II. SAPPHIRE

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La vergüenza lo mantiene cautivo cuando mira a su madre sentada frente a él con una taza de té entre los delgados dedos. Sus cabellos negros se acomodan tras sus orejas blancas y no sabe bien qué decirle, pero puede notar las ojeras rojas y azules como la señal de un corazón angustiado que ha estado esperando toda la noche por una noticia de un pedazo de su alma y, cuando finalmente aparece, tiene la apariencia de un cuadro roto.

—Deberías comer algo —ordena Irene cerrando los ojos cuando pasa a su lado, su voz es grave y suave, como si algo se estuviera atorando en el fondo de su garganta.

—¿Qué hora es? —Johnny musita avanzando a paso lento, caminar es igual a ir por una cuerda floja siendo un témpano de hielo, un movimiento en falso hará que se rompa, además, aún le duele la cabeza como para distinguir las manecillas del reloj. —Deberías ir a dormir ya.

La mujer asiente con la cabeza gacha, parece que medita el cómo han llegado a ese punto de su vida, en el que una enfermera no puede procurar a su hijo mayor y apenas se digna en mirarlo para no llorar porque dentro suyo sólo hay una madre en ese momento, suspira como si esa situación ya hubiese sido sucedido, y lo hizo, es una rutina fría en la que tiene que aceptar lo que su hijo le pide sin esperar una explicación.

—No quiero que Mark te vea así, ¿está bien?

Susurra antes de desaparecer y se gira para darle un último vistazo, para asegurarse de que puede caminar por su cuenta. Johnny observa sus ojos tornarse rojos ante su reflejo en ellos y gira el rostro para ocultarse en la sombra. Las manos de Irene Suh tiemblan en un intento vano de tocarlo, pero él no se lo permite, no ahora. Asiente conforme se esconde, tampoco quiere mirarse al espejo y reconocer las heridas de las que sus amigos no dejaban de hablar, ¿de qué le sirve sangrar cuando no puede llevar dinero a casa?

—¿Ya cenaste?

Son las cuatro de la mañana.

—Come bien hoy, hijo. —Es todo lo que la mujer dice antes de abandonar la habitación.

Se siente culpable, porque su madre evita que, para su hermano menor, él sea un mal ejemplo, porque es difícil de explicarle a un adolescente de 18 años las razones por las que su hermano está golpeado y no llegó a arroparlo por la noche. Mark no es muy pequeño, pero hay algo en su mente que es tan inocente y puro que no tratarlo con la fragilidad de un niño es imposible. La mayoría del tiempo se siente como si fuera a quebrarse y no es para menos, si Mark lo quisiera, Johnny lo dejaría incluso si eso lo rompe también, Mark lo merece, es sólo un niño.

Toma su teléfono y el reflejo antes de desbloquear la pantalla lo aturde, tiene el labio roto y, entonces, entiende por qué todo sabía tan metálico desde temprano, es como si hubiese plata en su sangre. Y para añadirle un poco de dramatismo tiene rasguños por cada esquina de su rostro y la herida en su frente apenas se ve por el grupo de telas de algodón intentando evitar que eso sea un desastre. No sólo estaba vomitando, mareado y desmayado, no sabía que se veía tan mal por fuera a la par de cómo se auto percibía al interior. Ningún lugar de su cuerpo es seguro.

Pero no importa, tiene que ir a buscar trabajo, otra vez.

Accede a su cuenta de banco tras digitar un par de números con torpeza, los dedos le duelen desde las uñas y no le es sorpresa notar la cantidad de ceros que adornan los demás números, apenas dos, pero desearía que ese número hubiese cambiado por arte de magia, nunca pierde la esperanza en los errores humanos.

Suspira tomando lugar en la cama y retirando su ropa sucia. ¿Con eso es posible sobrevivir una semana? Transfiere todo lo que tiene y restan 20 dólares para los gastos hogareños de la semana, apenas es martes.

Vivir en un país como una generación inmigrante es difícil, especialmente, en una nación en la que el racismo se bebe más con mayor frecuencia que el agua simple y la comunidad asiática se ve limitada a sobrevivir a los monopolios con estándares altos que, como se debería esperar, sólo atienden a su mismo pueblo, el que es igual de extranjero, aunque caucásico.

Babylon Allure [JOHNTEN] (En re publicación) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora