Travesuras.

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El día continuó normal, o más bien para mi fue normal. Revise tareas de los alumnos, ayude con la clase un poco, le llame la atención a uno que otro por molestar a sus compañeros o no prestar atención, volví a revisar trabajos, y terminé mi trabajo acomodando los pupitres que se habían movido por los niños cuando el timbre sonó y ellos salieron casi corriendo a la puerta de salida.Me encontraba borrando el pizarrón y justo entonces sentí como un polvo comenzaba a caer desde la parte alta de este. Mi atención se enfocó en aquello y por instinto pase mis dedos por la gruesa y metálica cabezera de este. Mis dedos se llenaron de un polvo blanco, como si fuera harina. Arrugue un poco la frente y di un paso hacia atrás para después buscar con la mirada algo con que apoyarme en el pizarrón. Una enorme escuadra de madera que colgaba a un lado de este me hizo crear una idea o más bien una conclusión.Tomé la escuadra dejando a un lado el borrador y con cuidado me acerque a la pizarra.— Si es lo que creo, debe de -no termine en decirlo, pues apoye solo un poco la escuadra en el pizarrón y más harina comenzó a caer.Contuve una risa amarga, de esas que lanzas cuando ves algo que te irrita o incómoda.No puedo creer que estos niños hagan todo tipo de travesuras y si está era una de ellas debía de haber más de ellas aquí.Comencé a limpiar la parte alta de la pizarra y después comencé a inspeccionar con la mirada alguna otra zona donde ellos escondieran sus próximas travesuras.Mi mirada se centró en el casillero de Margone, el cual hace un rato había visto como unos niños metían algo ahí pero pensé que ella se lo había pedido.Me acerqué con cuidado. No es que sea dramática pero más vale prevenir. Baje mi vista al suelo y justo en la parte baja de aquel casillero un listón rojo salía al descubierto.Estoy a punto de abrir la puerta de aquel casillero cuando una voz masculina se escucha desde la puerta del aula.— Hola -dice. Casi pego un grito al escuchar la voz de aquel chico que conocí está mañana.— Auch, no sabía que fuera tan feo -añade burlón, ya que por instinto puse una mano en mi pecho para poder tranquilizarme.Una sonrisa se le dibuja en el rostro al escuchar su mala broma y a la vez para relajarme un poco.— Hola. Perdón, es que estaba ocupada con algo -me defiendo mientras me pasó una mano por el cabello. Escucho como lanza una risa, enfoco de nuevo mi atención en él y noto que observa el mismo casillero que yo estaba analizando antes.— ¿Buscando trampas? -pregunta acercándose al casillero.— Bueno -alargo la palabra— Espera -le digo casi a gritos al notar que intenta abrir el casillero. Cole me mira con una ceja levantada, como si lo que le acabo de decir no tuviera sentido.— Solo vengo por algo que me pidió Margone, no vengo a robar -añade encogiendose de hombros. Estoy a punto de decirle que no abra la puerta del casillero pero justo cuando apenas pronunció la E de "espera" la puerta se abre y un gran estruendo se escucha y todo a su alrededor de llena de harina, la misma que había encontrado en el pizarrón, al igual que una sustancia negra babosa le cae en el rostro. Manchando solo su boca y nariz.Él se da la vuelta despacio, tal vez por el shock de lo que le acaba de ocurrir al igual que yo estoy asombrada y quieta en mi lugar.En su rostro se muestra molestia, irá, enojo y todo lo relacionado con lo malo, quiero hablar pero no puedo, es como si sí voy a hablar lanzaré una carcajada.Cole escupe una gran bocanada de harina y me mira con la esperanza de que le expliqué aquello.— Por lo menos no hay plumas -ironizó un poco, tratando de calmar el ambiente pero algo me dice que eso lo empeoró más.La puerta de la aula se vuelve abrir, dejando entrar a una Margone molesta.— Cole, ¿cuánto planeas tardar solo para por...? ¡Santo Cielo! ¿que te pasó? -dice casi a gritos a ver a Cole todo bañado de harina y con las sustancia que era antes negra ahora es algo morada. Cole trata de darse la vuelta pero otro estruendo se escucha y ahora son plumas blancas que salen y se le pegan en el rostro.Margone corre a él para alejarlo de aquel casillero y descubrir lo que había provocado aquello.Yo por mientras me quedo quieta en mi lugar, admirando la graciosa apariencia que ha tomado Cole, ¡Dios! si que se parece a un hombre pájaro con eso en la cara.No te rías Julieta, no te rías, ¡No te rías!— ¿De que te ríes? ¿Tanta gracia doy? -me reclama Cole, quien intenta quitarse la harina de los ojos, pero por más que quiso sonar sería al final soltó una carcajada.Me muerdo los labios para no sonreír más, pero cuando lo hago un sonido raro sale de ellos y terminó riéndome.— Perdón, es que... es muy chistoso verte así -digo quitándome una lágrima falsa del rostro. Cole se me queda viendo serio por unos segundos para después reírse y comenzar a sacudirse el cabello.El verlo así es tierno, creo que es el primer hombre que me parece tierno... Un momento, ¿que rayos estás pensando Julieta? esos tipos que son tiernos son los más malos, sin manipuladores, chantajistas y, y, y... ok, sí, son tiernos como un cachorro.— Bueno, ya se de dónde salió todo eso -dice Margone, sacando del casillero unas resorteras caseras que estaban sujetas a la puerta.— Malos en matemáticas, pero buenos en física. Que ironía -añado con sarcasmo.— Si, bueno -se encoge de hombros— No tan listos pues una de estas fallo. En fin, iré a avisarle a la directora de esto. Cole puedes irte ya a casa al igual que tú Julieta, yo me quedaré para mí segunda ronda -comienza a decir mientras camina a la salida.— Nos vemos mañana y Cole, quítate ese labial de la boca no te queda -se burla y finalmente sale del salón, dejándome a solas con él.Ok, esto es incómodo, que hago, ¿me despido de beso? emmm, no creo que sea buena idea. ¿Me voy dejándolo solo con su castigo? hmmmm, suena interesante ese punto.Ayúdalo, tal vez un día te pase lo mismo y alguien haga lo mismo por ti.Mmmmm, no lo sé. Podría irme ahora y llegar a casa más temprano y podré terminar de decorar la casa, pintarla quizás¿Con qué dinero Julieta? si no tienes ni en qué caerte muerta.Buen punto... Está bien, voy a quedarme a ayudarlo.— Cole -le llamo mientras que él se sacude la ropa. Su atención se enfoca en mi cuando digo su nombre y por unos instantes siento como una corriente me recorre al sentir su atención en mí pero en seguida desaparece.— Uhmmm, puedo ayudarte en limpiarte - digo con timidez. Como si así me dijera que sí, y aunque sé que sonare egoísta pero quiero que diga que no termino escuchando lo que no quería.— Bueno, no creo que está harina salga sola. -ironiza— ¿sería mucha molestia? -añade como un niño. Suelto una sonrisa y salgo del aula junto con él detrás de mí.

Di ¡No! al cliché [En Edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora