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Me acerqué cuidadosamente a Jeongin y toque su hombro. Mordí mis labios, se veía enojado, pero quería preguntarle cómo se encontraba.

—¿Innie? ¿Estas bien?

La respiración de Jeongin empezó a hacerse irregular, como si realmente no pudiera controlar su enojo. Tomó aire y lo volvió a soltar como si estuviera intentando calmarse a si mismo. Se giró y me miró con una sonrisa, aunque no parecía natural.

—Está bien chocolate, solo....vuelve adentro, necesito tomar aire.

Asentí moviendo mi cabeza algo confundido y Jeongin simplemente cambio a su forma lobuna justo antes mis ojos y salió corriendo entre los árboles. Miré a mi alrededor, estaba solo... lo cual resultaba tentador, me senté debajo del gran árbol mirando hacia el bosque tupido. ¿Sería capaz de escapar después de todo? Era tentador, pero ¿que tenía allá afuera? Mi "novio" me había engañado, volvería al orfanato en el mismo trabajo, no tendría a nadie a quien le preocupara mi desaparición. Entonces... ¿valía la pena? Aquí me sentía como en casa aunque al inicio todo fue un poco extraño.

Negó con su cabeza, no escaparía después de todo, este es su lugar, aquí se siente completo. Suspiré y volví mi vista hacia el cielo, era muy hermoso en el día, pero su vista nocturna era un verdadero goce para sus ojos. Se levantó del lugar, se sacudió la tierra que se habría pegado a sus pantalones y entró a la madriguera. Todo esto sin ver que, alguien ajeno al hogar iba detrás de él.

Los pasillos de la madriguera eran algo largos y la verdad habían otros caminos que tenían objetivo alguno, pero el recordaba que caminó debía seguir. Directo por las antorchas encendidas hasta llegar a la sala principal donde dormían todos. En su camino fue pensando en cuál sería su futuro junto a estos chicos con tal característica tan distintiva. Tampoco le desagradaba el hecho de quedarse con ellos para toda su vida.

Un sonido de una roca, como si la hubieran pateado le hizo salir de sus pensamientos y se puso en estado de alerta. Un desconocido aroma le hizo extrañar, no era ninguno de los chicos... empezó a correr por el mismo camino por el que iba y sintió las pisadas volviendo más rápidas detrás de él. Un nudo se formó en su garganta, ¿porque lo perseguían?

Siguió corriendo con todas sus fuerzas, sentía la entrada tan lejos, pero estaba a tan sólo unos pasos de lograrlo y escapar del extraño. Siguió y siguió sus pies hacían el esfuerzo que podían, y finalmente vio la reluciente y acogedora entrada... más era tarde, lo habían tomado del brazo y jalado con fuerza hacia atrás, luego sintió un pañuelo suave en su cara con un olor extraño. Como en las películas, en este momento era cuando me sentía a desmayar. No quería cerrar mis ojos, tenía que pedir ayuda.

"Por favor... chicos, ayuda..."

Mis ojos que luchaban por fin se cerraron, y todo se volvió oscuro al instante.

— Finalmente te tengo omega, al consejo le encantará recibirte...

El desconocido soltó una risa malévola.
Y se marchó de la madriguera llevando a cuestas a un dormido Changbin.

LOBOS ៚ Changbin Harem Donde viven las historias. Descúbrelo ahora