𝐍𝐮𝐫 𝐦𝐞𝐢𝐧𝐬 - 𝐅𝐫𝐞𝐲 𝐒𝐭𝐞𝐢𝐧 EDITANDO

02 - La iglesia

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❝ Si las miradas se cruzan, es porque algo buscan. ❞

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Llegamos a la iglesia.

En lo que íbamos ya pude visualizar a pilar, la líder de las iluminadas, solo eh intercambiado unas palabras pero de ahí en fuera nada más.

Trate de pasar de largo, hoy no se me da para socializar solo existir, pero no quiero ser descortés.

Estaba a punto de lograrlo cuando escucho una voz atrás de mi.

— ¡Hola Alya! — dice alguien y al instante se que es pilar, volteo sobre mis talones con mi mejor cara, creo.

— Hola Pilar. — saludo con una sonrisa

— Que el altísimo te acompañe. —  dijo y ella ya estaba enfrente mío

— Que así sea.

— ¿Cómo estás, Alya? — hablo pasando su mano por mi hombro y dándome una leve palmada.

— Muy bien, pilar, ¿y tú?, ¿cómo te encuentras?—  dije mientras veía como quitaba su mano de mi hombro para pararse en una postura recta.

— Bien, tú sabes, el estar con las iluminadas, la escuela, casa y todo eso. — hablo y al final soltó un leve suspiro.

— Debe ser cansado, espero que te vaya bien en todo lo que te propongas. — dije con una sonrisa, debe ser agotador todo eso, yo me canso con solo respirar.

— Muchas gracias Alya, lo mismo digo. — me devuelve la sonrisa.

— Bueno, me tengo que ir.. ya sabes, creo que tu también. — digo lo último porque veo a un grupo de chicas viendo hacia nosotras, bueno...hacia pilar.

Pilar sigue mis ojos hacia donde estoy viendo y cuando logra verlas se dirige a mi con una mueca. — Es cierto, me tengo que ir. Nos vemos luego, Alya, cuídate mucho. — dice mientras se va alejando y sacude su mano como una despedida.

— Lo mismo digo pilar, cuídate mucho. - hago el mismo gesto que ella y le sonrió.

Cuando logró perder de vista a pilar, doy media vuelta sobre mis talones para dirigirme a la mesa donde estaba mi mamá sirviendo bebidas para después yo entregarlas.

El padre comenzó a hablar y dar la bendición, después de que acabo empezamos a repartir los vasos.

En lo que repartía no pude evitar escuchar a las personas que hablaban de la familia Stein, no por metiche es que en cualquier lugar hablaban de ellos.

"Tienen mucho dinero"

"Su acento es muy profundo"

"Dicen que son alemanes"

"Pura avaricia"

"Solo he visto a la pareja pero creo que tienen hijos"

Y un montón más de cosas, pensé que la gente solo iban a sorprenderse y ya pero veo que no, es como si el mismo altísimo bajara del cielo.

Volví con mi madre y regresamos a casa porque ya había acabado todo.

Cuando regresamos a casa me fui a mi habitación, tome mi teléfono y puse música mientras la escuchaba tranquilamente.

Me senté en mi silla y volteó hacia la ventana, logró ver la casa de los Stein, mientras la veo me pongo a pensar si realmente es cierto lo que dicen de esa familia o solo es una familia normal que le gusto el lugar y quiso mudarse, eso espero.

Pasaron horas y escucho que tocan mi puerta y digo pase

Mi mamá entró con un mandil en su cintura, y una sonrisa en su rostro.

— Alya, hija, ¿recuerdas que hace rato te mencione sobre darles la bienvenida a los Stein? — dijo mientras se sentaba en la orilla de mi cama para verme.

— Claro mamá, porque? — dije mientras levantaba una ceja.

— Bueno. Tú padre ya llegó y le comente de eso, dijo que cuanto antes mucho mejor, así que si quieres ir cámbiate y te esperamos abajo con tus hermanos. — dijo mientras se levantaba de mi cama para ir a la puerta.

— ¿Ellos van a ir? — le pregunte, era muy raro que ellos aceptaran esa idea.

— Claro, cielo, ¿tú irás?

— Si, en un rato voy.

— Te esperamos allá abajo, no te demores. — se fue y casi cerrando la puerta me lanza un beso

Me levante y me cambie, me puse una blusa corta negra de manga corta, también un pantalón wide leg color beige y unos tenis casuales.

Terminando me puse perfume y salí.

Todos ya estaban abajo, Mi mamá: Hebe, Mi papá: Tom, Mi hermano: Edmund y mi hermana: Eira.

Todos tenías algo color beige, mi mamá cuando me vio sonrió al igual que mi padre, entonces mi mamá se fue a la cocina a quien sabe que y nos quedamos esperándola hasta que llegó con un pastel completamente rojo y arriba fresas.

— ¿Por qué rojo? —pregunta Edmund

— No tenía otro colorante, y en el supermercado no había nada. —dijo mi mamá con una mueca algo triste en su rostro.

— Es muy lindo, cariño, no te preocupes por eso. - dijo mi padre.

— Bueno...muchas gracias, ahora hay que ir porque puede que no estén despiertos por la hora, vamos. — dijo con un sonrisa en su rostro, Eira abrió la puerta por ella ya que no podía por agarrar el pastel, todos salimos y empezamos a caminar hacia la casa de alado.

Holaa, el capítulo de hoy estuvo un poco largo, creo, porque no acostumbro a ser capítulos grandes para que no se aburran tanto.

Espero les haya gustado y por favor voten y comenten, chaoo😼