Epílogo

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Las luces del día hacían perfecta compañía con la fuente de la plaza central.
Todos los vendedores, turistas y demás personas caminando por una de las calles más transitadas de París no pasaban ni por un segundo por ninguno de mis cinco sentidos.

Todo lo que podía ver, sentir y oler era la presencia de Alexy.

El agua chocando entre sí tras nuestro solo hacía armonía junto su risa. Me sentía seguro. Me sentía en casa con él. Nada de lo que había hecho hasta el día de hoy había tenido tanto sentido.

Y él tocaba mi mano. Y yo, la suya. Y con eso, mi corazón nervioso jamás se había sentido tan más bien. Su tacto me hacía sentir vivo.

Y le devuelvo la sonrisa. Me acercó más. Siento como su sonrisa nerviosa se intensifica. Deseo abrazarlo. Pero los nervios me ganan. Nos encontrábamos frente un nuevo problema: mi padre.

Había pasado ya un mes desde la fiesta de Sucrette. Desde ese entonces, hemos procurado ser discretos.

Durante el instituto, nadie parece notar nada. Y eso es bueno. Teniendo en cuenta que desde antes ya éramos unidos.

A veces, hay momentos en los que no hay otra cosa más que quisiera hacer mas que besarlo. Tomarlo, abrazarlo, y no dejarlo ir. Y hemos encontrado nuestras maneras de solucionarlo. Pequeñas salidas a escondidas, o encerrarnos en el laboratorio después de clases habían sido nuestras más seguras estrategias para estar juntos.

Sucrette nos ayudaba. Nos lo debía. Se sentía tan culpable que se había vuelvo nuestra más grande ayuda. Era algo así como nuestra defensora personal. Nos cuidaba la espalda. Nos cuidaba de los demás.

Fuera de eso, sabía que eventualmente, me tendría que mudar a algún otro lugar. No podría seguir viviendo con mi papá. Pero pensaría eso en algún otro lugar. Pues ya tenía a Alexy, y eso ahora era todo lo que me importaba.

Sabía que lo solucionariamos. Tarde que temprano. Así que, dejaré de vagar por mis pensamientos y solo disfrutaré de este momento, con él hoy, junto a nuestra fuente.

Ahora solo sé que navidad por siempre sería la más cálida fecha para mí vida y corazón.

Navidad Sin Ti: Kentin & AlexyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora