Cuando el sol agotó todo su combustible nuclear y comenzó a expandirse como una masa, volviéndose un gigante rojo increíblemente intimidante, la gente perdió por completo la cabeza. Fue un espectáculo que provocó el caos total, era el final de todo, no había forma de salir adelante, la humanidad tenía que acabar llegados a ese punto y finalmente podrían desaparecer después de provocar tanta destrucción en el planeta. No serviría rezar, el universo llegaba más allá de todo lo entendible, ningún dios les escucharía, estaban completamente acabados y sólo el llanto se veía como alternativa para vivir el final de los tiempos.
El humano, sin embargo, era aparentemente fuerte, una amenaza constante que no planeaba detenerse. Tenían los avances suficientes para viajar y comenzar a vivir en una réplica perfecta del planeta. Los ricos lo veían como una nueva oportunidad de explotar todo aquello inexplorado, pero los pobres eran un obstáculo. Fue un esfuerzo extraordinario traerlos a este nuevo planeta comenzado desde cero, pero eran necesarios para la mano de obra, utilizados para la construcción de nuevos caminos, de casas y laboratorios indispensables para el estudio de este planeta.
Los humanos lograron ponerse por sobre todo lo demás, como era lo esperado, pero entonces pasaron mil millones de años y esta pequeña civilización avanzó lo suficiente para hacer absolutamente todo lo que quisieran, y lo que quisieron fue dejar atrás a quienes fuesen inútiles, a quienes no aportasen nada y sólo fuesen una carga para el Estado.
Con la promesa de que el planeta tierra, un planeta que alguna vez albergó vida, ahora era completamente habitable, muchas personas aceptaron trasladarse a éste sin ningún problema. Les prometieron dinero, les prometieron una mejor vida, les prometieron dejar de ser esclavos de un sistema que les trataba a todos como esclavos.
El viaje no fue agradable, lo podrían describir como la sensación más desagradable de sus vidas. Todo era oscuro, todo era frío y sombrío. Sólo lograron darse cuenta de que habían sido engañados cuando ya era demasiado tarde.
El planeta tierra giraba en torno a una enana blanca, una estrella vieja y sin vida que no generaba nada de vida, todo moría alrededor de ella. Los antiguos y conocidos rayos de sol ya no llegaban al planeta, no había vida, era un desierto frío y oscuro, absolutamente tenebroso, similar a las atrocidades que describían algunos autores en sus libros de terror.
Los científicos querían experimentar con estas personas, llevar a cabo una pequeña teoría. El planeta tenía un núcleo en el cual suponían la gente podría vivir cerca. Los tendrían bajo tierra, los estudiarían y esperarían que sobrevivieran, eso en el mejor de los casos.
Tenían la tecnología suficiente para mantenerlos escondidos como insectos, estarían en contacto, pero no les prestarían la ayuda que ellos esperaban recibir.¿Cómo se podía vivir bajo tierra? La gente estaba espantada, deprimida y decepcionada. Vivir en bases subterráneas era horrible, se sentían como ratas dependiendo de las migajas. El frío era insoportable, había una especie de metro subterráneo que conectaba los distintos sectores donde vivía la gente. Tenían a cargo a algunos soldados que se paseaban por todas partes, personas que provenían de familias adineradas, pero que fueron obligadas a convivir con todas esas personas por el bien del experimento.
Jeon Jungkook era un soldado que parecía tan frío como la superficie de la tierra en aquel momento. Vivía en una pequeña habitación decorada con fotos familiares y medallas que recibió en su época dorada. Sólo tenía 28 años, dejó atrás a su novia, su casa y el dinero. Se lamentaba cada momento del día, se comunicaba difícilmente con su viejo hogar y las conversaciones con su novia se volvieron terribles. Odiaba que le contase sus problemas en el trabajo, odiaba que se quejara de sus compañeras de oficina que llegaban tarde, odiaba que le dijera lo mucho que odiaba el almuerzo extremadamente calórico que tuvo un día viernes después de un partido importante.
Jungkook comenzaba a olvidar el sabor de algunas cosas.— ¡Koo! — Uno de los chicos que vivía en el sector donde le tocaba patrullar siempre le saludaba alegre. Él era diferente — ¡Que tengas un buen día!
Devolviéndole el saludo con un asentimiento, Jungkook siguió su camino con una pequeña sonrisa en el rostro. Por lo menos alguien estaba feliz en ese infierno.
〜♡
Nota: Holensss mi gente bella y saludos especiales a mis seguidores que siempre votan ❤️ claramente tengo que publicar esta historia y sus últimos dos capítulos 🥺 hago lo que puedo, no me pidan mucho jdjdj :( deseenme suerte para el jueves, tengo mi última prueba del semestre y es bastante ah, pero vamos que se puede. Les quiero, cuídense mucho. Carlitos fuerans.
⊱ ──────ஓ๑♡๑ஓ ────── ⊰
[Recuerden que pueden seguirme en mi Instagram @lemur.aristocrata y si quieren apoyar mi trabajo monetariamente
en paypal.com/paylpalme/carlata 💞]
ESTÁS LEYENDO
ANILLOS DE SATURNO 土星 KOOKMIN
FanfictionEn un mundo post apocalíptico donde parte de la humanidad se ve obligada a vivir bajo tierra, Jeon Jungkook, un soldado de élite, no puede creer que exista alguien tan feliz dentro de su miseria, pero Park Jimin se lo demuestra cientos de veces, inc...