𝐇𝐄𝐑 | 𝐁𝐈𝐋𝐋𝐘 𝐋𝐎𝐎𝐌𝐈𝐒

𝐂𝐚𝐩𝐢𝐭𝐮𝐥𝐨 𝟗

   Paso los canales de la televisión y al no haber nada, apago. Dejo el mando en la mesita de noche y pongo mis manos en mi regazo. Dejo escapar un suspiro. La puerta de mi habitación se abre y veo a mi padre entrar.

—Hola, cielo —él cierra la puerta detrás de sí y camina hacia mí—. ¿Cómo estás?

—Mejor —le dedico una sonrisa.

—Mamá vendrá en un rato, ¿si? —me da un beso en la frente y se va a sentar en el sillón que hay al lado de la cama.

—¿Sabes cuando podré salir de aquí? —pregunto.

—Aún no —niega con la cabeza—. Los médicos dicen que todo está bien, pero quieren hacer alguna que otra prueba más antes de poder darte el alta.

—Entiendo —mi padre pone su mano sobre la mí.

—Todo va a salir bien, pequeña —se inclina y me da un beso en el pelo.

—¿Cómo están ellos? —pregunto.

—No lo sé —niega con la cabeza—. He intentado que me den más información, pero no han cedido.

—¿Qué te han dicho? —pregunto.

—Me han dicho que Stuart está fuera de peligro, pero que las heridas le dolían tanto que le tienen que dar calmantes y sedarle, por lo que se pasa más tiempo dormido que despierto.

—¿Y Billy? —miro a mi padre.

—Dicen que la actividad cerebral es normal, pero que puede tardar un poco más en despertarse. Las neuronas no parecen afectadas y las transfusiones de sangre han conseguido salvarle, solo hay que esperar a que despierte y ver si los daños fueron mayores.

—Está bien —suspiro.

—Winter, cariño —miro a mi padre—. No tendrías que haberte metido en esto. No tendrías que estar aquí de nuevo.

—Mamá y yo prometimos acabar con las burlas y si los Prescott creen que ellos están muertos y que yo he olvidado, debe ser así.

—Sabes que tendría que detener a tus amigos, ¿verdad?

—Pero no lo harás —niego con la cabeza—. No puedes detenerlos, papá.

—Son asesinos, Winter.

—Sí —asiento con la cabeza—, pero no puedes hacerlo, papá.

Mi padre me mira fijamente unos segundos. Deja escapar un suspiro y se muerde el labio inferior.

—Está bien —me mira—. Pero no prometo mucho.

—No hay pruebas que apunten a que ellos son los asesinos, me encargué de eliminar todo —le informo.

—Sidney Prescott sigue con vida.

—Sidney Prescott cree que ellos están muertos, por lo que en ese sentido no puede hacer nada. De todas formas, es su versión contra la mía. Me hice con una grabación que dejó Gale Weathers, por lo que no tienen pruebas sólidas de lo que ocurrió en la casa, lo destruí todo antes —mi padre deja escapar una pequeña sonrisa.

—Te he enseñado bien —acaricia mi mano.

Mi padre se queda un rato más y se va sobre las cinco para dejarme descansar un poco.

◊◊◊

—Hola, Winter —la enfermera entra en mi habitación con la bandeja de la cena en las manos—. ¿Cómo estás?

—Mejor —entrelazo mis manos en mi regazo.

—Eso es buena señal —ella me dedica una sonrisa—. Hoy la cena es más rica —acerca la mesa y pone la bandeja sobre ella.