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Alya Albrecht, una joven de Wilson con una vida normal, hasta que un día se dio cuenta que tenia nuevos vecinos, su familia y ella fueron a darle la bienvenida al pueblo, sin saber que estaría flechada por uno de sus vecinos, Frey Stei...
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❝Lo que fluye es lo que esta destinado a ser. ❞
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Salí de la ducha con una toalla enredada en mi cuerpo, iba con la mirada en el suelo, me detuve en l puerta del baño aun con mi mirada en el piso, suelto un gran suspiro y elevó mi mirada para vestirme, mi mirada se enfoca en la persona que esta en mi cama.
- ¡Frey! - hable fuerte para que se despertara, ya que estaba durmiendo plácidamente en mi cama.
El se levanto rápido de la cama y eso le causo un mareo leve.
- ¿Si? - dijo aun con los ojos cerrados y su voz ronca.
- ¿Si que?, imbécil, sal de aquí. - dije
- Pero porque me hablas así,- dijo y después abrió sus ojos. - Liebe.. - dijo al final para soltar un suspiro.
- Deja de verme y sal de mi habitación.. - dije mientras me acomoda en mi lugar nerviosa por su mirada.
- was du bestellst, meine Liebe... - dijo mientras salia de mi habitación con su sonrisa juguetona sin dejar de mirarme, yo solo me mantuve seria y lo mire mal.
Cuando salio y cerró la puerta solté un suspiro, fui a mi cama donde se encontraba mi ropa que antes habia elegido, empezé quitandome la toalla pero entonces la puerta se abrió de golpe.
- Lya donde puedo encontrar... - dijo viendo mi espalda desnuda, entonces me di cuenta y rápidamente volvi a taparme con la toalla..
- ¡Te dije que salieras, imbécil! - grite furiosa, mientras me acercaba a la puerta para cerrarla fuertemente.
- ¡Ahh, mi dedo, mi dedo Alya! - grito Frey desde afuera, rápidamente abri la puerta, frey estaba dando saltitos mientras lloraba por su dedo, metio su dedo a su boca intentando calmar el dolor, pero parece que no funcionó por que salio corriendo a la cocina.
Yo iba a ir tras el pero me acorde como estaba, me metí rápido a cuarto para agarrar lo primero que encontré, me puse mis calzones y luego rápido mi blusa holgada larga.
Salí los mas rápido que pude del cuarto.
Tanto por solo un dedo machucado
- ¡Ahhh! - grito Frey desde la cocina
- ¡¿Ahora que?! - dije mientras iba hacia esta
- ¡El agua estaba hirviendo! - grito para después escuchar sus llantos
- ¡Esa agua no era, la estaba hirviendo para hacerte un chocolate caliente! - dije mientras me acercaba a él para meter sus manos al fregadero y poner un agua tibia.
- Ahora vengo, no saques tus manos de ahí. - dije mientras iba a la alacena. Abro esta y saco mostaza.
- ¡No me dejes solo! - grito desde el lavadero, entonces voy hacia el
- ¡¿Para que diablos quieres eso ahora?, no vas a comer cuando estoy muriendo! - dijo mientras veía cómo traía la mostaza en manos.
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