xiii. Castigo

233 14 0
                                    


3 de octubre de 1973

Estaba en la sala común de Gryffindor, ya que James me había invitado a ir para hablar de una cosa, según él bastante importante. Yo no tenía ni idea de que me diría, pero para eso lo esperaba sentada enfrente de la chimenea.

Leía un libro de pociones que me dejó Lily cuando una voz masculina me interrumpió la lectura.

—¿Tanto me quieres que vienes a la sala común de mi casa para pasar tiempo conmigo? —dijo Sirius sentándose a mi lado.

—Oh, sí, estoy tan enamorada de ti que quise venir aquí para verte, aunque sean solo dos minutos —dije sarcástica sin apartar mi mirada del libro—. Pues claro que no idiota, estoy aquí porque James me quería decir algo, y déjame decirte que no todo gira entorno de ti Black.

—Venga ya rubia, yo sé que muy en el fondo querías verme —dijo Sirius quitándome el libro de las manos para que lo viese.

—Sirius, devuélveme el libro —le pedí tranquilamente.

—Atrápame —dicho eso, él comenzó a correr por la sala común y yo le comencé a seguir.

Seguimos dando alguna vuelta por la sala común llamando la atención de algunos alumnos que estaban allí. Sirius se reía, pero a mí no me hacía ni una pizca de gracia.

Él salió de la sala común y bajó rápidamente las escaleras giratorias, yo le seguía intentando atraparle. Siempre que estaba cerca de él, éste aceleraba; no sabía cómo no se cansaba ya, porque yo ya me estaba cansando.

—¡Sirius, dame el puñetero libro de una maldita vez! —le grité.

—¿Con esa boca besas a tu mamá? —preguntó riendo y esquivando a la gente que venía de los pasillos.

Seguimos corriendo cuando Sirius se paró de golpe, yo aproveché esa oportunidad, me acerqué a él y le quité el libro.

—Me vuelves a quitar el libro y juro matarte —le advertí, pero él no se inmutó, miré donde estaba él y vi que estaba Filch y la señora Norris llenos de pintura rosa, y nos miraban a nosotros como si fuéramos los culpables—. Sirius, ¿qué has hecho?

—Yo nada —dijo el Black tragando saliva ya que Filch y su gata se acercaban a nosotros.

—¡Vosotros dos! —nos dijo señalándonos—. Vais a venir conmigo al despacho de la profesora McGonagall.

Y eso hizo, nos llevó al despacho de la profesora McGonagall, quien al ver al celador de Hogwarts se sorprendió. Noté como se le escapó una pequeña risa, pero al momento se puso seria.

—¿Qué ha pasado Argus? —le preguntó la maestra de transformaciones al vigilante.

—Estos dos gamberros nos han tirado globos de pintura rosa.

—Ya veo —dijo viéndolo de arriba a abajo—. Ya se puede ir Argus —y éste se fue gruñendo por lo bajo, Minnie nos vio seria—. ¿Cuándo aprenderéis? Siempre os estáis metiendo en líos, vosotros y vuestros amigos.

—Minnie nosotros no fuimos, te lo juro —dije dando un paso al frente, ella me miró.

—Pues dime señorita Abbey, ¿quién fue? —me quedé callada porque en realidad no sabía quién había sido—. Ya decía yo, se os quitaran 15 puntos a cada uno por esta broma y otros 10 por causar disturbios por los pasillos —la vimos sorprendida—. Oh, claro que sé que habéis estado corriendo por los pasillos molestando a alumnos y maestros, no creáis que no, se dice que es porque el señor Black te molestó señorita Abbey —yo volví a mantenerme callada—. Bien, pues como castigo tendréis que pasar una semana entera juntos.

Hope Ur Okay¹ ||Sirius Black|| [Saga Secrets]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora