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—Eso es interesante. Tal vez deberías preguntárselo al cura la próxima vez que vayas a la iglesia —Dijo Minho y deslizó sus dedos debajo de la camiseta de Jisung, cepillándolos sobre su estómago.

—Ya ni siquiera quiero ir a la iglesia.

—¿Qué? —Preguntó Minho con una voz aguda, totalmente burlándose de Jisung.

—Me di cuenta de que es aburrido.

—¿Prefieres estar de rodillas en otro lugar? ¿eh?

—Cállate —Dijo Jisung y suavemente golpeó a Minho en el pecho.

—Auch.

Permanecieron en silencio por otros cinco minutos y Minho bostezó de nuevo.

—Me alegro mucho de que no hayas muerto —Susurró Jisung de repente y estrechó su agarre en Minho —. Demasiado.

Minho respondió apretando su cadera y enterrando sus labios en el suave cabello de Jisung. Muy pronto después de eso sus respiraciones se volvieron regulares y se quedó dormido. A diferencia de Jisung, quien se mantuvo despierto por una hora más.

[...]

Despertó a las nueve con su cabeza todavía sobre el pecho de Minho, quien no había despertado todavía. Se incorporó, arreglándoselas para no despertar a Minho.
Observó dormir a Minho por un rato, pero no estaba tratando de ser escalofriante. Tan sólo era que Minho lucía tan tranquilo cuando dormía, todo rasgos suaves y pestañas bonitas abanicando sus mejillas con cada respiración que tomaba.

Jisung suspiró y salió de la cama, caminando hacia su vestidor para elegir el atuendo del día. Realmente esperaba que su familia tuviera otros planes para ese día porque quería pasarlo con Minho.

Después de que salió del baño se vistió y contempló si debía ir abajo y dejar solo a Minho o no.
Decidió ir después de que toda su familia se encontrara en la planta baja, así nadie entraría a su habitación y vería a Minho.

—Buenos días —Saludó a todos en la mesa y se sentó.

—¿Cómo estuvo tu noche?

—Bien.

Su padre comenzó a hablar sobre lo que ellos habían hecho la noche anterior y su hermano se mantuvo interrumpiéndolo con entusiasmo, pero a Jisung en realidad no le importaba, para ser honesto. Él quería volver arriba.

—No iré a la iglesia hoy, ¿verdad? —Preguntó.

—¿Por qué no irías?

—Porque estoy castigado. Es lo justo.

—¿No quieres ir a la iglesia? —Preguntó su madre horrorizada.

—Sí quiero, pero tú me castigaste y Dios dice que la mentira es un pecado.

Esa era la cosa más tonta que Jisung había dicho en su vida, pero su madre pareció comprenderlo, debido a su suspiro.
El resto del desayuno pasó rápidamente y Jisung estuvo agradecido de poder correr de regreso arriba porque honestamente estaba comenzando a detestar un poco a su familia.
Era mediodía y se encontraba con su iPad en el sofá cuando Minho se movió despertando. Jisung lo observó mientras se estiraba y gemía, sus huesos crujiendo.

—¿Dormiste bien? —Preguntó Jisung cuando Minho se sentó y se talló los ojos.

Minho le lanzó una sonrisa contenta.

—El mejor sueño de mi vida.

—Las píldoras funcionan entonces.

—Si. Gracias.

Bebé El Cielo Está En Tus Ojos [Minsung] AdaptaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora