1. Planeta solitario.

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Vivir bajo tierra era la experiencia más aplastante para alguien que nació conociendo lo que eran los días coloridos, cálidos y refrescantes. No había manera de mantenerse positivo en un ambiente tan sombrío, aparte de que la humedad comenzaba a ser molesta, muchos se pasaban la mitad del año enfermos y la atención médica no era precisamente la adecuada. Comenzaba a ser normal que los adultos mayores fallecieran por un simple resfriado. Los muertos eran llevados a uno de los túneles más oscuros que había en aquella complicada construcción subterránea, se les enterraba y dejaba una pequeña placa para recordar sus nombres. El túnel era extenso, aparentemente había un río o algo parecido arriba del todo, porque las goteras nunca se detenían y el sonido que provocaban al caer era tan constante, que era capaz de volverte loco si le prestabas mucha atención.

Las casas que había en los sectores donde específicamente había construcciones eran pequeñas. Por razones obvias no podía haber casas gigantes bajo tierra, aparte de que todos ahí apenas tenían para vivir, pero sí que existían las fábricas donde se almacenaba la comida y los laboratorios donde las plantas crecían. La iluminación en los laboratorios era similar a la que habría en un estadio de fútbol, miles de focos encargados de que las plantas se mantuvieran con vida. Los cortes de luz también eran constantes, muchas veces por culpa de los mismos laboratorios que exigían más de lo que apenas tenían, y cuando se cortaba la luz era cuando todos entraban en desesperación.

La oscuridad siempre era tenebrosa, angustiante, asfixiante en muchos sentidos, pero la oscuridad bajo tierra era una experiencia totalmente nueva. Volvía locas a las personas más cuerdas, transformaba en cobardes a aquellos que en algún momento se pavonearon jurando ser valientes. Los túneles generaban el eco de los gritos de aquellos que se desesperaban en medio de los cortes de luz, y la experiencia estaba muy lejos de ser grata.

Jeon Jungkook, soldado de élite, era el encargado de calmar a las personas que perdían el control de sus emociones. Recordaba perfectamente las palabras de su superior, como le recomendaba utilizar su arma para hacer énfasis en el poder que manejaba y como de fácil sería para él volarles la cabeza si no le hacían caso. Jungkook no planeaba llegar a esos extremos, pero sabía que tendría que hacerlo si la situación se le salía de las manos.

Los soldados vivían en pequeñas habitaciones que parecían una caja de zapatos. Jungkook solía escuchar a su compañero todo el tiempo, siempre estaba cantando, leyendo historias que él mismo había creado, así como también tocando la guitarra para no perder la costumbre; a él le gustaba compartir su tiempo con los niños, les entregaba algo de alegría y los escuchaba atentamente. Todos ellos tenían la esperanza de un día poder volver a ver la luz del sol, era desolador ver sus rostros llenos de confianza, cuando ni siquiera ellos estaban seguros de acabar bien en las DUMBS.

El nombre que recibían los túneles subterráneos era DUMBS, Deep Underground Military Bases, gestados con dinero sucio y por motivos horribles. Llegaban a todas partes y se expandían lentamente, no había sectores mejores que otros, todo era igual, pero como en todas partes, la cantidad de niños que nacían era impresionante. La población iba en aumento, se necesitaba más espacio para que todos estuvieran “cómodos” en los túneles y no perdieran la cabeza en un sitio donde difícilmente alguien podría escapar.

Jungkook se levantó cuando alguien tocó la puerta de su habitación. Se encontraba recostado mirando hacia el techo, tenía un pequeño artefacto con el que se comunicaba con su familia sobre la mesa de noche, así como todas esas fotos colgadas en las paredes, fotos que ya no significaban nada, ni siquiera buenos recuerdos.

Abrió la puerta que emitía un sonido molesto, le costaba levantarse por las noches debido a ello, era poco discreto.

— Romolo. — Simplemente soltó el nombre de su compañero, quien era un italiano alto y apuesto, de cabello largo y rizado, con hermosos ojos bicolores. Su heterocromía era motivo de conversación, todos lo encontraban precioso, realmente llamaba la atención que una persona tuviese un ojo verde y el otro azul.

ANILLOS DE SATURNO 土星 KOOKMIN Donde viven las historias. Descúbrelo ahora