capítulo cinco

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Era la cincuentava vez en la que Sucrette me llamaba. L-a  c-i-n-c-u-e-n-t-a-v-a  v-e-z. Sucrette, ¿pero por qué tanta insistencia? ¿Todo bien en casa?

Creo que ya ha quedado decidido. En cuanto ella vuelva a llamar y yo le conteste el teléfono, ella me matará. Pero... ¡No me puede juzgar! A mi defensa, la música que tenía estaba demasiado alta. ¿Cómo hubiese escuchado? Además, ¿cómo se suponía que sabría que llamaría cuando recién me metía a la ducha? ¡Armin había tratado una eternidad en salir!

—«Alex, voy a salir al arcade».

Todo porque al parecer tenía una cita con Sucrette.

—«No tardo». —Sonrió plácidamente. Sin embargo su sonrisa no duró mucho en cuanto me vió por el marco de mi puerta. —«S-si necesitas algo... Llámame. ¿Sí?». —Yo sólo asentí.

Convencido en que Su ya no volvería a insistir con sus llamadas, me regresé a la cama. Sólo espero que no sea nada urgente. Realmente aunque hubiese escuchado a tiempo la llamada no tenía mucha gana de responder. Desde hace un par de días no he tenido muchos ánimos. Sin embargo, mantuve una leve sonrisa para despedir a mi hermano.

Él sólo me vió de manera melancólica mientras mantenía una ligera sonrisa entre sus labios. Lo ví finalmente con pesar con ese mismo gesto. No me gustaba estar triste, o verme así frente los demás. Es algo que me incomoda. Además, no me gusta hacerlo demasiado evidente.

Por lo menos ahora puedo ser un poco más expresivo aunque sea conmigo mismo. Debo admitir que ni eso podía hacer un par de semanas atrás. Desde, bueno... La última salida con Kentin.

Alexy, ¿está todo bien?
4:26 p.m.

Oye, ya llevo 25 llamadas perdidas contigo. ¿Cuándo piensas contestar?
6:43 p.m.

Alex, por favor contesta. Necesito decirte algo con urgencia. ╥﹏╥
6:52 p.m.

¡Alexy! ¡Contesta! ¡No puedes ocultarte por siempre!
7:08 p.m.

—Vaya... —Me dije para mi mismo después de haber visto mi bandeja de entrada. Sucrette realmente puede ser bastante insistente cuando lo pretende.

Algo me estaba diciendo en mi interior que probablemente se estaba culpando a sí misma por esta situación. Tan seguro estoy, como de que la conozco. Sin embargo, esto no era su culpa. Se podría decir que ella sólo había sido una mensajera. Ella sólo trató de interceder por Kentin y por mí. Ni siquiera era su necesidad. Y aún así lo hizo. Es una buena amiga.

Qué lástima que le hayan usado sólo para mandar mensajes más hirientes de lo necesario. «Por favor, tú nunca lloras. No seas tan idiota».
Si debo ser honesto, jamás hubiese pensado que a Kentin se le podría salir de control tanto la boca. «Para ser un amigo te comportas bastante egoísta». ¿En serio había llegado a pensar todo eso? ¿Después de todo? «Haberte ido de aquella manera resultó demasiado infantil ».

Kentin no sabía sobre mis sentimientos. Comprendo su frustración con Sucrette. No sabía que lo que gritaría me afectaría. Pero, ¿mandarme a decir con Sucrette de manera directa todo eso?
«No era para tanto. No había necesidad de exagerar».

Eso ya había sido excederse un poco. Y para ser sincero, es algo que me duele.  Solía pensar que era un chico lindo. Un chico dulce. No era por casualidad que con el tiempo descubrí que verdaderamente me había enamorado de él. Porque Kentin con su sonrisa tenía suficiente como para mantenerme feliz. Me mantenía tranquilo. En un estado de conformidad y paz. A pesar de saber que en el fondo, jamás me miraría de la misma forma en la que yo le veía a él todos los días, no me importaba.

Navidad Sin Ti: Kentin & AlexyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora