Bueno en Matemáticas, Malo en el Amor

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El día transcurría con normalidad, las aves canturreaban y el cielo con nubes esponjosas se adornaban.

Era un día perfecto.

Pero no para Anya, su cabeza daba un sin fin de vueltas, llegando a tal punto de marearla, miraba su cuaderno con confusión, todo ese montón de ejercicios matemáticos la tenían ya harta y al borde del desquicio. Levantaba su rostro para fijar sus ojos en el profesor, que ya iba en 5 ejercicios más adelantados que ella. Se había quedado estancada en uno y ahora se le acumulaban los otros.

Suspiro con desgano mientras miraba a su derecha, en la que yacía su amiga Becky, que como era de esperarse iba a la par del profesor, así que con suplica la peli rosa le tocó su hombro.
—Ayúdame...

—No. —Le respondió, pero no porque no quería  si no porque ella se lo busco. La Forger comenzó a distraerse dibujando cosas en su cuaderno, cosa que ella misma le advirtió que si seguía así se iba a perder además de atrasarse, y justamente dio en el clavo.

Cruzo sus brazos mientras miraba al frente, en cierto modo se lo busco, pero debió haberla ayudado. Observo como el profesor se volteo, lo cual solo le hizo arquear su espalda del fuerte escalofrío que le recorrió.

—Anya Forger, ¿Me podrías decir la respuesta de este punto? —Indicaba el maestro señalando con su dedo índice uno de los problemas que anteriormente había escrito en el tablero.

Sabía que estaba perdida, pero no vencida, así que rápidamente giro su rostro a la izquierda para encontrarse con Damián, chico con afortunadamente Anya compartía asientos con el.

Con los ojos le rogó con todas sus fuerzas que le ayudará, cosa que logró. —Tres octavos. —Le susurro viendo a otro lugar para que el mayor no sospechara.

—Tres octavos profesor. —Respondió firme y con toda seguridad.

—Muy bien Anya. —Prosiguió el señor para finalizar preguntando a otros estudiantes.

—Te debo una. —Dijo la oji esmeraldas, alargando la a lo más que pudo. —Sin duda alguna eres el mejor en esto.

—No te preocupes Anya —Dijo con un sonrojo en sus mejillas, definitivamente no estaba familiarizado a recibir cumplidos, y como era de esperar esto lo tomo de imprevisto.

A Anya se le había ocurrido una excelente idea, ¿Y si tal vez le pedía que le enseñará? Si el acepta ya no tendría que estar pidiéndole a Becky las respuestas de todas esas confusas ecuaciones.

Inhalo aire y con mucha suavidad le dijo;
—¿Me puedes enseñar matemáticas?

No le importaba que solo fuera en los descansos, pero en realidad quería que accediera, para que ella misma dejara de estar dependiendo de su  amiga en esta asignatura tan tediosa pero tan primordial.

Desmond le sonrió —Claro. —Se atino a replicar, no le molestaba enseñar algún que otro ejercicio que el consideraba ''fácil'' a otras personas, ni mucho menos a Anya, a ella para nada se lo negaría. —¿En que horas estas disponible?

—Pues... —Junto sus dedos. —Pensaba en que me enseñarás en los descansos, así para no quitar tus tiempos libres. —Continuó la muchacha con un poco de vergüenza.

—Me parece genial —Finalizó para acomodar sus cabellos, conectando la vista con la contraria. En cierto modo le sonaba la idea, puesto que en su casa Donovan, padre de el, no dejaba entrar a ninguno de sus amigos.

Anya contenta a más no poder lo único que hizo por mero instinto fue abrazarlo, agradecía eternamente que dedicara su tiempo a ella. Damián siendo más alto se puso nervioso, pero con sus manos la sujeto igual, dándole confianza, además de que coloco su rostro en el hombro de la susodicha.

Oneshots Damian x Anya || Danya ~ Spy x FamilyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora