Anne miró a su captor con la furia emanando de sus ojos.
-Pues aparte de haber sido secuestrada, amenazada y obligada, no. Ningún problema, señor Mikaelson, pero muchas gracias por su preocupación.
El vampiro devolvió una mirada de reproche.
-No me gustan los sarcasmos. Me parecen de una actitud infantil e innecesaria, para que lo sepa.
-¡Oh, lo siento mucho por mi actitud infantil, señor vampiro milenario! Pero no todos contamos con su asombrosa madurez prehistórica.
-Mi paciencia tiene un límite, señorita Bane. Ruego que no trate de cruzar la línea.
Anne gruñó y giró la cabeza hacia la ventanilla.
Estúpidos originales.
No tenía sentido discutir con ellos. Solo sabían responder con amenazas.
-¿A dónde vamos? -preguntó al no reconocer la carretera.
En Virginia no estaban, eso seguro.
-A Chicago.
Anne alzó una ceja.
-¿Y eso por qué?
-Asuntos que atender.
-¿Y piensas tenerme aquí mucho tiempo?
-El tiempo que haga falta hasta que los Salvatore acepten el trato.
-No van a aceptar. ¿Poner la vida de Elena en riesgo por mí? Tu trato es estúpido. No va a funcionar, así que te propongo algo: me llevas de vuelta a mi casa, me dejas en paz y te llevas a Elena cuando la encuentres sola. ¡Los dos salimos ganando!
-Esto no tiene nada que ver con el dopplegänger.
-¿Ah, no? -preguntó incrédula. Si algo había aprendido en los últimos meses, es que Elena siempre tenía la culpa de todo.
Esto era algo nuevo.
-Se trata de las estacas de roble blanco. Los Salvatore tienen varias de ellas y pretenden usarlas contra mí y mi familia. Planeo usarla como moneda de cambio, señora Bane. Las estacas o su vida.
-Igual no funcionará y, ¡oh, por Dios!, deja de tratarme de señorita. Si pudiste secuestrarme, puedes tutearme. Es incómodo, pareces mi profesor.
Y la verdad es que Elijah hasta tenía pinta de profesor. Un sexy profesor de literatura.
Oh, demonios, Anne ¿Qué estás pensando?
Era el enemigo.
E-ne-mi-go.
No pienses esas cosas.
-Y... -carraspeó- ¿qué vamos a hacer en Chicago?
-Ya te lo he dicho. Asuntos.
-¿Pero qué asuntos?
Elijah, que estaba cansado de escuchar la voz de la humana, pensó que lo mejor sería contestar. Igual así se callaba lo que quedaba de viaje.
-Por seguridad, Niklaus pensó que sería buena idea devolver a nuestros hermanos al ataúd. Voy a convencerlo de que los saque.
Genial, reunión de la familia psicópata. Qué entrañable.
-No pienso ser la merienda post-resurreción de nadie -advirtió Anne.
No sabía cuánto tiempo llevaban con la daga -apostaba que poco, hasta hacía unas semanas, Rebekah andaba molestando por el instituto-, pero seguramente despertarían con hambre y no se sentía con ganas de donar una arteria.
-Estás bajo mi protección. No dejaré que mis hermanos intenten nada contra ti, tienes mi palabra.
Anne miró al original con recelo. No es que no se fiara de él -que también-, pero es que el resto de los Mikaelson eran como una bomba de relojería. Nadie estaba seguro alrededor.
-No pasará nada -aseguró el original al notar la desconfianza de la chica-. Además, ya estamos llegando. -Señaló el cartel de enfrente "BIENVENIDOS A CHICAGO"- Y, por favor, trata de disimular tu pasivo-agresividad. Suele ser una cualidad presente en las presas favoritas de Kol.
Anne dio un bote en su asiento y miró a Elijah con los ojos de par en par.
-¿Entonces tú también crees que intentarán matarme?
-Si, pero estarás a salvo si confías en mí y haces lo que yo te diga.
Esto no iba a salir bien.
¡Segundo one-shot publicado!
Esta es la primera parte. Habrá una segunda que publicaré pronto.
¿Qué os parece?
Si os ha gustado no olvidéis dejarme una estrellita o algún comentario.
¡Os mando muchos besos y abrazos!❤️
Y, como regalo, un GiF de nuestro precioso Elijah:
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¿Soy la única que piensa que esa sonrisa tendría que ser ilegal?
No se puede ir por la vida matando a la gente de ataques cardíacos.
