•04||Red son||Especial San Valentin

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"HUECO"

ADVERTENCIA: Menciones de muerte, maneras poco sanas de sobrellevar una muerte.

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La cena transcurría con normalidad, en la larga mesa con apetitosos platos se encontraban solo dos de los habitantes de ese enorme hogar. El único heredero de la familia Demon Bull sentado en la cabeza de la mesa y a su lado, a pesar de la abundancia de asientos vacíos, se hallaba la única mujer a la que ha amado.

Esta velada debería ser una cita romántica por San Valentín, día festivo que se le había pegado al primogénito de la familia Demon Bull con el pasar de los años al lado de su amada humana.

Pero ahora, dicha cena transcurría en un inquietante silencio por parte de ambos, solo el sonido de los cubiertos chocando contra si rompía cada cierto tiempo esa tensión en la mesa.

La pierna del príncipe demonio rebotaba de manera indiscreta fuera de la vista de su pareja, una manera de exteriorizar su creciente ansiedad, acompañada de una chispa de ira dispuesta a estallar en el mínimo movimiento incorrecto.

A pesar de intentar mantener su atención en su cena, sus ojos no paraban de desviarse a los movimientos de su amada; el cuchillo cortando una pequeña porción de carne, tomó una fuerte inhalación, masticando de manera lenta y pausada, no estaba disfrutando de la comida aún si está debería ser su favorita.

La gota que rebalsó el vaso fue cuando tomó la servilleta, llevándosela a los labios mientras alejaba su plato con la comida casi intacta.

—Estoy llena—su voz llena de monotonía, casi rozando lo robótico rompe el extenso silencio. Con un gesto disimulado escupió el pedazo de carne que se había comido, doblando la servilleta de tal manera que apenas se notara.

El estruendo que siguió a esa acción no pareció sobresaltar a la dama, manteniendo sus manos en su regazo en una pose casi elegante. El demonio se había parado abruptamente, plantando con violencia sus manos en la mesa; en busca de estabilidad para su cuerpo encorvado.

—Tu...ni siquiera lo intentas, maldición—un farfullo enojado se sale de su boca, contrayendo sus manos en un agarre mortal en el mantel, arrugándola en su proceso, sus nudillos blancos por el fuerte agarre que mantenía.

La mujer, que aún no había cambiado su permanente expresión estoica, enarca una ceja en duda. El repentino arrebato del demonio no parecía asustarla ni siquiera un sobresalto cuando un vaso se estrelló a unos metros detrás de ella.

La respiración del hombre de rojo comenzaba a acelerarse—¡Te comportas como un maldito robot!

—Lo soy, mi señor. ¿Qué esperaba que fuera si no?—había una intención detrás de su declaración, que había logrado con éxito cuando la expresión del demonio pasó a una de shock.

—Ella...tu, deberías ser ella—murmura de manera atropellada, alejándose torpemente de la mesa. Los ojos apagados de la que debería ser su amada siguiéndolo fijamente—Yo...yo, lo siento, no...¡Todo es tu culpa!—grita en una último arrebato, huyendo del comedor.

La mujer mira la ruta de escapada que había tomado su creador, suelta un suspiro cansado mientras se levantaba de la mesa. Admirando unos segundos todo el bufet que había preparado su creador con tanto esfuerzo.

Un desperdicio, no le gustaba comer comida orgánica. Aunque pudiera, consideraba el proceso digestivo un gasto innecesario de batería, no comprendía por qué su señor había elaborado un sistema digestivo funcional tan complejo.

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⏰ Última actualización: Feb 15, 2023 ⏰

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