Después de todo nos tenemos a nosotros mismo para que nos calme en esos días que son fríos, esos días en que la ansiedad nos empieza a consumir desde lo más interno, siempre empieza de a poco y de repente ya nos tiene todo cubierto. Ha llovido tanto que me inundado de nostalgia, por recuerdos por verme perder tanto ese brillo. Hoy solo ha sido de llanto sin consuelo y de verme tan cobarde de no avanzar, de sentirme tan menos por no estar donde tanto quise estar. Y el lamentarme me esta acabando.