Cartas.

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Abro la puerta de mi departamento con rapidez, más de la que acostumbro para entrar y encontrarme con la cama desatendida, unos desechos de perro por todos lados al igual que orina.Camino por el lugar brincando todas las necesidades que ha hecho mi mascota, después de todo es un ser vivo y tiene que hacer esto.El sonido de unas patitas pequeñas no tarda en sonar y de la cocina sale corriendo ladrando mi perrita. Al verme da un brinco de emoción y se acerca moviendo la cola con mucha energía, justo cuando está cerca de mí empieza a pararse en dos patas y hacer un tipo de baile.Quiero gritarle pero a la vez quiero acariciarla.— ¿Tú hiciste todo esto? - pregunto señalando todo el lugar. La perrita ladra de alegría, el cansancio no tarda en aparecer al igual que la irritación de que tendré que limpiar todo el desorden. Lily hace un sonido extraño, como si estuviera entristecida.Me pongo de cuclillas para estar a su altura y solo le acarició el lomo.— Está bien, no es tu culpa que haya tenido un día de locos -le digo y me levanto.— Bueno -añado dando un aplauso fuerte— A trabajar.Dejo en una silla mi bolsa y saco de debajo del lavabo jabón, cloro y una cubeta, la cual llegó y mientras busco un trapo y la escoba.Comienzo a limpiar todo el departamento, desde la cocina hasta el baño. Terminó sacando una bolsa negra casi llena de basura de todos lados.Me quito de la frente unas gotas de sudor y puedo escuchar como Lily comienza a pasar de lado a lado con las patas sucias de no se que por el piso que acabe de limpiar.— ¡Lily! -le grito y la perrita se detiene. La miró dejando caer la bolsa por lo pesada que está y eso la asusta.— Ven acaba, niña mala. Te voy a bañar -digo cargandola y llevándola al baño— Por algo decía mi madre que las mascotas y carros son como tener un hijo - comienzo a hablar sola. Abro el grifo y empiezo a dejar que la bañera se llene de agua.Miro a Lily que está detrás de mí mordiendo algo, esperen eso se me hace conocido. No me digan que son.— ¡No! - le gritó y ella solo voltea y deja caer de su hocico las cartas que me había escrito Ronald.— No,no,no,no - repito acercándome a ella. La cargo poniéndola en mi regazo y comienzo a recoger los pedazos de papel que arrancó de las cartas.Había olvidado que las escondi en el baño para que nadie, solo yo, pudiera saber de la existencia de ellas pero al parecer alguien más ya lo sabía y ahora no había más cartas que guardar.Una mueca en mi rostro se dibuja al verlas destruidas, pero algo me llama la atención. Es una de ellas, una fotografía sale de está mostrando un lugar.Se me hace conocido y de nuevo un flashback aparece en mi memoria...4 años antes...— ¡Ahí voy! - gritaba Ronald desde la planta alta de su casa. Me encontraba en la cocina junto con una de las cocineras haciendo un regalo para él. Hoy era su cumpleaños y al parecer se le había olvidado —Como siempre—— Alice, ayudame a poner la mesa rápido y todos hagan como si es un día normal, ¿entendieron? - nos decía con una sonrisa nerviosa la madre de Ronald. Entró a la cocina en compañía de su hija quién al verme solo rodó los ojos y comenzó a hacer berrinche.Ok, aquí vamos de nuevo.— ¿y ella porque está aquí? - se quejó mientras me señalaba con una mano.— Porque es la novia de tu hermano y porque nos ayudó mucho en hacer esto - me defendía Teresa, una de las tías de Ronald.— Y porque sin ella este niño ya hubiera perdido la cabeza -se burló Martha entrando del jardín a la cocina. Una sonrisa se me formó en el rostro al escucharla decir eso y no porque lo que dijera era verdad, si no que en realidad era al revés, yo sin él no sabría ni en qué parte del mundo estoy pisando.— Vamos, Alice. Es el cumple de tu hermano, por lo menos por hoy no discutas con Julieta -me defendió la madre de Ronald.¡Un segundo! La madre de mi novio me acaba de defender, ¡OH MY GOD! Creo que se va a acabar el mundo.Todos volteamos a verla sorprendidos por cómo me había tratado. No tuve muy buena comunicación con ella, en sí la primera vez que Ron me presento a su familia como su pareja aún recuerdo las quejas que le hizo saber a su hijo desde la cocina y algo que la caracterizaba a esta mujer era que si algo no le agradaba lo hacía saber cuanto antes.