Capítulo VI. Un Nuevo Comienzo

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Pasaron unas semanas en las que Quinzel había ido a buscar a Kol para explicarle todo lo ocurrido. Decirle quien era, que relación había tenido con él, la relación que ahora tenía con Hope y lo más importante, por qué él y su familia no la recordaban, sin embargo, todo salió mal. Ahora, estaba intentado entender y procesar todo, pues era más que obvio que Kol, jamás la quizo, tan sólo, fue una más en su lista que uso para obtener un arma contra Niklaus. Pero ahora que el había muerto, el siguió con su vida. El logró enamorarse, aunque eso le dolió y demasiado, estaba feliz de que el lo estuviera. Sin embargo, lo que jamás podrá olvidar, es el hecho de que el intento matarla. Eso aunque era una posibilidad ella jamás lo creyó posible, nisiquiera en sus pesadillas, pues el Kol Mikaelson que ella había conocido, era un chico incomprendido que aunque siempre tuvo problemas de ira y era violento, jamás fue una amenaza para ella. Ella jamás le temió, de hecho, se sentía a salvo con él. Pero eso cambió completamente desde que intento asxifiarla y sólo porque su nuevo amor, llegó a salvarla. Ella logró comprender que Kol a pesar de no tener recuerdos sobre ella o su sobrina, pudo encontrar a una buena mujer que lo hiciera sentirse vivo. Y eso le reconfortaba.

Quinzel terminó de empacar sus pocas pertenencias y aunque está vez, ya no portaba el anillo de Kol. Si portaba su anillo de compromiso, ciertamente... No sabia el porqué, una parte de ella le decía que debía quemar el anillo, odiar a Kol y su familia por lo que le habían hecho pero sabía que no ganaría nada con eso. Klaus estaba muerto, Elijah también. Rebekah estaba con Marcel finalmente y Kol, parece estar feliz, igual que la hermana perdida de los Mikaelson. La única piensa que parece no estar conforme con todo, es Hope. Esta sola, no tiene a nadie, pues a pesar de tener una familia, ellos no la recuerdan. Y ella, no deja de sufrir por todo lo que ha perdido a su corta edad. Ciertamente, Quinzel se sentía identificada con Hope. Pues, parecían no tener nada y  ambas se culpaban por las muertes de sus padres.  Ella se quito el anillo, lo observo unos segundos y lo guardo en su bolsillo. No quería portarlo pero tampoco quería deshacerse de él, ese anillo significaba mucho para ella. Tomó una bufanda y la coloco sobre su cuello buscando ocultar las marcas que Kol había dejado sobre su cuello. Dolían bastante y aunque conocía hechizos para aliviar el dolor. No lo hizo, porque sabía que lo merecia. Sabía que de algún modo, debía olvidar a Kol y aceptar que amarlo, fue un error. Que el era una mala persona y que ella era muy ingenua al creer que el la había amado. Solo así, podría comenzar desde 0.  Esa fue su motivación, sabía  que ya no tenía familia, amigos, nada. Solo tenía a Clark y Hope. Y su quería estar con ellos debían terminar con Malivore, por eso, decidió volver a Mystic Falls. Iría a la Escuela Salvatore para acabar con Malivore y finalmente, ser libre.

Escucho que llamaron a la puerta, se dirigió a la puerta y abrió rápidamente, vio al hombre del taxi.

Buenos días ¿Le ayudó con su maleta?—.

Por favor— dijo sonriendo mientras veía otro extremo del pasillo a Kol, se quedó callada y trago saliva al sentirse incómoda. Vio al hombre bajar su maleta, rápidamente tomó su bolso y antes de que el pudiera decir algo, ella bajó las escaleras. La mirada de Kol estaba fija sobre, lo cual, le hacía  sentírse más incomoda. Davina salió lentamente de su departamento y observo a Kol viendo a Quinzel. No dijo ninguna palabra, Kol sólo entró al departamento y Davina lo miró confundida. Davina salió del departamento y bajó las escaleras siguiéndole, al ver que ella estaba en la recepción pagando su cuenta, espero y la miro sonriendo.

Entonces... ¿Ya te vas?—.

Quinn ciertamente no quería hablar con nadie ahora, mucho menos con Davina o Kol, ella solo volteo a verla y asintió con una leve sonrisa mientras intentaba buscar las palabras correctas.

Fue... Un placer, Davina Claire— dijo antes de dedicarle una leve sonrisa.

Davina le sonrió de igual manera, cuando la vio acercarse a la puerta decidió hablar.

El Legado Original (Kol Mikaelson) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora