❧ 𝕮𝖆𝖕𝖎𝖙𝖚𝖑𝖔 𝖃 ❧

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Serkan se movió entre las finas sábanas que armaban la cama. Abrió sus ojos lentamente tratando de adaptarse a la poca claridad que había en la habitación. Se sentó en el borde de esta, no sin antes estirarse, y comenzó a examinar cada detalle del lugar. Definitivamente, no era su castillo ni el de sus padres.

Un grato olor a comida recién hecha inundó sus fosas nasales. Al instante, su estómago comenzó a rugir de hambre. Quien sabe las horas que llevaría sin alimentarse.

Se levantó, y caminó siguiendo el rastro del aroma. Cada paso que daba, sentía que ya había estado antes ahí. Sacudió su cabeza despejando sus pensamientos y siguió avanzando.

-Veo que despertaste.—aquella voz hizo que se girara rápidamente poniéndose en alerta.—Buenos días, Serkan Bolat.

-¿Eda?—se extrañó al verla allí.

-La misma.—removió la comida que tenía en el fuego calentándose.—Sé que ahora mismo te estás preguntando que qué hago aquí.—alzó la mirada y pudo ver que los ojos del Strigoi eran verdes esmeralda. No había rastro de la oscuridad.—Anoche te encontré en el bosque. Necesitabas ayuda así que te traje aquí.

-Pero tú...

-No te temo, Serkan. Creo que eso ya deberías saberlo. Ahora toma asiento.

-No entiendo porqué estás haciendo todo esto.—frunció su ceño.

-¿Debe haber alguna razón para ello?

Serkan analizó de un solo vistazo todos los utensilios que había cerca de ella. Su vista se posó sobre el afilado cuchillo que reposaba sobre la tabla de madera.

-Eda.—volvió a mirarla.

-¿Mmm?

-Debes hacer algo.—su tono de voz demostró mucha seguridad.

-Sé perfectamente en lo que estás pensando y no, no haré semejante atrocidad.—fijó su mirada en él.

-Tienes que hacerlo.

-No, Serkan. Esta no es la forma correcta para que puedas ser libre de la oscuridad. La muerte no es la solución.—sus ojos comenzaron a aguarse.—No puedo hacer eso porque yo...—un nudo comenzó a formarse en su garganta con cada palabra que soltaba por su boca.—Si mueres yo lo hago contigo.—su corazón se encogió al imaginarse tal cosa.—¿Eso querías escuchar?

-No te creo, Eda.—suspiró.—No creo que alguien que haya pensado en contraer matrimonio con otra persona vaya a morir si yo lo hago. No sientes nada por mí.—tomó el cuchillo de la tabla.—Así que hazlo. Acaba conmigo y así todos podrán hallar descanso.

-Muy bien. Hagámoslo.—se acercó a él y le arrebató el cuchillo de las manos.—Pero primero verás lo que pasa si mueres por mi mano.—lo miró fijamente a los ojos transladandolo a una visión.

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-Ya estoy aquí colmillitos. Siento llegar tarde pero tuve que ir en busca de las flores Mavi.—se sentó en el pasto y dejó las flores a un lado.—Hoy hace un día hermoso, ¿no crees?—alzó la mirada al cielo por un momento, observando los pájaros volar.—Aunque sería más hermoso si estuvieras a mi lado. Pero ya falta poco para que regreses y te tenga entre mis brazos.

-¿Eda? ¿Otra vez de nuevo aquí?  Llevas días sin dormir desesperada por estar aquí.

-Mira Serkan. Selin vino a verte también.—la miró con una extraña sonrisa.

-Vamos a casa Eda.—la tomó de la mano.

-¡No puedo irme! ¡Él va a regresar por mi!

𝕊𝔼𝔻 𝔻𝔼 𝕋𝕀 》𝑬𝑫𝑺𝑬𝑹Donde viven las historias. Descúbrelo ahora