— ¿Qué? -pregunto mirándonos a todos.— La defendiste -agrego Alice mientras recibía los platos y cubiertos para poner la mesa de su madre. La mujer solo miro a todos una vez más y luego a su hija para después soltar una risa nerviosa.— Bueno, porque sin ella no habría postre - añade encogiéndose de hombros.El sonido de pasos acercándose hace que todos nos alteremos. Martha corre al jardín con ayuda de Rosa, otra de las cocineras, el tío Benjamin y sus hijos hacen como que ven la televisión, como si el noticiero fuera importante. Teresa y Alicia su hija comienzan a hablar entre ellas sobre un chisme de famosos, mientras que Alice y su madre Annalisa terminan de poner la mesa, mientras que el tío Antonio hace que lee un libro el cual está al revés. Yo sigo ayudando en la cocina y de rato veo que Ronald entra al comedor junto con Aarón y Tomás su primo.— ¡Lo hubieras visto, hermano! era asqueroso - decía de manera exagerada Aarón mientras hacía un gesto con sus manos y luego se asqueaba solo.— Solo a ti se te ocurre ir a un campamento como esos - se queja Tomás mientras se pasa hacia la cocina y toma una manzana para después morderla.— Solo tengo una pregunta, ¿cómo es que terminaste limpiando los baños de mujeres? - dice aguantandose la risa. Aaron solo se encoge de hombros y entonces comienza a saludar a todos. Cuando llega conmigo solo me guiña un ojo y yo sonrió ante el gracioso gesto que le hace.Ronald se da cuenta de eso y por unos segundos creo verlo molesto, pero en seguida lo oculta.— Hola - me saluda después de ver cómo su hermano se aleja de dónde estoy.— Hola - le regreso el saludo sonriendo mientras vuelvo mi atención a la estufa y apagó el estofado el cual lo tapo rápido.— ¿Te ayudo en algo? - pregunta acercándose a mi para darme un beso pero me aparto de él. Me hago a un lado al ver como Alice nos mira con cara de pocos amigos y escucho como su madre finge una tos.— No, yo puedo -digo volviendo a sonreír y alejándome un poco de él. Pude notar que eso le pareció muy extraño, porque siendo sincera él era alguien que no ocultaba muy bien sus emociones.— Bueno Ronald, ¿porque no sacas lo que está en refrigerador? -dijo dando un aplauso fuerte Alice. Ronald la miro con una ceja levantada y a muy a mi pesar me contuve en sonreír.— ¿y porque tú no lo sacas? - le reclama Ron.— Es que está muy pesado -se queja Alice y aunque eso lo dice en un tono de broma, su madre y yo le lanzamos una mirada asesina.— Ok -dice Ronald al notar la expresión de su madre, aunque siendo sincera sonó más a una pregunta.Mientras Ronald saca lo que está en el refrigerador, como unos rayos sus familiares y yo acomodamos los regalos en la mesa y el pastel que tenía guardado en el jardín el cual metió rápido Teresa.Finalmente Ronald entra al comedor con una nota que había dejado en el refrigerador y con curiosidad la lee.Cuando levanta su mirada casi me quedo sorda por los ruidos y gritos de todos a excepción de mí. Ronald mira asombrado a todos. Alicia se acerca con un globo enorme y lo revienta sobre él para ser bañado de confeti y harina.Todos reímos por la expresión que hace al recibir aquello y justo entonces sus ojos se encuentran con los míos.— Feliz cumpleaños, RonActualidad.— La cocina de su casa -pienso en voz alta al ver aquello. Volteo la fotografía y en ella se encuentran nuestras iniciales y un sol y luna. ¿quién diría que ahora estaríamos así? el sol que ilumina todo a su alrededor y la luna, quién solo recibe su calidez a lo lejos por miedo a salir lástima y quemarse.Lily ladra a un lado mío, tal vez me quedé mucho rato mirando aquella foto o tal vez me quedé impresionada de que él nunca olvido aquello.— Si, si, vamos a bañarte bolita de pelos -le digo haciéndole cosquillas en su barriga. Estoy a punto de volver a ocultar las cartas donde las escondí antes pero ¿y si es el mismo destino que quiere que eso no pase?Dudo en si volver a esconderlas o sacarlas y leerlas todas y está vez no me preocupo por la elección que escojo. Me las terminó quedando.

Di ¡No! al cliché [En Edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora