-qué haces?—pregunta exaltado por lo que sucedió.

—Nadaaa...solo que eres hermoso~—canturreas burlonamente y le das otro beso solo que esta vez en su frente—Entonces...¿me dirás que paso?

Con el ceño fruncido te responde;
—¡Es ese chico de los fideos! ¡Siempre estropeando mis planes! DEJÁNDOME EN RIDÍCULO FRENTE A MI PADRE—exclama enojado y bastante estresado. No debes hacer un gran esfuerzo en notar eso, todo en él gritaba que estaba apunto de estallar.

Paras momentáneamente de acariciarlo para proponerle algo.

—Esta bien Red, gracias por decírmelo...¿Qué tal si vamos a acostarnos en la cama? fue un día bastante duro para ti—dices queriendo cambiar el tema, lo último que querías era que se estresará aún más. Red son asiente mientras se levanta de tu regazo, tú también te levantas y van a la cama a acostarse.

Abres las sábanas y te metes, esperando a que siguiera tus pasos.
El demonio sin atrasarse entra y se envuelven entre las sábanas, pegándose instantáneamente a ti, envolviendo sus brazos en tu cuerpo.

Su cabeza queda recostada en tu pecho mientras agarra un mechón de tu pelo para jugar, algo que tú también haces. Lo que no esperabas era que él aspirara el olor de ese mechón de pelo.

Para él era reconfortante el olor de tu cabello con suaves toques de coco y almendras. Esos olores te representaban, representaban la calma que le faltaba a su vida.

Mientras tanto enredas en tu dedo uno de sus rojizos mechones de su preciosa e inigualable cabellera, jugueteando pacíficamente con el.

Se mantuvieron de dicha manera hasta que el sueño por fin te consumió, llevándote a la inconsciencia sin soltar en ningún momento al demoníaco príncipe.

Red son no se queda atrás y antes de dormir te deposita un beso en la frente en muestra de gratitud por estar a su lado en momentos como estos, soportándolo. Se acurruca en tu pecho para caer también en los brazos de Morfeo con un peso menos en su corazón.

 Se acurruca en tu pecho para caer también en los brazos de Morfeo con un peso menos en su corazón

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Escrito por:Ciruela_verde

Nos pusimos a discutir si el coco y la almendra tendrian algun olor.

Nuestra conclusión; no sé, así se queda.

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