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Changbin jadeaba y gemía de forma placentera, cada vez que los chicos simulaban embestidas contra su trasero o entrepierna. Lo tenían lloroso, débil y con sus piernas como gelatina en medio de ambos.  Su ropa había acabado en cualquier lugar de la habitación y Changbin realmente no podía pensar con claridad, sentía el ¿aroma? de ambos llenar la habitación, ¿el aroma de las personas eran tan fuerte? Al parecer, sí.  No podía decir claramente cual aroma era de cada uno, pero podía percibir dos fuertes aromas, uno a menta fresca y el otro a café. 

Definitivamente ambos olores lo tenían mareado y sumamente excitado.

—¡Chicos, llegamos!
Changbin aún en su nube de placer, se negó a separarse del calido cuerpo de Hyujin, enterrando su cabeza en el hueco de su cuello, para olerlo.  Un gemido satisfactorio salió de sus belfos al sentir el fuerte aroma a menta provenir de él.

—¿Chicos?

La voz enojada de Chan trajo devuelta al mundo a ambos muchachos, menos al pequeño que aún gimoteaba en los brazos de Hyujin, queriendo enredar sus piernas en la cadera del más alto.

—Ven aquí, chocolate— ordenó Chan, observando con satisfacción como el más pequeño se separaba jadeante de Hyujin y caminaba hacia él, estirando sus brazos para ser cargado. Chan, como todo hombre consentidor que era, lo alzó en brazos.

El pequeño ronroneando satisfecho por la acción del más alto y rápidamente escondiendo su cabeza en el cuello del líder. Chan olía fuerte, Changbin no podía describir bien el aroma que desprendía pero se sentía como su hogar.

Uno que tanto tiempo buscó y ahora, podía decir que lo encontró. Por lo que se aferró aún más al cuerpo tibio del mayor.

—¿Qué mierda creían que hacían?— Minho gruñó amenazador, desprendiendo feromonas de enojo que rápidamente llenaron la madriguera. El pequeño Changbin alzó su cabeza aún con sus ojos nublados por el placer, buscando la fuente de aroma.

Chan se dió cuenta de ello y le entregó a Han, el pequeño Changbin.

—Lleven a chocolate para afuera, esto tomara tiempo— les ordenó. Los menores de la camada asintieron y dejando las bolsas en el suelo, llevaron a Changbin afuera.

Chan observó a los menores decepcionado.

—Creo que dije claramente que no intentaríamos nada con chocolate hasta ganarnos su confianza— les gruñó. — ¿Son conscientes de lo que hubiera sucedido si no hubiésemos llegado? Ustedes jodidamente lo marcarían sin su consentimiento, además de estar liberando sus malditas feromonas para tenerlo sumiso y mareado— la voz de Chan iba subiendo cada vez de tono, el enojo siendo palpable en su hablar.

—¿Y por qué demonios tienes que ser tu el primero en probarlo?— soltó Hyujin, enojado. — Eres el líder, pero eso no te da derecho a tenerlo antes que nosotros, también es nuestro....

—¡Silencio!— Todos se estremecieron. Los menores bajaron su mirada al igual que sus cabezas, ladeando su cuello en señal de sumisión para el alfa de la manada. —Escuchenme bien, animales. Dejaran en paz a Changbin, no permitiré que abusen de él, si llegase a pasar algo, el tiene que primero, estar presentado y dar su maldito consentimiento, no ser casi drogado por sus feromonas de adolescentes calientes.

—Innie

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—Innie.

La dulce voz de Changbin hizo suspirar
a todos, el más bajito aún estaba algo embobado con sus feromonas, ahora que las había sentido el más bajo estaba totalmente sumiso ante sus secuestradores, hablándoles como un bebé, diciéndoles apodos adorables y haciéndoles ojitos.

—¿Si, bebé?— inquirió el menor, mirando con una sonrisa como el mayor chillaba adorablemente y escondía su rostro con sus manos.

—Innie, ¿Binnie podría sentarse en tus piernas?— musitó Changbin, su voz dos veces más aguda que antes, haciendo que la camada de ocho chicos, soltaran feromonas que hacían al más bajo doblegarse ante ellos.

Pero lo hacían por su instinto.

Jeongin asintió. Por lo que Changbin corrió a sentarse en el regazo del chico alto, sonriendo mientras abrazaba el cuello del menor.

—Eres tan lindo, Binnie— Chan agarró la mejilla del más bajito entre sus dedos, teniendo de recompensa unos bonitos sonidos que hacía Changbin cada vez que lo mimaban.

—¿Binnie es bonito?— inquirió contento por tener toda la atención en su persona. Los alfas sonrieron mientras empezaban a llenarlo de halagos y mimos.

Ah, Changbin se sentía muy feliz. Estaba tan absorto en los mimos que no sintió el olor de alguien desconocido, era un aroma fuerte a carbón y a Changbin no le daba buena espina ese aroma.

Empezó a inquietarse, buscando con su mirada a Minho, este tenía su celo fruncido mientras miraba a Chan con su celo fruncido, parecía que se comunicaban con la mirada. A Changbin no le importó, se levantó del regazo de Jeongin y fue hasta Minho para abrazarlo, con temor.

—Hombre malo— susurró, ganándose las miradas nuevamente de toda la camada. Los chicos se levantaron de inmediato, dejando a Minho, Jeongin y Seungmin cuidando de Changbin.

Chan se levantó inmediatamente de su lugar persiguiendo los fuertes aromas y se perdió entre los túneles. Se empezaron a escuchar gritos, los los aromas tenían muy nervioso a Changbin y mareado, se sobresalto cuando el aroma a carbón se sintió demasiado fuerte, su vista se nublo al ver a un impotente hombre el "umbral" de el hueco que los dejaba pasar a la cocina.

Ven aquí, bonito.

Changbin jadeó por la orden dada. Su cuerpo levantándose en contra de su voluntad para obedecer al hombre, antes de acercarse Minho lo apresó entre sus fuertes brazos.

Seungmin y Jeongin se pusieron rápidamente frente a Changbin y Minho, gruñendo de forma amenazante, advirtiéndole al hombre que si daba un paso más, lo harían trizas.

Aléjate, este humano nos pertenece.
Chan entró a la habitación jadeante, con su pecho desnudo y pantalones rotos, Changbin al verlo gimoteó queriendo irse a sus brazos y refugiarse en él.

Chan entró a la habitación jadeante, con su pecho desnudo y pantalones rotos, Changbin al verlo gimoteó queriendo irse a sus brazos y refugiarse en él.

El hombre empezó a reír de forma escalofriante, Changbin se pegó aún más a Minho, mirando con miedo al hombre.

—No me hagas reír, Christopher— dijo con la burla adornando en su ronca voz. — Todos sabemos muy bien que este muñeco, no es del todo humano. Y por eso, lo están escondiendo de toda la manada.

Chan le gruño y se lanzó a golpearlo, pero el hombre lo tiró al suelo de un golpe, alertando a todos.

Incluso a Changbin que lo miro mal y le gruñó como todos habían estado haciendo.

—Que omega más gruñon.

LOBOS ៚ Changbin Harem Donde viven las historias. Descúbrelo ahora