003; Una realidad alterna

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Yeonjun's pov

Nunca me sentí cómodo ni contento con mi realidad. Todos los días de mi vida pensaba en por qué estaba vivo; por qué estábamos vivos, los humanos, en general. ¿Cuál era nuestro propósito?, la vida era un ciclo sin fin, sin sentido, sin gracia. Naces, creces, te reproduces y mueres. ¿De verdad era éste nuestro único propósito? ¿De verdad no había nada más interesante para hacer? ¿De verdad éramos así de insignificantes?. Todos los días despertaba buscando algo, buscando una respuesta, buscando una esperanza, buscando un motivo para seguir adelante. Porque, ¿Cuál era el sentido de estar vivo en un mundo así?.
A veces, cosas tan simples como respirar, pesaban demasiado. A veces se volvía difícil...estar, existir. Pero nunca tuve deseos de morir, simplemente me sentía...vacío. Toda mi vida sentí que me faltaba algo, algo que me completara, algo que me diera una razón para existir, o para sentir que la vida sí tenía algún tipo de sentido. Es ahí cuando descubrí la lectura. Pasaba todas las mañanas, tardes y noches leyendo. Me sumergía en esas hojas llenas de historias y realidades alternas, me sumergía tanto que terminaba sintiéndome parte de ello; yo formaba parte de ese mundo, yo era ese mundo. Me sentía seguro, me sentía en casa. Y así, escapaba de la realidad continuamente. Y lo amaba.
Harry Potter siempre fue mi debilidad y mi gran obsesión desde pequeño. Amaba esa saga con toda mi alma, estoy seguro de que leí los libros más de diez veces. Por un rato, formaba parte de esas historias y me encontraba en Hogwarts junto a Harry, Hermione y Ron comiendo ranas de chocolate o bebiendo cerveza de mantequilla. Por un momento, por tan sólo un momento, me sentía feliz y cómodo, estaba completo y resguardado. Pero entonces volvía a mi realidad, y me encontraba con que yo no formaba parte de esas historias, tan sólo era un chico recostado en su cama con un libro en sus manos. Y todo se volvía gris, todo perdía sus colores y su sentido nuevamente.
Oía gritos, eran mis padres discutiendo de nuevo. "¡Yo nunca quise tenerlo!", dice mi padre. "¡¿Crees que yo sí?!", responde mi madre. Parecía molestarles mi existencia...de nuevo. Como si yo hubiera elegido nacer.
Sin darle mucha importancia a su discusión, que ya era costumbre de todos los días, me levanté de la cama, me dirigí hacia mi escritorio en el cual se encontraban mis auriculares y me los coloqué, decidido a continuar con mi lectura. "No surprises" de radiohead comenzaba a sonar, mientras yo volvía a perderme lentamente entre las hojas de Harry Potter y el prisionero de Azkabán. De todos los libros de esa saga, Harry Potter y el prisionero de Azkabán era uno de mis favoritos. Acerqué dos dedos a mi boca para relamerlos levemente y así poder pasar a la siguiente página. Luego, tomé la taza que había dejado posada en mi mesita de luz esperando a que se enfriara mi café, y bebí un cálido sorbo. Lectura, música y café era la mejor combinación que podía existir; me encontraba en un punto máximo de felicidad. Pero entonces, un individuo azotando la puerta de mi cuarto agresivamente logra descolocarme por completo. Era mi madre.
–No puedo creer que te atrevieras a interrumpir mi lectura.-solté en medio de un suspiro y un tono claramente enojado y cansado de este tipo de situaciones.
–No me interesan ni tú, ni tus estúpidos libros. ¿Algún día planeas hacer algo por esta familia?¿o te dedicaras a únicamente encerrarte en tu puto cuarto a leer esa mierda durante horas?-respondió mi progenitora, en un tono alterado y desesperado.
–Todo lo que tengo para ofrecer para esta familia es mi ausencia, no esperen más de mí.-dije, evitando tomarme demasiado en serio esta discusión.
–Sinceramente, nunca me arrepentí tanto de algo como me arrepentí de engendrar a un ser tan inútil e inservible.-
Me limité a suspirar. No quería lidiar con ese tipo de comentarios, no de nuevo. Ya no quería enojarme o angustiarme, lo único que quería era apagar todo tipo de sentidos y emociones en mí. Ya no quería que me importara. Asi que me limité a suspirar, y a agarrar el libro para seguir leyendo. Al no ver ni oír respuesta por mi parte, añadió: –Además de inútil, no tienes modales. Esto es increíble.
