ANILLOS DE SATURNO 土星 KOOKMIN

2. 55 cancri e.

El almuerzo para los soldados era simple, pero calórico. Comían en un comedor amplio, todos juntos a la misma hora. Necesitaban comer mucho en el almuerzo para poder trabajar bien, pero varios se saltaban la comida porque no se soportaban y preferían ignorarse a actuar como hombres adultos que podían solucionar las cosas hablando. Sus discusiones eran siempre estúpidas, peleaban por lo más mínimo, a veces lo hacían simplemente porque estaban aburridos y necesitaban sacarse la frustración de alguna forma. Jungkook, en lo personal, discutía cuando tardaban en devolver las cosas que prestaba. Odiaba la irresponsabilidad, odiaba tener que esperar y odiaba a sus compañeros por igual.

El comedor donde almorzaban también se encontraba en las alturas. Todo lo que tenía que ver con los militares fue construido en lo alto, así era imposible que los civiles les molestaran en su entorno privado, aparte de demostrar su poder al verse en la cima de todo.

Jungkook solía sentarse en los primeros asientos junto a Romolo y su hermano mellizo, el cual recurrentemente desaparecía con alguna chica que supuestamente necesitaba de su ayuda. Era preocupante la cantidad de mujeres interesadas en él, pero era cuidadoso y muchas veces simplemente tonteaba dándoles uno que otro beso, al menos tomaba las precauciones necesarias, había una gran cantidad de maneras de cuidado para evitar cualquier tipo de problema en su totalidad. Era seguro mantener relaciones con diversas personas, pero los estudios para evitarlo tomaron más de lo esperado. Habían pasado millones de años, pero siempre surgía uno que otro problema que nuevamente tenían que estudiar.

Esta vez, Romolo y su mellizo estaban juntos, Jungkook tendría que soportar a los hermanos todo lo que quedaba de almuerzo, aunque no era una molestia, le gustaba escucharlos, charlar sobre la vida en general, sobre sus turnos de trabajo y de lo mal que sabía la comida.

— Así que la señorita Max... — Comenzó a decir Romolo intentando oírse casual, pero era obvio que intentaba provocar a su hermano, por lo menos estaba ganándose una mirada feroz de su parte.

Maxine era una soldado que trabajaba en un sector mucho más cálido que Eclipsi. Ella era fuerte, hermosa y claramente una persona amable. Su labor como soldado la había hecho desarrollar una musculatura envidiable, aparte de que llegaba al 1.80 cm de altura y superaba a muchos varones en fuerza. Max era cercana a Romolo, lo ayudaba en lo que podía, recolectaba libros que sabía le podrían ayudar con los niños y buscaba meticulosamente lápices de buena calidad, eso si encontraba algo que valiese la pena.

— No vamos a hablar de ella. — Dijo el mellizo de Romolo, Dante Pasco, el chico que le robaba el aliento a todas las chicas, menos a una.

Dante era atractivo, similar a su hermano, pero mucho más dominante. Tenía los ojos azules, no había nada peculiar en ellos, sus pecas llegaban a ser más notorias que en Romolo, y se hizo varias perforaciones en el rostro que atraían un montón de miradas. La más llamativa de todas era la que tenía en su lengua, le gustaba por lo menos mostrarla a todo el mundo, tenía la costumbre de sacar la lengua cuando estaba contento, su sonrisa de por sí era preciosa, pocas personas se resistían a su encanto.

— La señorita Max me regaló un suéter, dijo que le daba pena verme con la misma ropa siempre. — Romolo rio mientras se echaba un montón de comida a la boca, inflando sus mejillas como una ardilla.

— Tienes ropa, sólo eres un vago. — Refutó Dante de inmediato.

— No tengo ropa, se la regalé a unos chicos que siempre me regalan dulces cuando me ven. La señorita Max sabe de eso, por eso me regaló un suéter, aunque es navideño, pero es suficiente para mí.

— Deja de hacernos sentir como personas horribles, por favor. — Bromeó Jungkook mirando a Romolo con cierto deje de admiración. Lo que le gustaba de su compañero, era lo desinteresado que llegaba a ser. Para haber nacido en un entorno privilegiado, no le costó trabajo adaptarse a la dura vida bajo tierra.