1|Solo amigos

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Notas:

Historia ambientada en una época actual, en una ciudad ficticia.

Parte 1 de 2 historias conectadas.

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El verano había iniciado, las clases llegaban a su fin y era una época agitada para la ciudad de Berk, que era una ciudad llamativa por sus atracciones turísticas llenas de criaturas mitológicas, principalmente dragones.

Había un centro dedicado específicamente a estas criaturas, se llamaba "El mundo oculto". En ese lugar había información de cada especie, imágenes, regalos, concursos, comida en forma de dragones, una área infantil con actividades recreativas e inclusive una actividad especial donde los más pequeños podían cuidar huevos de dragón aprendiendo de ellos hasta verlos salir del cascarón, todo esto gracias a un mecanismo robotizado.

Este centro era amplio y requería de mucha gente para funcionar de manera adecuada, especialmente en esa época del año. Por lo cual era frecuente ver a bastantes jóvenes berkianos trabajando en el lugar durante el verano.

Ese año sería el primero para Astrid y sus amigos, a excepción de Hipo quien tenía un par de años más trabajando ahí. Ella observó una vez más al castaño de ojos verdes, quien le hablaba con suma paciencia a un grupo de niños mientras les explicaba cómo cuidar los huevos que se les habían dado. Suspiró sin quererlo y Heather giró a verla ante el soñador sonido. 

—¿Todo en orden? —interrogó con una sonrisa burlona al descubrirla viendo a Hiccup de nueva cuenta

—Cállate. —murmuró sonrojándose y volvió la mirada hacia los juguetes que debía recoger del suelo

—¿Te gustaría tomar la clase de crianza de un dragón? —soltó una risa al notar el enojo de la rubia por su pregunta

El castaño levantó la mirada al escuchar la risa de su amiga y sonrió al notar el sonrojo en la rubia. Regresó la mirada a los niños frente a él y siguió con su trabajo conservando presente la imágen de la rubia sonrojada, ¿Qué le habría dicho Heather para ponerla así?

El día pasó de prisa, la tan esperada hora de descanso llegó por fin y Astrid se dirigía al área de comedor designado para empleados fingiendo una sonrisa ante todo aquel visitante que se cruzaba en su camino. Una vez que entró en la habitación donde comería soltó un suspiro cansado y cerró sus ojos recargando su peso en la puerta al cerrarla.

—¿Día pesado? —una voz la hizo saltar en su lugar y abrió sus ojos encontrando a Hipo frente a ella

—Dioses. —murmuró poniendo su mano sobre su pecho queriendo disminuir el susto recibido

—Perdona, no quería asustarte. —soltó una risa baja —¿Quieres uno? —extendió hacia ella una caja de pastelitos decorados con un glaseado verde con azul y sprinkles amarillas

—¿Y eso? —interrogó con curiosidad acercándose un par de pasos a él

—Una pequeña celebró su cumpleaños en nuestra cafetería. —sonrió tomando uno —Su madre dejó una caja para papá y él me los dió a mi. —explicó simplemente

—¿Nuestra cafetería? —cuestionó con burla mientras tomaba uno de los pastelitos de la caja, él sonrió apenado

—No quise decir eso. —desvió su mirada —Quería decir que la cafetería del "Mundo oculto".

—Por supuesto que si. —soltó una risa y mordió el pastelillo —Mmm, está delicioso...

—Si, están muy ricos. —asintió el castaño tomando asiento en una de las mesas, siendo seguido por la rubia

—¿También es tu hora de descanso? —lo observó lamer el glaseado que tenía sobre sus labios y sonrió de manera boba

—Si, le pedí a Minden que me cambiara la hora. —le sonrió de vuelta, ella lo vio tratando de recordar quien era Minde y él pareció darse cuenta de ello —Trabaja en el área de crianza conmigo. —explicó haciéndola asentir

—¿Y por qué cambiaste la hora? — frunció su ceño confundida

—Porque sabía que descansarías a esta hora. —se encogió de hombros —Quería pasar tiempo contigo.

—¿A si? y eso, ¿por qué? —preguntó con suavidad

—Te he visto agobiada. —le sonrió con cariño y tomó su mano con delicadeza —¿Qué tal te ha ido en tu primer día?

—No sé como soportas tanto ajetreo —hizo una mueca

—Te acostumbras con el tiempo —lo observó un segundo y sonrió junto a él —, en uno o dos años aproximadamente. —bromeó riendo al ver  la rubia volviendo a fruncir su ceño

—No eres gracioso. —hizo una mueca fingiendo enojo ante la risa del castaño

Le encantaba escucharlo reír, su sonrisa era siempre contagiosa, sus ojos eran tan lindos que aseguraba que podrían ser dos piedras preciosas, dos esmeraldas brillosas que podrían robarle un suspiro a quienes lo vieran. Como a ella, en ese momento.

—¿Estás bien? —la pregunta del castaño la hizo reaccionar, ¿Acababa de suspirar frente a él?

—Si, si.. —balbuceó apartando su mirada del chico y se levantó para acercarse a su casillero asignado por su comida

Hipo la observó mientras esta buscaba su comida y sonrió al notar su sonrojo. Pocas veces la había visto sonrojada y le perecía una vista maravillosa como las mejillas de la rubia se coloreaban de un dulce tono rosado. Su mejor amiga era sin duda una de las chicas más lindas de la ciudad.

—¿Por qué me ves tanto? —cuestionó sin voltear a verlo para evitar que la viera sonrojada

—Te ves muy linda sonrojada —contestó con una sonrisa, ella detuvo sus movimientos sintiendo su rostro completamente rojo

—No digas eso.. —murmuró avergonzada y cerró su casillero para avanzar de nueva cuenta a la mesa en silencio, notando que tres chicas entraban hablando entre ellas

—Hipo, que gusto verte —saludó una de ellas acercándose a la mesa del castaño —pensé que estaríamos juntos en el área de crianza, pero me colocaron en el área de juegos —hizo una mueca

—Las áreas cambiarán el próximo mes, tal vez nos toque juntos —respondió el castaño con una sonrisa, Astrid los observó hablando un par de minutos hasta que la chica dijo algo que la sorprendió

—¿Ella es tu novia? —vio a la chica sonriendo hacia ella y hacia el castaño de manera alternada

—Solo somos amigos —dijeron ambos al mismo tiempo para después verse con una pequeña sonrisa

—Claaaro —la chica soltó una risa breve —Bien, nos vemos luego. —se despidió para acercarse a otra mesa y comer junto a sus amigas

Hipo cerró la caja con pastelillos y sacó de su mochila su comida para poder comer en un repentino e incómodo silencio, de esos que nunca antes habían tenido. Astrid lo observó un momento y sonrió con tristeza al pensar en la situación un momento.

Eran solo amigos, él la veía solo como su mejor amiga y dudaba que eso cambiara en algún momento. Ella, por otro lado, comenzaba a verlo como algo más que eso. Y no le agradaba esa sensación, ¿así se había sentido a él años antes?

HiccstridDonde viven las historias. Descúbrelo ahora