xii. Lo dices y te pego con la sartén

245 17 0
                                    


19 de marzo de 1973

Faltaba exactamente una semana para mi cumpleaños número 13, y no estaba nada emocionada al respecto. Ninguno de mis amigos, exceptuando a James y Lea, sabían cuando era mi cumpleaños, y prefería que siguiera así por un largo tiempo, lo único que sabían era que no me gustaba ese día. Ellos no entendían el porqué, pero no me apetecía dar explicaciones.

Como ese día caería en domingo mis padres pidieron un permiso para yo poder irme el viernes por la tarde y volver el domingo por la noche, y es que, como todos los años, iríamos al cementerio a dejar flores nuevas.

El sábado era el cumpleaños de James y Lea, por eso son los únicos que saben sobre mi salida, pero eso no quitaba que les había comprado un regalo.

Terminaba de comer y salí del Gran Comedor despidiéndome de mis amigos. Hace unos meses descubrí la Sala de Menesteres —que es hacia donde iba—, también conocida como la Sala que Viene y Va, Sala Multipropósitos o Sala de los Requerimientos.

La primera vez que me apareció me asusté, y por eso investigué. Es una sala que atiende las necesidades del usuario de la misma, transformándose y abasteciéndose según sus necesidades (menos las cinco excepciones de la Ley de Transformación Elemental de Gamp). Algunos la llaman la Sala de los Objetos Ocultos ya que cuando quieres esconder algún objeto se les materializa en forma de una especie de "mini-ciudad" conformada por miles de objetos que los alumnos de todas las generaciones fueron ocultando. Se halla en el séptimo piso justo en frente de un tapiz de Bárnabas el Chiflado, para hacerla aparecer se debe pasar tres veces frente al pedazo de pared despejada con la necesidad clara en la mente, si se concentra y lo logra se aparece una puerta que al abrirla revela la sala adaptada totalmente a la necesidad requerida.

Allí solía ir cuando quería bailar. No me gustaba que la gente supiera esa parte de mí, pero era por la sencilla razón de que cuando se lo conté a unos "amigos" que tenía antes de venir a Hogwarts, ellos se burlaron de mí diciendo que yo nunca bailaría tan bien como las del Ballet Nacional; desde entonces decidí que el baile sería algo que mantendría en secreto.

Nunca lo dejaría, era una parte demasiado importante de mí como para dejarlo, el baile probablemente sea lo que me salvó. Es un método de escape que a veces se convierte en la razón de mi estrés; era como el piano, me encantaba tocar el piano y el violín, pero nunca será lo mismo que con el baile.

Los instrumentos me ayudan a relajarme cuando estoy algo estresada, pero el baile es mi escape para cualquier situación, si estoy triste bailo, si estoy feliz bailo, si estoy enfadada bailo, puedo expresar lo que quiera bailando.

Puse la música y comencé a moverme al ritmo de ésta. Todo a mi alrededor desapareció, solo estaba yo y la música. Me imaginaba que estaba en el campo, mientras me movía con sutileza. Los pasos salían solos, todo era muy fluido; sentía que estaba en el cielo.

Bailaba tranquilamente hasta que escuché como algo se cayó. Me giré para ver que era y pude ver a Sirius que estaba recogiendo lo que se le había caído, yo lo vi mal y me acerqué a él.

—¿Qué cojones haces aquí Black? —dije enfadada, él me vio nervioso.

—Yo... Solo quería hablar contigo, pero te fuiste muy rápido del Gran Comedor y te seguí hasta aquí —dijo trabándose un poco al hablar.

—¿Me has visto bailar? —dije ya calmada, pero algo nerviosa por miedo a su respuesta.

—Sí —respondió él—, y déjame decirte que bailas genial, nunca había visto a alguien que bailase tan bien y disfrutase tanto como lo acabas de hacer.

Hope Ur Okay¹ ||Sirius Black|| [Saga Secrets]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora