2. Wanda Maximoff.

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Stephen.

—¿Con quién dejaste a Leo?—Pregunté observando a la pelirroja pasearse delante mío.

—Clint.—Contestó ella rápidamente mientras observaba el darkhold delante de ella.—¿Wong está aquí?

—No, o no te habría dicho que vinieras. No es una buena idea que él sepa lo que haz venido a hacer.

—Stephen. Quizá no logre...—Comenzó ella y la detuve tomando su mentón.

—Wanda. Son nuestros esposos. Podemos hacerlo por ellos, podemos... Simplemente disfrutar de ésto, por ellos. Necesitamos encontrar la forma de...

—Sólo verlos. Eso dijiste. Verlos una última vez y despedirnos de ellos...—Murmuró Wanda. Asentí rápidamente.

Mis planes no van mucho más allá de tomar la mano de mi amado y besarlo unos minutos.

—Pero de ser posible... Necesitaríamos traspasar todo ésto. Ir a otro universo y...

—Eso no es posible, sólo  deambulando.—Dijo ella. Asentí.—¿Cómo lo lograremos?—Preguntó y le lancé algo que me había tomado mi tiempo encontrar entre los libros que guardaba Wong.—¿Qué es ésto?

—El libro de los condenados.

—El darkhold...—Murmuró ella poniéndose en pie.—No tocaré eso, Stephen.

—Wanda.—Traté de detenerla.

—No, Stephen. Tengo un hijo pequeño. Vision solía hablarme de lo que ocasionaba eso en quienes lo tocaban. Natasha me hizo prometer jamás acercarme a...

—¡Natasha no está!—Dije molesto. Ella me observó en silencio.—Natasha no está. Ella se fue. Y si lo tomas, será únicamente para que tu hijo pueda ver su rostro una última vez.

Ella lo observó en silencio y negó repetidas veces. Comenzó a avanzar hacía la puerta y la detuve.

—Wanda. Por favor... Sabes que ambos necesitamos ésto.—Gruñí y ella tragó saliva.—Quiero... Necesito... Ver a Tony, Wanda. Necesito ver a mi esposo una última vez. Sólo eso te pido.

—No puedo arriesgar mi cordura por ésto. No puedo arriesgar mi cordura por... Natasha. Es mi hijo quien está en juego.

—Él no tiene que saberlo.

—Stephen.

—Wanda. Te necesito y tú a mí. Ni tu ni yo pudimos despedirnos como debíamos. Forzados a ver a quienes amamos, morir. Solos, llenos de magia... Y sin poder usarla para vivir con ellos.

—Ya cometí éste error y pude resolverlo.—Dije yo.

—¡Westview fue únicamente el amor hablando por medio de la magia! ¡La necesitabas!

—No era real...—Dijo ella y vi las lágrimas caer por sus mejillas.

—Ahora lo será. Wanda. Hazlo. Te necesito. Sólo tú y nadie más que tú puede...

—También puedes leerlo. Puedes leerlo solo, Stephen. Nadie va a culparte si lo haces. Si tú... Te corrompes, nadie dirá nada. Pero yo... Stephen, si yo cometo un sólo error más, van a crucificarme, y tengo un niño pequeño al que cuidar. No puedo permitirme caer en ésto, no puedo incluso si me muero por ver el rostro de Natasha a centímetros del mío. No puedo, no necesito ésto, por favor.

—Wanda. Piensa en todo que la extrañas.

Ella negó y abrió la puerta.

—Cada mañana. —Comencé yo.—Me despierto sintiéndome el hombre más vacío del mundo sin Tony. Ayúdame.

Siniestro. -Ironstrange.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora