❧ 𝕮𝖆𝖕𝖎𝖙𝖚𝖑𝖔 𝖁𝕴𝕴𝕴 ❧

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-¿De verdad crees que podrás conmigo?—fingió conmoverse ante el lobo que le respondió con un fuerte gruñido.—Solo sabes ladrar.

-Y tú solo sabes matar gente inocente. ¡Maldito asesino!—le mostró los dientes para intimidarlo.

-Es un gusto saber que mis acciones llegan a oídos de todo el mundo.

-El odio te corroe por dentro porque sabes que ella jamás estará contigo.—lo provocó.

-Ella es de mi propiedad.—una nube negra comenzó a formarse entre sus manos.—¡Y no voy a dejar que me robes lo más preciado para mi!—la lanzó con fuerza haciendo que Kürt impactara contra un árbol y soltara un pequeño quejido de dolor.

-Si no atacas es aburrido.—el lobo se incorporó rápidamente y se abalanzó sobre este haciendo que ambos se enredaran entre la niebla oscura.

Kürt retrocedió un poco para ganar espacio en sus golpes. Sus movimientos al principio no fueron del todo certeros pero después aferró bien sus garras sobre la húmeda tierra y volvió contra el Strigoi.

Serkan se echó sobre él, su mirada estaba llena de odio; estaba dispuesto a matarlo, y a medida que se acercaba, podía ver en sus ojos como se reflejaba dolor ante las grandes heridas que le estaba ocasionando. Sonrió con maldad y clavó sus afiladas uñas desgarrando parte de su piel. Rápidamente el lobezno se echó hacia atrás pero el Strigoi fue más rápido que él y tomó su pierna haciendo que cayera ruidosamente contra el suelo y vibrara bajo su cuerpo clavándose varias rocas sobre su espalda.

-Será más fácil de lo que creía.—se sentó sobre él dejándolo preso contra la tierra.—Me temo que ha llegado tu hora.—colocó las manos sobre su cuello y buscó el punto exacto donde partirlo para acabar rápidamente con su vida.

-Eda jamás te amará.—murmuró entre la sangre que salía sin cesar de su boca.

-Pero evitaré que se case contigo y eso me basta para hacerla mía.—apretó más el agarre y el cuello de Kürt tronó ligeramente.

Eda abrió sus ojos de par en par al ver como el Strigoi estaba sobre su prometido. Pudo ver como su rostro estaba desencajado por la rabia y el odio que albergaba su alma. Kürt, sin embargo, estaba luchando por apartar las manos de Serkan que aún seguían apretandolo más y más.

-Sol y luna, que controlais el día y la noche, préstenme su poder para cumplir mi deber.—alzó las manos al cielo y comenzó a sentir como la energía pasaba a través de ellas.

De repente, todo a su alrededor se congeló como si el tiempo se hubiera parado en ese mismo instante. Los pájaros quedaron suspendidos en el aire y el agua de los arroyos se quedó estática. Todo se había detenido menos ella y Serkan, que estaba confuso al verlo todo.

-Muy bien Serkan Bolat.—caminó hacia él.—Ahora mismo me vas a explicar qué hacías atacando a Kürt.

-Cómo si no supieras el por qué...—se quitó de encima y se acercó que ella.

-No estoy jugando Serkan.—el Strigoi sonrió al volver a escuchar su nombre.—Es mi vida, y la que quiero, así que no puedes obligarme a nada.

-Claro que puedo.—respondió con indiferencia.—Eres de mi propiedad.—la recorrió con la mirada de arriba a abajo haciendo que Eda se frustrase ante su comportamiento.

-¡¿Será que la muerte es lo único que hará que me dejes en paz?!—alzó la voz.

-Tú no puedes casarte con él porque no lo amas.

-¡Si lo amo!—gritó.

-Mientes. Puedo verlo en tus ojos.—sus miradas conectaron por unos segundos hasta que Eda agachó la cabeza evitando mirarlo.—Deja de engañarte a ti misma de una vez.

𝕊𝔼𝔻 𝔻𝔼 𝕋𝕀 》𝑬𝑫𝑺𝑬𝑹Donde viven las historias. Descúbrelo ahora