–Aprendí de la mejor. -respondí en modo de burla, aunque luego no pude seguir escondiendo mi enojo y simplemente dejé salir todo lo que tenía para decir.–¿De verdad tengo que recordarte que la razón por la que siempre estoy aquí encerrado es porque afuera de estas cuatro paredes soy un completo estorbo?¿De verdad tengo que recordarte que, si no hago más que estar en mi cuarto, es porque literalmente no puedo estar un puto segundo afuera sin generar una discusión con mi simple existencia? Incluso estando en mi cuarto puedo oír discusiones sobre cuánto les molesto y agobio. Incluso, estando en mi cuarto, intentando evitar la mayor cantidad de problemas posibles, tú vienes y traes la discusión hasta aquí. Es que literalmente no hay forma de evitarlos.-Estaba realmente furioso, no podía evitar alzar mi voz cada vez más y más. El cuerpo comenzaba a temblarme y sentía mi cara arder. Jamás había sentido tanto enojo junto, era como si estuviera colapsando. Pero supongo que eso es mi culpa, supongo que esa especie de colapso fue el resultado de aguantar y callar tanto durante tanto tiempo.–Y en caso de que también lo hayas olvidado, fueron ustedes mismos los que me pidieron que saliera de su camino. No me quieren ahí, pero tampoco me quieren aquí. No me quieren cerca, pero tampoco me quieren lejos. No me quieren con ustedes, pero tampoco me quieren sólo. No quieren que haga nada porque molesto, pero quieren que haga algo por la "familia", si es que a esto se lo puede llamar así-.
Mi madre me interrumpió con un fuerte cachetazo en mi mejilla izquierda.
–Escúchame bien mocoso, antes que todo soy tu madre, y debes respetarme. ¿Me oíste?
–No puedes ponerte ese título si ni siquiera actúas como una.
–Ay querido Yeonjun, siempre tan teatrero. Si tan infeliz eres con tu vida, ¿Por qué no te matas y listo? digo, ya que amas tanto el drama.-dijo, para luego darse la media vuelta y salir de mi cuarto sin siquiera dejarme contestar. Se sentía tan orgullosa por haber dicho semejante estupidez. Ya ni siquiera me sorprendía, pero jamás dejaría de decepcionarme.
Cerré la puerta de mi cuarto e intenté tranquilizarme. Estaba rojo, rojísimo, tanto que me ardía toda la cara y había comenzado a salirme una especie de sarpullido en las mejillas. Mi cuerpo temblaba, sentía que iba a estallar, mis lágrimas no habían tardado en salir descontroladamente. Estuve un buen rato apretando fuertemente los puños, intentando de alguna forma canalizar todo ese enojo y ansiedad. Apretaba cada vez más fuerte, pues de alguna forma el dolor me ayudaba a reducir el estrés. Clavaba mis uñas en la piel de mi mano, las clavaba cada vez más bruscamente, así hasta que acabé enterrándolas. Respiré hondo repetidas veces, me senté en el suelo y cerré los ojos; intentaba concentrarme en mi respiración, en cómo inhalaba y exhalaba prolongadamente, en cómo mi pecho se inflaba lentamente. Intentaba concentrarme en el sonido de los grillos que se escabullían entre las paredes de esa casa; oía a los búhos, oía el viento soplar y chocar contra las hojas secas de los árboles. De repente lograba canalizarme en los distintos sonidos y las distintas sensaciones que generaba el ambiente, y entonces, mi respiración agitada y el calor de mi cuerpo, se calmaban, disminuían.
Al estar más tranquilo y abrir mi mano, pude notar cómo la brusquedad con la que hice presión, había dejado sus cicatrices. Pequeñas gotas de sangre se desprendían de la palma de mi mano, y de a poco, dejaban ver unas nuevas marcas con la forma de mis uñas.
Me puse de pie, me enjuagué las manos, las desinfecté e intente curarlas, luego me dirigí hacia la esquina de mi cuarto, en la cual se encontraba mi amada guitarra eléctrica roja. La tomé, tomé mis libros de Harry Potter, los guardé cuidadosamente en el primer bolso que encontré entre las cosas de mi mueble, y sin pensarlo dos veces, me fuí. Aunque no sin antes despedirme de nuestra ama de llaves, quien parecía ser la única persona en la casa que se preocupaba por mi bienestar. De hecho creo que es lo más parecido a una figura materna que conocí, al igual que mi abuela.

Glimpse of us | Yeonbin Donde viven las historias. Descúbrelo ahora