10

36 7 2
                                    

—¿Así que dentista...?

—¿Sí?¿Cuál es el problema? Me miras como si estuviera mintiendo.

—No te estoy mirando así, solo me intriga que te dejen salir solo si tienes 14 años.

—¿Y eso qué? Me puedo cuidar solo.

—¿De verdad? Entonces creo que ya es momento de que te dejemos solo — respondió el Pucón levantandose de la silla tomando la mano del Inquilino—. No necesitas que ambos estemos aquí. Que te vaya bonito y que ojalá no te encuentren más caries.

—¿Pucón?

—Nos vamos, Inquilino— dijo el azabache llevándose al omega rápidamente del lugar dejando al Mochila solo en la cafetería.

Estando afuera, el peliazul miró extrañado al Pucón, más por su forma de actuar, ya que no entendía como podía verse como si sintiera... ¿celos? Si tan solo estaba hablando con el hermano del Mango sobre cosas cotidianas y además lo del dentista.

Así que queriendo tener una explicación detuvo su caminar, lo que también hizo el Pucón, debido a que aún lo tenía tomado de la mano.

—¿Qué wea?

—¿Cómo que qué wea? Primero suéltame la mano y luego explícame que wea te pasa.

—¿Por qué? Estoy normal— respondió el azabache soltando la mano del Inquilino rápidamente al darse cuenta de lo que hacía —. Uy que asco te toqué.

—qui iski ti tiquí... ya mejor dime la verdad.

—¿Verdad de qué? Si no me pasa nada, solamente quería salir de ahí y dejar a ese pendejo.

—¿No te llevas bien con él?

—¿Tengo cara de que lo haga?— el inquilino negó ante esa pregunta— Además, es terrible maraco. A la edad que tiene ya ha andado con casi media villa.

—¿Y eso en que te afecta? Es su vida, no la tuya.

—Lo sé, pero ve el caso de que ahora se haya acercado a ti con otras interpretaciones en vez de ir solo a comer. Ese weon es raro, lo llevo estudiando desde que apareció por aquí.

—Ay Pucón... con lo que me dices, el que parece raro aquí eres tú— comentó el Inquilino palmeando el hombro del mayor—. Además, tampoco es como si fuera a aceptar algún tipo de trato con él. No soy de esos que les gustan los menores de edad.

—No es tanto por eso... o bueno sí, pero al caso, trata de mantenerte alejado de él. Y esto te lo digo como un consejo de amigo, así que no pienses que estoy celoso.

—Está bien... ¿entonces ya nos vamos? Quiero llegar a la casa para arreglar unos archivos de mi PC

—Sí, vamonos— dijo el Pucón girando su cuerpo para comenzar a caminar, pero nuevamente tuvo que detenerse debido a que el Inquilino tomó con sus dedos su ropa tirando un poco de él, haciendo que el azabache girara su cabeza para mirarlo con duda—¿Ahora que pasa?

—Bueno...— el Inquilino habló tratando de no ponerse nervioso, ya que quería pedirle algo al Pucón que seguramente encontraría estúpido y además se negaría a hacerlo.

—¿Bueno qué?¿Qué quieres?

—Solo es una estupidez mia— respondió el Inquilino sacudiendo su cabeza—, pero por favor responde que sí.

—¿Y por qué tengo que hacerlo?

—Solo hazlo y no preguntes más.

—Está bien... entonces ya di que quieres. Te prometo que diré que sí.

not a toy storyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora