3. Introspecciones forzadas

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Recuperar recuerdos, a veces, significaba perderse, perderse en los recovecos de la mente y no saber qué hacer ante el aumento de la misma.

Light no tenía objetivos a cumplir a corto plazo como Kira porque él sabía que no existía una manera más rápida de aportar montones de granos de arena. En cambio Kira ya tenía las herramientas para cumplir sus objetivos.

«No hay tiempo de pensar. Debo conservar estos recuerdos a toda costa.» Después descubriría qué hacer con ellos.

Entonces dejó que Kira se hiciera cargo. O eso fue lo que pareció a primera vista.

El tiempo pasó rápido y lento a su raro modo mientras se hacía la idea de que tenía información pertinente que no compartiría y secretos cruciales que serían su ruina.

[...]

Kira no podía estar menos que incómodo durante los primeros días conviviendo con el shinigami blanco Rem, que poco se relacionaba con tal sensación. De todos modos, al menos así parecía que realmente eran las primeras veces que interactuaba con semejante criatura, si no había convencido a L cuando había gritado al ver Rem por primera vez, cosa que también había disimulado su reacción al toque del Death Note.

Su mente era un mar nebuloso, que apenas se aclaraba para ver lo suficiente: caras, más extrañamente brillantes que las insignificantes que podía hacer desaparecer con solo una acción, tan humana, tan desligada de las normales como disparar... Veía más en sus recuerdos que en su entorno, más destellos que claridades y más balbuceos y Light-kuns que cuidadosamente elegidas palabras.

Era claro a quién anhelaba.

A pesar de este punto en común que compartía con Light, ambos no podían ser más distintos y hallarse en una invisible y no obstante grandiosa pelea solo por el tan profundo motivo por el que nunca se acercaba a su final.

«Maté a una persona, maté a una persona, maté a una persona.» Light solo quería recordar. Tan solo…

«Eso no justifica nada.» Señaló Kira, sin saber a quién y por qué habría de hacerlo. Pues ya se había llevado la vida de más de una persona… En un inicio había pasado por esa crisis y la había resuelto en pocas horas. No entendía por qué…

«Maté a miles: no me tengan piedad.» Ansiaba gritar Light.

Esto era demasiado.

«Debo pasar desapercibido hasta que las cosas se calmen.» Pensaba, en contraste, Kira, decidiendo ignorar aquella extraña voz contradictoria y enfocarse en su meta. «Lo primero es lograr ver a Misa y darle las instrucciones.»

«No.»

Kira sintió un ligero toque en el hombro aún sabiendo que se hallaba solo.

«Qué extraño.» Los hilos de sus pensamientos se interrumpieron y sobrepusieron.

No había sucedido antes.

«Misa no, Misa no, Misa no. No puede ser. ¿Por qué...? Ella no...»

«Ella es el perfecto respaldo.» Kira sentía la confusión picándole entre sus arqueadas cejas. Era obvio. Qué raro…

«N...» La voz se iba desvaneciendo. «No...»

Kira sonrió sin saber la razón.

[...]

Recuperar recuerdos era como vivirlos por primera vez. Y Misa pudo verlos casi con tranquilidad en vez de con pánico y bajo presión como le había sucedido a Light por el poco tiempo que había tenido para decidir sí recuperarlos o no... Así fue como su mente quedó dividida.

Sucedía que para la rubia las letras tenían poco significado en estos momentos, hasta que de repente no, y Death Note en todo su esplendor le devolvió la mirada a diferencia de un cuaderno con un ordinario título.

Un jadeo salió de su garganta y una roja luz entró a sus ojos; creía que incluso había penetrado en su conciencia.

De un eterno segundo a otro, en el que destellos pasaron a la velocidad de la luz y se aclararon y le recordaron aquello que había permanecido en blanco por bastante tiempo, ella era otra Misa. No esa, sino una que se había visto obligada a repasar sus recuerdos y reflexionar sobre ellos como si la incertidumbre la dominara y ya no supiera por qué camino se dirigía.

Con el pedazo de papel en su mano cerrada, mecánicamente una Misa aturdida hizo todo lo que allí decía, esperando así terminar de aclarar la información dada por Rem poco tiempo atrás.

La primera duda que surgió fue sobre su amor por Light. Y su mente no vaciló en responderle de todas las maneras que podía usando a todas las Misas a las que había pertenecido.

¿Por qué amaba a Yagami Light?

«Porque es Kira. Porque me dio un propósito.»

«Porque es atractivo, y es mi novio, ¿o no? Nos comprendamos, nos… Estamos en situaciones similares y… Siento que algo no encaja.»

«Porque... Ahora no sé la respuesta a esa pregunta».

¿Qué pensaba Misa de Kira?

«Quisiera conocerlo, ya lo amo.»

«No creo que deba decir que me agrada por haber vengado la muerte de mis padres, sospecharían aún más de mí.»

«¿Kira siendo Light? ¿Premio doble? ¡Quiero aunque sea permanecer a su lado!»

A diferencia de Light, en Misa no existían dos entes luchando por continuar siendo ellos. Puesto que estos habían terminado siendo simplemente analizados por el nuevo con el fin de decidir qué partes de los mismos se quedaban y qué otras quedaban en el pasado. Fue así que se construyó a la Misa nueva y esta dio la bienvenida a su nueva realidad sintiéndose renovada.

Mientras se encontraba en su departamento, lejos de cámaras, de las miradas escrutadoras de L y de los intercambios de miradas significativas y con cierta empatía entre ella y Light, Misa escribió nombres con una pulcritud automática y una vez más repasó el pasado con nuevos y renovados ojos, aunque humanos, no de Shinigami, y graciosos, no analíticos...

Como si presenciara una tonta película.

—Ja.

Pasando una roja manzana por sus gigantes garras, Ryuk no dejaba de sonreír, expectante. Mordía la manzana, y entretanto los ojos nublados de la humana desaparecían bajo sus párpados en un gesto de paz y alivio y reaparecían con menos rojo carmesí y más azul eléctrico y chispeante como la misma inquietante risa que no dudaba en hacer audible.

Había un lado de Misa que ni siquiera había aparecido en aquel período de tiempo construido con sus asesinatos, todos previamente planeados a excepción de aquellos cometidos con el deje de la desesperación que le había indicado que debía conocer a su adorado Kira.

Este lado, que se veía en los oscuros y encogidos ojos de la rubia radiante, en sus dedos alargados que soltaban la lapicera y rasgaban las páginas del cuaderno maldito con plena consciencia y cuidado, era el de una Misa que se había visto haciendo el ridículo y no iba a perder el tiempo en nada más que borrar de la mente del resto tal hecho. Costase lo que costase.

Cuando la carcajada cesó y Ryuk ya iba por la cuarta manzana, la modelo observó con mirada crítica el desastre que había hecho e hizo oídos sordos a las preguntas del Shinigami mientras agarraba uno de los pedazos de papel de Death Note y su mirada se detenía casi diez segundos en el mismo.

Una sonrisa, pequeña, rara, se formó con la velocidad de su nueva idea.

Es Light quien cae - Light x MisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora