Su voz en mi cabeza a veces me sacaba de quicio, la recordaba perfectamente, las palabras y como mi cuerpo se adormecía cada vez que se repetían. El hechizo se completó tras unas horas, entonces no sabíamos porque estábamos cansados o que significaba, ¿una plaga? Fue lo que a medias había dicho Rebekah que podía ser.
La idea fue descartada en la noche, pero, no se lo había comunicado a la familia. Ya que en realidad no sabía qué tan involucrados estaban. Era un niño. Un niño que se había convertido en un monstruo. Me sentía como yo mismo, pero no lo era. Era otra cosa, era algo más. Era una cosa.
Después de eso, los siguientes días fueron para mi una eternidad y eso que aún no comenzaba.
El hambre era algo que no era capaz de diferenciar, no sabia de que tenía hambre. Y cuando lo sentí, cuando algo me atrajo, al probar una gota de eso. Sentía que jamás podría detenerme. Supe controlarlo, nadie podía detenerme aunque lo intentaron.
La siguiente sorpresa la llevamos mi padre y yo. Un par de años después de empezar a alimentarse de sangre fue la muerte de un humano, lo que todos llamarían, la muerte de un inocente. Eso provocó un cambio en él y en mi.
Y Ansel junto a su familia pagaron el precio. La masacre de esos lobos.
Quien diría que la correcta y leal abuelita, sería infiel al señorcito sediento de venganza. Pero no la culpaba, con tal genio que traía el señorito también lo hubiera hecho.
El rumor se expandió iniciando una interminable guerra y todos huimos, no era la única persona en mi familia que tenía esa insaciable sed de sangre humana.
Mi padre, Niklaus. Se convirtió rápidamente en algo a lo que todos temían.
Mi tío, Elijah. Se mantuvo neutral como siempre, pero no por eso era menos peligroso.
Finn. De él no esperaba mucho, no me agradaba, me dio razones para no confiar en él.
Kol y Rebekah. Con ellos era más divertido, las fiestas y las matanzas—únicamente junto a Kol—eran la mejor parte, la sangre que caía por todos lados y los viajes astrales sin culpa. Rebekah era a veces la voz de mi inestable conciencia.
